doctrina social cristiana - Ordo Socialis
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De este modo la casa expresa la comprensión de la familia como totalidad, que posee "el lugar<br />
apto para su reunión y desarrollo, sin impedir la evolución del individuo" (R.<br />
Gieselmann)128.<br />
La vivienda puede cumplir su función de hogar, tanto en forma de casa propia como de casa<br />
alquilada. Mientras que para los burgueses acomodados del siglo XIX era casi cuestión de<br />
deshonor el fundar una familia antes de tener una casa adecuada, actualmente es muy<br />
frecuente seguir un determinado ritmo en el cambio de vivienda. Los matrimonios jóvenes<br />
suelen procurarse primero un pequeño apartamento; si están dispuestos a tener varios hijos<br />
buscan -a menudo en varias etapas- una vivienda más grande; cuando los hijos están casados,<br />
los padres se retiran a menudo a una vivienda más pequeña, y de esta manera se van<br />
constituyendo cinco formas de hogar: hogar matrimonial, hogar familiar con niños pequeños,<br />
hogar familiar con hijos en edad adulta, hogar para la vejez y hogar de convivencia de varias<br />
generaciones. Sin embargo no debe desestimarse la importancia de la casa propia para el<br />
arraigo y consistencia interna de la familia. La propiedad de la casa integra a la persona más<br />
profundamente en el paisaje, en la tierra, en el municipio, en la vecindad, que la casa<br />
alquilada. Pío XII ha acentuado que "de todos los bienes que pueden ser de propiedad<br />
privada" ninguno responde más a la naturaleza del ser humano que "el suelo, el trozo de<br />
terreno en que la familia habita y de cuyos frutos vive totalmente o al menos en parte". El<br />
deseo de tener casa propia es muy fuerte en todos los estratos de la población, incluso entre<br />
los asalariados, de forma que se puede hablar de un "movimiento favorable a la adquisición<br />
de hogar propio", continuamente creciente, que nada tiene que ver con el romanticismo <strong>social</strong>,<br />
sino que está relacionado con el cambio de postura ante la vida de los trabajadores y<br />
representa un importante estadio en el proceso económico y <strong>social</strong> de integración de los<br />
asalariados.<br />
b) La comunidad de vida de los padres con sus hijos encuentra expresión especialmente<br />
íntima en la mesa común. En la mesa familiar se da desinteresadamente a cada uno lo que<br />
necesita. El niño que todavía no "gana" recibe todo lo necesario para el sano crecimiento.<br />
Sobre la mesa familiar flota en cierto modo el espíritu de la primitiva comunidad de Jerusalén.<br />
"Eran un sólo corazón y una sola alma, y ninguno tenía por propia cosa alguna; antes, todo lo<br />
tenían en común ... A cada uno se le repartía según su necesidad" (Act 4, 32-35). El profundo<br />
y santo sentido que el banquete en común tiene ya por naturaleza, brilla con luz nueva en el<br />
orden de la salvación. Celebramos la Eucaristía como el "banquete del Señor" (1 Cor 11, 20),<br />
símbolo del amor mutuo y, a la vez, anuncio y garantía de la felicidad celestial, ya que nos<br />
sentaremos “a la mesa en el reino de Dios” (Lc 13, 29).<br />
El evidente reparto de alimentos en la mesa familiar se hace en la esperanza de la bondad de<br />
Dios; por eso, la oración es parte del alimento en familia. A través de ella la familia se hace<br />
consciente de que la petición del pan no está en el centro de las siete peticiones del<br />
Padrenuestro por ser la principal, sino porque se pone en el centro lo que es fácilmente<br />
vulnerable. El santo nombre de Dios, el reino de Dios y la voluntad de Dios están por encima<br />
de la petición del pan. La Sagrada Escritura llama a los bienes terrenos añadidura de Dios:<br />
"Buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se os dará por añadidura" (Mt<br />
6, 33). Cuando falta ese carácter de añadidura, la familia corre el peligro de caer en el<br />
egoísmo de simple consumidora y de sentirse fascinada por los bienes materiales.<br />
En la familia moderna la mesa no es sólo el lugar de la familia común, sino, a la vez, el lugar<br />
de la conversación, del juego, del entretenimiento. Antes, para hablar, la familia se sentaba en<br />
128 Werk 41 (1954), 8 y ss.<br />
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