doctrina social cristiana - Ordo Socialis
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eferirse también a la mujer. Esta pregunta no tenía intención antropológica, sino filológica,<br />
ya que la palabra homo había tomado paulatinamente en los idiomas románicos, entonces en<br />
desarrollo, la significación de varón (homme, uomo).<br />
§ 3. La energía sexual<br />
1. La energía sexual, impulso vital instintivo e innato, está orientado por naturaleza a una<br />
meta supraindividual, a la propagación de la especie humana, hasta el punto de que Tomás de<br />
Aquino habla de un "bien sobresaliente"97. De otra parte, la vivencia de la entrega sexual es<br />
para el hombre y para la mujer expresión misteriosa, anímica y corporal, de su darse y<br />
entregarse en la comunidad de amor que es el matrimonio. Por eso el cristiano no ve en el<br />
sexo algo pecaminoso, sino una disposición de enorme profundidad, regalada por Dios e<br />
intrínsecamente referida al matrimonio. Incluso sin el pecado original, la procreación del<br />
hombre paradisiaco habría ocurrido por la unión sexual de varón y mujer, y Tomás de Aquino<br />
opina que la vivencia sensual hubiera sido entonces más intensa que ahora, porque el hombre<br />
hubiera tenido una naturaleza más pura y un cuerpo "más sensible"98.<br />
2. Mientras que el animal no puede resistir el instinto sexual, sino que impulsado por ese<br />
instinto, tiene que servir a la procreación, al hombre le es dado dominar y espiritualizar la<br />
energía sexual, y no por una enfermiza represión, sino mediante una auténtica sublimación. Es<br />
decir, le es dado vivir castamente. Pero, por otra parte el ser humano puede separar<br />
conscientemente la vivencia sexual tanto de la procreación, es decir, impedir la concepción,<br />
como del matromonio. La merma de la responsabilidad moral y la difusión de los<br />
anticonceptivos han hecho crecer notablemente las relaciones sexuales prematrimoniales y<br />
extramatrimoniales, convirtiéndolas a la vez en fugaces y arbitrarias vivencias. Cuanto más se<br />
difunde esta conducta, tanto más en serio hay que indicar que la energía sexual, precisamente<br />
por su esencial profundidad, obra destructivamente, tanto en el varón como en la mujer,<br />
cuando degenera por motivos egoístas. Necesita disciplina. Es lamentable que hoy llamen<br />
muchos “amor” a lo que no es otra cosa que lujuria (pre y extramatrimonial, homosexual,<br />
etc.)99.<br />
§ 4. El instinto de preservación<br />
1. Es propio del ser humano protegerse instintivamente contra atentados a las zonas íntimas de<br />
la personalidad. Así, por ejemplo, es esencial en todo ser humano el pudor espiritual, es decir,<br />
la involuntaria tendencia a no exponer a la vista de los demás lo más íntimamente personal<br />
como, por ejemplo, lo que un joven escribe en su diario. El pudor espiritual se manifiesta con<br />
la mayor claridad cuando se trata de la culpa y del pecado. A este tipo de pudor se suma el<br />
pudor <strong>social</strong>, que se despierta cuando el hombre cree que su prestigio en su entorno está en<br />
peligro, por ejemplo, a consecuencia de una conducta torpe o de un modo de vestir anticuado.<br />
Como la profanación en el ámbito sexual es especialmente grave, el instinto de preservación,<br />
la tendencia al pudor, está tan fuertemente desarrollada en este campo que cuando se habla de<br />
pudor sin más, no se alude generalmente al pudor espiritual o <strong>social</strong>, sino al pudor sexual.<br />
97 Tomás de Aquino, S. th. II-II 153, 2.<br />
98 Tomás de Aquino, S th I, 98, 2 ad 3.<br />
99 Cfr. J. Höffner, Sexual-Moral im Licht des Glaubens, Themen und Thesen, 5. Colonia (8ª ed), 1980. También,<br />
Nur Du-und Du für immer, Colonia 1980.<br />
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