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doctrina social cristiana - Ordo Socialis

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familia de dos generaciones en la época industrial. Los principios fundamentales del derecho<br />

no son captados en una primera etapa formalmente y sólo después definidos en su contenido,<br />

sino, a la inversa, son vividos y aprendidos concreta y objetivamente por el niño en la familia,<br />

en la que ya se ponen de manifiesto los elementos esenciales del derecho; de modo que el<br />

conocimiento de los principios y contenidos está radicalmente unido.<br />

El hecho de que en muchos pueblos se den falsas interpretaciones del derecho natural no es un<br />

argumento ni contra el derecho natural ni contra su cognoscibilidad. Como la historia enseña,<br />

incluso las mismas normas fundamentales están expuestas a error. Aunque en todas las<br />

culturas es reconocido, por ejemplo, el derecho del ser humano a la vida, en determinados<br />

casos ese derecho aparece oscurecido (sacrificios humanos, exposición de niños). Con mucha<br />

frecuencia se ha llegado también a interpretaciones erróneas en la esfera del llamado derecho<br />

natural aplicado en el que determinados principios del derecho natural son referidos a una<br />

situación concreta. Encontrar lo acertado aquí no es, como escribe Tomás de Aquino, "cosa de<br />

cualquiera, sino tarea de sabios"81. Descifrar hasta en sus mínimos detalles "el núcleo de la<br />

ley" que Dios ha escrito "en el corazón" del ser humano (Rom 2, 15) es a menudo una<br />

empresa costosa y amenazada de error. El desconocimiento y falsas interpretaciones del<br />

derecho natural tienen su raíz más profunda en la limitación del espíritu humano y en su<br />

oscurecimiento por la culpa original. Estos errores son corroborados y exagerados no raras<br />

veces por falsas teorías y por la opinión pública. Es consolador que Cristo, como enseña el<br />

Concilio Vaticano II, haya confiado a su Iglesia, "maestra de la verdad", la tarea de "declarar<br />

y confirmar con su autoridad los principios de orden moral que fluyen de la misma naturaleza<br />

humana" (DH, 14). Tarea que corresponde al Magisterio y no solamente al oficio pastoral de<br />

la Iglesia, como cree Jakob David82.<br />

CAPÍTULO 2: LA VIRTUD DE LA JUSTICIA<br />

§ 1. La esencia de la justicia<br />

1. Cuando la moderna filosofía del derecho menciona a la justicia alude no raras veces a la<br />

"idea moral del derecho" que -bajo la negación del derecho natural y en cierto modo como<br />

sustitutivo suyo- se sospecha que está en alguna parte por detrás del derecho positivo, aunque<br />

fuera de la esfera del verdadero derecho, y de la que se supone que tiene la exigencia, en<br />

absoluto indiscutible, de ser la norma moral del derecho vigente. Frente a esta concepción, en<br />

el fondo positivista, la <strong>doctrina</strong> <strong>social</strong> <strong>cristiana</strong> ve en la justicia una virtud, la actitud moral<br />

"por la que uno da con perpetua y constante voluntad a cada uno lo suyo"83 Quien practica la<br />

justicia no busca su propio derecho, sino que da y deja al otro su derecho.<br />

2. La justicia es una de las cuatro virtudes cardinales, es decir, una virtud capital en torno a la<br />

cual se mueven las demás virtudes como alrededor de un quicio (sicut in cardine). Supone el<br />

derecho, y especialmente el derecho natural, del que recibe sentido y dirección, de lo que<br />

resulta que en la virtud de la justicia vuelven a encontrarse las tres propiedades del derecho: la<br />

referencia al otro, el estricto ser debido y la exacta igualdad entre lo debido y lo dado. Cuando<br />

81 Tomás de Aquino, S. th. I-II, 100, 1.<br />

82 Jakob David, Das Naturrecht in Krise und Läuterung, Colonia, 1967, 65 y ss. Cfr. L. Berg, Naturrecht im<br />

Neuen Testament, Jahrbuch für christliche Sozialwissenschaften, 9, 23 y ss.<br />

83 Tomás de Aquino, S. th II-II, 58, 1.<br />

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