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doctrina social cristiana - Ordo Socialis

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que ya no serían conscientes del carácter relativo de estas normas. Arnold Gehlen, por<br />

ejemplo, explica que "hay estructuras de la conciencia, históricamente nacidas, en el sentido<br />

de que suponen un auténtico cambio, cuya condicionalidad y origen nos están ocultos. En este<br />

sentido, una sociedad "que no ha perdido todavía la vinculación a sus tradiciones percibe<br />

como naturales sus normas ético-<strong>social</strong>es, aunque algunos eruditos sepan cuán infinitamente<br />

diversas en el espacio y en el tiempo han sido tales normas (...) Lo natural es, en general, lo<br />

evidente, y eso es lo que ha devenido algo natural, pero ese devenir está oculto a nuestra<br />

conciencia". A nosotros, por ejemplo, nos parece contra natura la pederastia, "porque no<br />

pertenece a las normas de nuestra sociedad como ocurría en la antigua Grecia"57, aunque hay<br />

que precisar que la pederastia no fue reconocida, en modo alguno, como norma general entre<br />

los griegos.<br />

También hoy, algunos moralistas católicos, que tienen una relación distorsionada con la<br />

metafísica, afirman que no hay acciones malas en sí mismas. De igual modo que la ética en<br />

suma, la ética <strong>social</strong> no consistiría más que en una serie de valoraciones y, por eso, estaría<br />

sometida a la soberanía de las personas. Depende de las motivaciones, en las cuales la<br />

ponderación de los bienes juega un importante papel. "La moral", escribe Wilhelm Korff, "es<br />

un artificio de la razón humana, concebido y realizado por personas y para personas. La moral<br />

comparte esa razón suya con todas las otras producciones humanas: con el lenguaje, del que<br />

nadie diría que es innato; con las interpretaciones y teorías sobre nuestro mundo y su<br />

significado y, finalmente, con las creaciones técnicas, desde el pico hasta el ordenador. Nadie<br />

discutirá que todos esos productos tienen presupuestos, condiciones, necesidades y constantes<br />

naturales. Pero todos, sin excepción, son productos de los seres humanos. Son auténticos<br />

artefactos. Esto vale también para la moral"58.<br />

También Franz Böckle explica que "todas las normas éticas referidas a las relaciones entre<br />

personas, se fundamentan en último término en preferencias": "Bueno quiere decir: mejor<br />

que"59. De ahí se sigue que los incumplimientos de la segunda Tabla de los Diez<br />

Mandamientos, no son en sí acciones malas; su cualidad ética depende de la valoración que se<br />

les dé. En el ámbito de las relaciones humanas, las normas sólo pueden estar fundamentadas<br />

teleológicamente, es decir, con miras a "las consecuencias previsibles de las acciones".<br />

Esta tesis es refutada por muchos con razón. "Considero falsa esa visión de las cosas", escribe<br />

Robert Spaemann60. La teleología moral es "insostenible por diferentes razones"61. Ideas<br />

similares apuntan B. Stoeckle, A. Chapelle, Josef Seifert y Josef Georg Ziegler. Josef Pieper<br />

comenta que la tesis de que las normas éticas son "constructos de la razón humana" es<br />

"monstruosa"62.<br />

Nadie niega que puede haber conceptos jurídicos, costumbres y usos condicionados<br />

temporalmente, que a la gente parezcan inmutables y universalmente válidos. Pero el<br />

problema no radica aquí. La cuestión es más bien si el derecho está vinculado a una cultura<br />

determinada, o si hay derechos que tienen validez en toda cultura y en todo tiempo, por<br />

tratarse -como en el caso del derecho a la vida- de derechos esenciales del ser humano. En el<br />

campo de concentración de Auschwitz fueron arrojados a los hornos del crimen niños judíos<br />

57 A. Gehlen, Urmensch und Spätkultur, Bonn, 1956, 116 y ss.<br />

58 W. Korff, Theologische Ethik. Friburgo de Brisgovia/Basilea/Viena 1975, 14-16.<br />

59 F. Böckle, Glauben und Handeln, en: MySal V, 1976, 36, 92.<br />

60 R. Spaemann, Wovon handelt die Moraltheologie? En: IkaZ 6 (1977) 298, 305, 307.<br />

61 R. Spaemann, Moralische Grundbegriffe. Múnich, 1982, 67.<br />

62 Vgl B. Stoeckle, en: IkaZ 5 (1976), 258 y ss. [...]. - A. Chapelle, en: IkaZ 6 (1977), 334. - J. Seifert, Was ist<br />

und was motiviert eine sittliche Handlung?, Salzburgo, 1976, 67.<br />

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