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doctrina social cristiana - Ordo Socialis

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de grupo, clase o nación, pongan inevitablemente en oposición a los seres humanos". "Si no<br />

se reconoce la verdad trascendente, triunfa la fuerza del poder" (CA 44). Esto vale<br />

exactamente igual para las controversias entre los ciudadanos y, en lógica consecuencia, para<br />

la figura de la autoridad del bien común: "Una democracia sin valores se convierte con<br />

facilidad, como bien demuestra la historia, en un totalitarismo visible o encubierto" (CA 46).]<br />

2. La autoridad <strong>social</strong> basada en el bien común y a él vinculada (por ejemplo, la del Estado)<br />

debe distinguirse de la autoridad original, tal como se da arquetípicamente en la relación de<br />

Dios con las criaturas y, análogamente, en la relación de los padres con sus hijos y en la<br />

relación de la Iglesia con los nacidos en su seno por el sacramento del Bautismo. Es tarea de<br />

la autoridad <strong>social</strong> ordenar la vida común de los individuos y de los grupos mediante la<br />

promulgación y aplicación de normas jurídicas. El Concilio Vaticano II lamenta que hoy<br />

muchos "se muestren propensos a rechazar toda sujeción so pretexto de libertad". El mundo<br />

de hoy necesita hombres que, "acatando el orden moral, obedezcan a la autoridad legítima y<br />

sean amantes de la libertad genuina " (DH 8). No mueve al Concilio en modo alguno una<br />

glorificación triunfalista de la "autoridad establecida por Dios". Toda persona investida de<br />

autoridad está expuesta al error y al fracaso y, sobre todo, a la tentación del abuso de poder.<br />

En la moderna sociedad democrática, la autoridad está sometida al control y a la crítica,<br />

ejercidos no sólo por los parlamentos, los tribunales y la opinión pública, sino también por<br />

cada uno de los ciudadanos a la hora de las elecciones.<br />

Con ello no se quiere, por supuesto, dar paso a una crítica desmedida a toda autoridad y a todo<br />

lo que comporte carácter institucional, bien se trate de la familia, de la escuela, de la Iglesia o<br />

del Estado. La educación "antiautoritaria", glorificada por muchos como "liberación" de la<br />

persona traerá consigo la formación de super-individualistas, incapaces de vivir en sociedad, y<br />

acrecentará las neurosis. Es peligroso poner en el lugar de la superación de sí mismo, la<br />

superación del sistema.<br />

Y, sobre todo, será el Estado quien verá tambalearse sus fundamentos cuando se extiendan, se<br />

defiendan ideológicamente o se favorezcan el terror y la violencia (atentados, secuestros y<br />

actos similares).<br />

CAPÍTULO 3: EL PRINCIPIO DE LA SUBSIDIARIEDAD<br />

§ 1. El sentido del principio de la subsidiariedad<br />

1. La palabra "subsidiariedad" se remonta al latín subsidium, que significa "ayuda desde la<br />

reserva". En el lenguaje militar romano, por ejemplo, se contraponen a las cohortes que<br />

luchan en el frente (en la prima acies) las cohortes de reserva dispuestas en la retaguardia (las<br />

subsidiarii cohortes). Aplicada a la sociedad, subsidiariedad significa intervención<br />

complementaria y auxiliar de las formaciones <strong>social</strong>es mayores a favor de los individuos y de<br />

las pequeñas comunidades; en la mayoría de los casos las "formaciones <strong>social</strong>es mayores"<br />

serán el Estado y las instituciones organizadas con un sentido finalista. Después de la Segunda<br />

Guerra Mundial algunos sociólogos católicos intentaron incluir en el principio de<br />

subsidiariedad casi todo lo que nosotros hemos explicado sobre los principios de la<br />

solidaridad y del bien común, intento que ha llevado a confusiones conceptuales y<br />

metodológicas. El principio de la subsidiariedad supone los principios de la solidaridad y del<br />

bien común, pero no es idéntico a ellos. Que la sociedad tiene que ayudar a los individuos es<br />

una clara afirmación del principio de la solidaridad que acentúa la vinculación y obligación<br />

recíprocas; el reparto y limitación de las competencias respecto a esta ayuda son objeto del<br />

principio de la subsidiariedad.<br />

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