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doctrina social cristiana - Ordo Socialis

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destruye la creatividad del ciudadano en cuanto sujeto activo. En consecuencia no surge de<br />

este modo una verdadera igualdad, sino una "nivelación hacia abajo". En lugar de la iniciativa<br />

creadora nace la pasividad, la dependencia y la sumisión al aparato burocrático, que como<br />

único órgano que dispone y decide –o incluso como dueño absoluto- sobre la totalidad de los<br />

bienes y medios de producción, pone a todos en una posición de dependencia casi absoluta,<br />

similar a la tradicional dependencia del obrero-proletario en el sistema capitalista". (SRS 15).<br />

De modo positivo el Papa propone a los "países del Tercer Mundo" el modelo de una<br />

economía <strong>social</strong> de mercado, "que reconozca el papel fundamental y positivo de la empresa,<br />

del mercado, de la propiedad privada y de la consiguiente responsabilidad para con los medios<br />

de producción, de la libre creatividad humana en el sector de la economía" (CA 42). - (3)<br />

Finalmente anima el Papa al respeto de los efectos recíprocos en la ecología y de los ciclos<br />

naturales, en particular en relación con "la limitación de las reservas naturales" (CA 34). La<br />

persona no tiene ningún derecho a "utilizar o manipular" la naturaleza a su arbitrio (CA 34).<br />

No debe utilizar los recursos naturales "con absoluto dominio". Esto no solo lleva a la<br />

humanidad actual a un "serio peligro", sino también y sobre todo a las generaciones venideras<br />

(CA 34).]<br />

3. La aportación de la Iglesia.<br />

a) La Iglesia apelará a la conciencia de sus creyentes y de todas las personas de buena<br />

voluntad.<br />

b) La Iglesia misma tomará medidas concretas de ayuda (por ejemplo a través de la<br />

organización caritativa MISEREOR). Ella pondrá atención especial a la ayuda en el sector<br />

educativo, con la construcción, por ejemplo, de escuelas profesionales y talleres-escuela. En<br />

muchos países en vías de desarrollo, el desarrollo <strong>social</strong> y económico no se puede llevar a<br />

cabo sin un cambio de mentalidad y de conciencia a lograr lentamente a través de una<br />

paciente educación. Solamente bajo esta condición tendrá éxito también la "ayuda para la<br />

autoayuda".<br />

Las misiones han dado ejemplo en este terreno. Sin embargo, no debe ofrecerse la posibilidad<br />

de acceso a la formación superior, como se ha hecho en América Latina, sólo a las capas<br />

superiores de la población, sino también a los niños más dotados de las inferiores. El futuro de<br />

la Iglesia en los países en desarrollo dependerá en gran medida de que los cristianos, y no sólo<br />

individual sino colectivamente, den testimonio de justicia y amor.<br />

c) Sin la ayuda enérgica de las iglesias locales de los países en desarrollo, los esfuerzos de la<br />

iglesia europea son estériles. La predisposición de las iglesias locales para comprometerse en<br />

las políticas de desarrollo crece de año en año. Esto está relacionado con la sana toma de<br />

conciencia de las iglesias locales en el Tercer Mundo. También la Iglesia experimenta un<br />

desplazamiento del centro de gravedad desde Europa y Norteamérica hacia el sur, hacia<br />

África, Asia y Latinoamérica. La cooperación de las iglesias locales hace de las ayudas algo<br />

cercano a las personas. Esto hace posible que más adelante, como ocurre por ejemplo con<br />

MISEREOR, no sea necesario dirigir los proyectos desde las instituciones de ayuda, sino que<br />

las iglesias locales desarrollen suficientes iniciativas propias374.<br />

El testimonio <strong>social</strong>, político y económico de los cristianos en los países en desarrollo no está<br />

bajo el signo de una esperanza de salvación inmanente al mundo –como creen algunos<br />

374 Ver J. Höffner, Der Hunger in der Welt. Colonia, 1975 (Sonderdrucke 31)<br />

175

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