doctrina social cristiana - Ordo Socialis

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08.05.2013 Views

está ligada a ninguna forma particular de civilización humana ni a ningún sistema político, económico o social" (GS 42). En la medida en que toma forma en las diversas culturas, recibe como "reina ricamente engalanada" (Ps 44, 10) nuevas riquezas y joyas373. d) Quien contemple en conjunto la historia del colonialismo tendrá que reconocer que es un deber moral de los pueblos europeos acudir en ayuda de los antiguos pueblos colonizados. § 2. La ayuda al desarrollo 1. De la sociedad industrial desarrollada irradia a todo el mundo de hoy una gran fuerza sugestiva. Pueblos que habían vivido durante siglos de modo conformista, han despertado y adquirido una nueva conciencia. Ahora bien, este despertar mira a la civilización del bienestar de los países industrializados, respecto a los cuales esos pueblos se sienten desheredados, postergados o, incluso, explotados. Del mismo modo que en la segunda mitad del siglo XIX los obreros industriales de Europa se hicieron conscientes de su condición de clase dentro de la sociedad burguesa, fenómeno que tuvo trascendentales consecuencias políticas, sociales y económicas, en la segunda mitad del siglo XX los habitantes de los países subdesarrollados se están haciendo conscientes de su situación relegada dentro del contexto mundial de los diferentes pueblos y Estados, fenómeno que tendrá efectos todavía más trascendentales. Desde la Segunda Guerra Mundial, la prudencia política, sobre todo la de los pueblos de más alto nivel de vida, ha hecho que se ayude económicamente a los pueblos subdesarrollados, aunque la ayuda al desarrollo se cuenta más o menos entre las medidas de la política fundada en la situación de la "guerra fría". Frente a este oportunismo, la Doctrina Social Cristiana sitúa, en primer término, la cuestión del deber moral de la ayuda al desarrollo. Al respecto podemos hacer las siguientes reflexiones: a) Debería conmover el corazón y la conciencia de los estados de bienestar el hecho de que hoy, de un total de cuatro mil millones de personas, mil millones estén desnutridas y pasen realmente hambre. Según los cálculos de la organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO), entre 1974 y 1976 había un promedio de 436 millones de personas en el mundo que pasaban hambre. En el año 1990 esta cifra se había reducido a 350 millones. África puede servir aquí de ejemplo para mostrar las dimensiones de la penuria: uno de cada seis africanos está desnutrido o padece hambre. El hambre en el mundo se ha convertido en uno de los problemas constantes de nuestra sociedad. A pesar de la lucha intensificada contra el hambre, este flagelo va a durar todavía bastantes años. Quienes al referirse al problema del hambre hablan de una catástrofe que -por la unidad de la gran familia humana- va a implicar en la desgracia también a los países ricos, no está pintando un fantasma en la pared. b) La afirmación: "a mayor densidad de población, mayor hambre", no es correcta. La región del Ruhr, por poner un ejemplo, es una de las más pobladas del mundo. A pesar de todo, en los últimos años, la mano de obra no es suficiente. Cientos de miles de trabajadores extranjeros llegaron para trabajar, con lo que hubo un gran aumento de población. A pesar de ello, los pobladores de esta región no pasan hambre. Por el contrario, la región pasa por ser un ejemplo de la llamada sociedad de bienestar y superabundancia. 373 Ver J. Höffner, An den Quellen der Evangelisierung, Colonia, 2ª ed. 1974 (Themen und Thesen 7); y también Kolonialismus und Evangelium. Trieste, 3ª ed. 1972. 172

Las auténticas causas no son ni las malas cosechas ni el aumento de población; sino que radican más bien en las relaciones económicas y sociales. En los llamados países en vías de desarrollo, el sistema feudal tradicional, la escasez de capital, los métodos agrarios primitivos, la falta de formación profesional, el retraso de la reforma agraria, el bajo precio con que ofertan las materias primas y otras numerosas razones, no permiten más que muy lentamente el crecimiento económico. Las consecuencias forman una cadena de pobreza: escasez de los puestos de trabajo - desempleo - pobreza - escasez de demanda - escasa producción agrícola - escasa oferta - desnutrición - hambre. Naturalmente que en esta situación, el hecho de que la población haya aumentado mientras que la producción de medios de subsistencia no lo ha hecho, tiene consecuencias negativas. Y esto es posible, precisamente porque el progreso de la higiene y la medicina en los países en vías de desarrollo va más rápido y es más sencillo de conseguir que el desarrollo económico. c) A la vista de esta situación, es un imperativo moral de la justicia del bien común general acudir en ayuda de estos pueblos. Los pueblos hambrientos esperan, sobre todo de los cristianos, un "testimonio". Si no se diera este signo, se correría el peligro de que fueran atraídos "hacia los mesianismos prometedores, pero forjadores de ilusiones", con los peligros de "insurrecciones y deslizamientos hacia ideologías totalitarias" (PP 11). d) La caridad obliga a cada uno a contribuir, según sus fuerzas y a su modo, a esta ayuda para el desarrollo. Desde el punto de vista teológico no hay únicamente una solidaridad humana del pecado (solidaritas peccati originalis totius generis humani), de la que los teólogos dicen cosas profundas en la doctrina del pecado original, sino también la solidaridad humana de la caridad (solidaritas caritatis totius generis humani), la cual hasta el momento ha sido poco elaborada teóricamente. Cuanto más conectada está la humanidad en la era industrial, tanto más las personas de otras razas y civilizaciones se convierten en nuestros prójimos y tanto más tiene que llegar la caridad hasta más allá de la familia, la parentela, la vecindad, la aldea, la ciudad y el país, y atender la necesidad que padecen los serers humanos de otros continentes. 2. La cadena de la miseria sólo podrá romperse, si en la ayuda abierta a todo el planeta se llegan a realizar las siguientes medidas: a) - Aumento de los terrenos cultivables. Los especialistas opinan que la superficie cultivable de la tierra se podría duplicar. - Mejora de los métodos agrícolas gracias a la mecanización, regadío, protección ecológica, lucha contra las epidemias, abonos, etc. - Reforma de las "refinadas costumbres alimentarias" en favor de los hambrientos. En los estados industriales se utilizan anualmente como pasto para la posterior obtención de carne entre 300 y 400 millones de toneladas de trigo. ¿Son las vacas y los cerdos más importantes que las personas que se están muriendo de hambre? - Ampliación considerable de las ayudas al desarrollo, incluso a través de grandes sacrificios. La frase: "cada uno es el primer prójino de sí mismo" tendrá consecuencias desastrosas en el futuro destino de la humanidad. - Disminución del armamento. En el año 1973 se gastaron en armamento en el mundo 207 mil millones de dólares. Ya en 1979, los gastos de armamento no sólo se duplicaron, sino que ascendieron a 518 mil millones y, en 1998, según el Instituto Internaciónal de Investigación para la Paz (SIPRI) de Estocolmo, ascendieron a 650 mil millones de dólares [...] Las tensiones en el mundo aumentan y arrastran tras de sí la escalada armamentista. [...] 173

Las auténticas causas no son ni las malas cosechas ni el aumento de población; sino que<br />

radican más bien en las relaciones económicas y <strong>social</strong>es. En los llamados países en vías de<br />

desarrollo, el sistema feudal tradicional, la escasez de capital, los métodos agrarios primitivos,<br />

la falta de formación profesional, el retraso de la reforma agraria, el bajo precio con que<br />

ofertan las materias primas y otras numerosas razones, no permiten más que muy lentamente<br />

el crecimiento económico. Las consecuencias forman una cadena de pobreza: escasez de los<br />

puestos de trabajo - desempleo - pobreza - escasez de demanda - escasa producción agrícola -<br />

escasa oferta - desnutrición - hambre. Naturalmente que en esta situación, el hecho de que la<br />

población haya aumentado mientras que la producción de medios de subsistencia no lo ha<br />

hecho, tiene consecuencias negativas. Y esto es posible, precisamente porque el progreso de<br />

la higiene y la medicina en los países en vías de desarrollo va más rápido y es más sencillo de<br />

conseguir que el desarrollo económico.<br />

c) A la vista de esta situación, es un imperativo moral de la justicia del bien común general<br />

acudir en ayuda de estos pueblos. Los pueblos hambrientos esperan, sobre todo de los<br />

cristianos, un "testimonio". Si no se diera este signo, se correría el peligro de que fueran<br />

atraídos "hacia los mesianismos prometedores, pero forjadores de ilusiones", con los peligros<br />

de "insurrecciones y deslizamientos hacia ideologías totalitarias" (PP 11).<br />

d) La caridad obliga a cada uno a contribuir, según sus fuerzas y a su modo, a esta ayuda para<br />

el desarrollo. Desde el punto de vista teológico no hay únicamente una solidaridad humana<br />

del pecado (solidaritas peccati originalis totius generis humani), de la que los teólogos dicen<br />

cosas profundas en la <strong>doctrina</strong> del pecado original, sino también la solidaridad humana de la<br />

caridad (solidaritas caritatis totius generis humani), la cual hasta el momento ha sido poco<br />

elaborada teóricamente. Cuanto más conectada está la humanidad en la era industrial, tanto<br />

más las personas de otras razas y civilizaciones se convierten en nuestros prójimos y tanto<br />

más tiene que llegar la caridad hasta más allá de la familia, la parentela, la vecindad, la aldea,<br />

la ciudad y el país, y atender la necesidad que padecen los serers humanos de otros<br />

continentes.<br />

2. La cadena de la miseria sólo podrá romperse, si en la ayuda abierta a todo el planeta se<br />

llegan a realizar las siguientes medidas:<br />

a) - Aumento de los terrenos cultivables. Los especialistas opinan que la superficie cultivable<br />

de la tierra se podría duplicar.<br />

- Mejora de los métodos agrícolas gracias a la mecanización, regadío, protección ecológica,<br />

lucha contra las epidemias, abonos, etc.<br />

- Reforma de las "refinadas costumbres alimentarias" en favor de los hambrientos. En los<br />

estados industriales se utilizan anualmente como pasto para la posterior obtención de carne<br />

entre 300 y 400 millones de toneladas de trigo. ¿Son las vacas y los cerdos más importantes<br />

que las personas que se están muriendo de hambre?<br />

- Ampliación considerable de las ayudas al desarrollo, incluso a través de grandes sacrificios.<br />

La frase: "cada uno es el primer prójino de sí mismo" tendrá consecuencias desastrosas en el<br />

futuro destino de la humanidad.<br />

- Disminución del armamento. En el año 1973 se gastaron en armamento en el mundo 207 mil<br />

millones de dólares. Ya en 1979, los gastos de armamento no sólo se duplicaron, sino que<br />

ascendieron a 518 mil millones y, en 1998, según el Instituto Internaciónal de Investigación<br />

para la Paz (SIPRI) de Estocolmo, ascendieron a 650 mil millones de dólares [...] Las<br />

tensiones en el mundo aumentan y arrastran tras de sí la escalada armamentista. [...]<br />

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