doctrina social cristiana - Ordo Socialis

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08.05.2013 Views

§ 1. La herencia del colonialismo 1. Se suelen distinguir cinco épocas de la era colonial: la época de la primacía colonial de portugueses y españoles (1492-1598), la época de los Países Bajos (1598-1688), la época de las guerras franco-inglesas (1688-1783), la época de la primacía colonial de Inglaterra (1783- 1870) y la época del imperialismo colonial mundial en sentido propio (1870-1940). A comienzos del siglo XX, los pueblos europeos dominaban casi todos los países políticamente débiles de la tierra transformados en colonias, protectorados o arrendamientos. Pero casi en un proceso simultáneo comenzó la decadencia. Los pueblos de color consiguieron su libertad, con un elemental movimiento de independencia y ayudados inesperadamente por la coyuntura de las dos guerras mundiales. 2. Al preguntarse por la características esenciales del colonialismo nos encontramos con seis peculiaridades: a) Los pueblos occidentales se relacionaron con las otras razas en la conciencia de una total superioridad, incluso cuando estas naciones disponían de una cultura milenaria. Sobre todo los pueblos de color, fueron tenidos como culturalmente atrasados y tratados como seres "de derecho inferior". Se hablaba de la "carga del hombre blanco", al que le había correspondido la tarea de educar a los pueblos "primitivos". b) El colonialismo moderno ha supuesto la intercomunicación múltiple y duradera de toda la tierra, lo cual ha llevado consigo el descubrimiento de pueblos y culturas que hasta el momento habían vivido en su mundo cerrado. Este proceso ha conducido sin embargo, de manera preocupante, también al desarraigo y a la enajenación. c) En la era del colonialismo con la hegemonía europea se expandió por toda la tierra la "revolución técnica" procedente de Occidente. La técnica ha influido tan decisivamente en el modo de existencia y de vida de todos los pueblos, que no se conoce algo similar desde el paso al sedentarismo en el neolítico o desde el nacimiento de las grandes culturas antiguas. Con la técnica comenzó a formarse un tipo de persona condicionado por la ella que, por extraño que parezca, tiene rasgos semejantes en toda la tierra, incluso en los antiguos países coloniales. Ha irrumpido también con el dominio de la técnica una nueva época de la historia universal y es indudable que no habría penetrado en todo el mundo y en tan breve tiempo sin ayuda del colonialismo. d) Como consecuencia de esta intercomunicación del mundo y bajo la protección de las potencias colonizadoras, comenzaron los misioneros cristianos su labor de conversión. Las relaciones de los mensajeros de la fe con las autoridades coloniales, a menudo muy estrechas, dieron a la población indígena la impresión de que la misión cristiana era un fenómeno concomitante del colonialismo europeo. No podía, pues, dejar de ocurrir que, con la decadencia del colonialismo, cayeran también en crisis las misiones cristianas. e) Hay que reconocer que la conciencia moral cristiana en la patria europea, protestó a la vista de la situación de las colonias e intervino en favor de los derechos humanos de los indígenas. Se pueden distinguir en esta protesta dos movimientos diferentes: la ética colonial española del siglo XVI, que llevó a la creación de una legislación colonial excelente para la situación de entonces; y el movimiento en favor de la abolición de la esclavitud iniciado a finales del siglo XVIII. Ambos movimientos nacieron de la conciencia cristiana de los países europeos y no por la rebelión de los pueblos colonizados, que entonces apenas si habían llegado a tomar conciencia de sí. 170

f) Hay que reconocer que los efectos del colonialismo europeo sobre los antiguos pueblos coloniales son enormes e imborrables. Incluso después de terminar el imperio colonial, no es posible en ningún país volver a la situación anterior. Generalmente lo que ocurre con la independencia de los países que han vivido bajo el dominio colonial es que irrumpe una fuerte y sensible conciencia nacional que, por una parte, rechaza cualquier tutela y, por otra, trata sin embargo de que arraigue en el mínimo tiempo posible el progreso técnico de los modernos países industriales. 3. Si se contempla el imperio colonial europeo a la luz de los principios cristianos hay que confesar con vergüenza que el colonialismo, en sus principales manifestaciones, no puede ser aprobado por la conciencia cristiana. La violenta supresión de la autonomía política, la explotación económica y otras humillaciones fueron la situación normal, aunque tampoco se puede olvidar que diligentes colonizadores "han aportado en tantas regiones abandonadas su ciencia y su técnica (...), han contribuido a erradicar la ignorancia y la enfermedad, han establecido comunicaciones beneficiosas y mejorado las condiciones de vida" (PP 7). Hasta el siglo XIX estuvo vigente la esclavitud de los negros. Se calcula que a lo largo de los siglos fueron llevados contra su voluntad a América unos treinta millones de negros, cifra cuantiosa si se tiene en cuenta que otros tantos perecieron en la caza de esclavos y en los buques de transporte. De estas peculiaridades se deducen cuatro consecuencias: a) La era del colonialismo ha terminado. Los países que se empeñen en mantener a duras penas los restos de su imperio colonial no han comprendido los signos de los tiempos. En todos los pueblos del mundo está viva la conciencia de la propia libertad y de la dignidad de cada persona. b) La cultura y civilización occidentales no pueden ser impuestas como norma a toda la humanidad. Ciertas manifestaciones de la cultura occidental, por ejemplo, la técnica y la industrialización, se han difundido por toda la tierra, aunque también hay que tener en cuenta que incluso estos fenómenos adoptan formas diferentes en cada pueblo. En principio hay que reconocer el valor propio y el derecho a la existencia de todas las culturas. Sería una locura no querer ver que Europa ha perdido su puesto directivo en el mundo. Los centros de gravedad del acontecer mundial se han desplazado a otros continentes. Todos estos acontecimientos y cambios manifiestan que para el mundo moderno, que se ha convertido en una unidad y es consciente de esa unidad, tiene que hacerse valer la ley de la recíproca fecundación de las diversas culturas, pues en caso contrario se llegarían a producir catástrofes mundiales. Es hasta cierto punto comprensible que los antiguos pueblos coloniales, al conseguir la independencia, fomenten al principio un nacionalismo exagerado, lo cual es sin duda perjudicial para el intercambio pacífico entre las culturas. También suele ocurrir en muchos pueblos coloniales antiguos que sólo haya un pequeño sector de personas formadas y capaces de gobernar. Pero es de esperar que la situación se normalice con el paso de los años. c) La Iglesia y sus misiones reconocen el valor y la idiosincrasia de los pueblos y culturas. No sabemos por cuánto tiempo seguirá la Iglesia su camino por la historia. Tal vez queden todavía muchos siglos hasta la vuelta del Señor y sólo tengamos detrás nuestro una pequeña parte de la historia de la Iglesia. La Iglesia de Cristo, "en virtud de su misión y naturaleza, no 171

§ 1. La herencia del colonialismo<br />

1. Se suelen distinguir cinco épocas de la era colonial: la época de la primacía colonial de<br />

portugueses y españoles (1492-1598), la época de los Países Bajos (1598-1688), la época de<br />

las guerras franco-inglesas (1688-1783), la época de la primacía colonial de Inglaterra (1783-<br />

1870) y la época del imperialismo colonial mundial en sentido propio (1870-1940). A<br />

comienzos del siglo XX, los pueblos europeos dominaban casi todos los países políticamente<br />

débiles de la tierra transformados en colonias, protectorados o arrendamientos. Pero casi en un<br />

proceso simultáneo comenzó la decadencia. Los pueblos de color consiguieron su libertad,<br />

con un elemental movimiento de independencia y ayudados inesperadamente por la coyuntura<br />

de las dos guerras mundiales.<br />

2. Al preguntarse por la características esenciales del colonialismo nos encontramos con seis<br />

peculiaridades:<br />

a) Los pueblos occidentales se relacionaron con las otras razas en la conciencia de una total<br />

superioridad, incluso cuando estas naciones disponían de una cultura milenaria. Sobre todo<br />

los pueblos de color, fueron tenidos como culturalmente atrasados y tratados como seres "de<br />

derecho inferior". Se hablaba de la "carga del hombre blanco", al que le había correspondido<br />

la tarea de educar a los pueblos "primitivos".<br />

b) El colonialismo moderno ha supuesto la intercomunicación múltiple y duradera de toda la<br />

tierra, lo cual ha llevado consigo el descubrimiento de pueblos y culturas que hasta el<br />

momento habían vivido en su mundo cerrado. Este proceso ha conducido sin embargo, de<br />

manera preocupante, también al desarraigo y a la enajenación.<br />

c) En la era del colonialismo con la hegemonía europea se expandió por toda la tierra la<br />

"revolución técnica" procedente de Occidente. La técnica ha influido tan decisivamente en el<br />

modo de existencia y de vida de todos los pueblos, que no se conoce algo similar desde el<br />

paso al sedentarismo en el neolítico o desde el nacimiento de las grandes culturas antiguas.<br />

Con la técnica comenzó a formarse un tipo de persona condicionado por la ella que, por<br />

extraño que parezca, tiene rasgos semejantes en toda la tierra, incluso en los antiguos países<br />

coloniales. Ha irrumpido también con el dominio de la técnica una nueva época de la historia<br />

universal y es indudable que no habría penetrado en todo el mundo y en tan breve tiempo sin<br />

ayuda del colonialismo.<br />

d) Como consecuencia de esta intercomunicación del mundo y bajo la protección de las<br />

potencias colonizadoras, comenzaron los misioneros cristianos su labor de conversión. Las<br />

relaciones de los mensajeros de la fe con las autoridades coloniales, a menudo muy estrechas,<br />

dieron a la población indígena la impresión de que la misión <strong>cristiana</strong> era un fenómeno<br />

concomitante del colonialismo europeo. No podía, pues, dejar de ocurrir que, con la<br />

decadencia del colonialismo, cayeran también en crisis las misiones <strong>cristiana</strong>s.<br />

e) Hay que reconocer que la conciencia moral <strong>cristiana</strong> en la patria europea, protestó a la vista<br />

de la situación de las colonias e intervino en favor de los derechos humanos de los indígenas.<br />

Se pueden distinguir en esta protesta dos movimientos diferentes: la ética colonial española<br />

del siglo XVI, que llevó a la creación de una legislación colonial excelente para la situación<br />

de entonces; y el movimiento en favor de la abolición de la esclavitud iniciado a finales del<br />

siglo XVIII. Ambos movimientos nacieron de la conciencia <strong>cristiana</strong> de los países europeos y<br />

no por la rebelión de los pueblos colonizados, que entonces apenas si habían llegado a tomar<br />

conciencia de sí.<br />

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