doctrina social cristiana - Ordo Socialis
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ahorro– cumple una importante función en la economía nacional, es moralmente<br />
irreprochable270. Hoy el interés del dinero ha desaparecido en muchos países a causa de<br />
devaluaciones monetarias. Lo que es pagado por los bancos con el nombre de "interés" no es<br />
el interés de la economía clásica, sino, en el caso de una devaluación de un 7% o más anual,<br />
una cierta bonificación de la pérdida de poder adquisitivo. Lo que al final acontece es una<br />
expropiación de quienes ahorran, en favor de los propietarios de valores efectivos<br />
(empresarios, propietarios de inmuebles, etc.) y del Estado (aumento fiscal)271. La inflación<br />
de los últimos años es un signo de la crisis del capitalismo tardío.<br />
2. En la era preindustrial no existía siempre, ni en general, la posibilidad de colocar el dinero<br />
productivamente dentro de la economía nacional. Los préstamos eran meros préstamos de<br />
necesidad o de consumo, y las leyes –desde el Sínodo Imperial de Aquisgrán de Carlomagno,<br />
celebrado el 23 de Marzo de 789– prohibieron el cobro de intereses en razón del mero<br />
contrato de préstamo. El cobro de intereses sólo estaba justificado cuando se demostraba la<br />
inversión del capital; por ejemplo, en forma de contrato de sociedad o de cuenta en<br />
participación. La ética económica de la Edad Media trató de analizar esta situación y dedujo<br />
de ella exigencias morales muy discriminatorias. Para el comerciante, enseñaba por ejemplo<br />
Antonio de Florencia (†1459), el dinero tiene "carácter de capital" (rationem capitalis); en el<br />
pago al contado los precios son más bajos que en el negocio a crédito, porque los<br />
comerciantes "pueden volver a invertir inmediatamente" el dinero (cito reinvestirent),<br />
produciendo varias veces al año productos textiles. En estos casos los teólogos reconocieron<br />
que el interés estaba justificado272.<br />
3. Mientras que la economía nacional del siglo XIX desconoció totalmente la <strong>doctrina</strong><br />
medieval sobre el interés, destacados economistas, especialmente de Inglaterra y de Estados<br />
Unidos de América, hablan actualmente del "honrado esfuerzo intelectual" de los moralistas<br />
económicos escolásticos por distinguir entre el mero préstamo de dinero y el producto de<br />
inversiones activas, es decir, por "mantener separado lo que la teoría clásica confundió<br />
continuamente" "Fui educado en la creencia –escribe Keynes– de que la actitud de la Iglesia<br />
medieval hacia al tipo de interés fue totalmente absurda"; pero ahora parece estar claro "que<br />
las investigaciones de los escolásticos se orientaban a lograr una fórmula que posibilitara la<br />
elevación de la gráfica de producción límite del capital, mientras utilizaban simultáneamente<br />
los preceptos, costumbres y ley moral, para mantener bajo el tipo de interés"273. Con ello se<br />
manifiesta que los fundamentos teórico-económicos de los escolásticos "eran más sanos que<br />
algunos trabajos posteriores, en el sentido de que una parte considerable de la ciencia<br />
económica posterior al siglo XIX se hubiera podido desarrollar partiendo de estos<br />
fundamentos, más rápidamente y con menos esfuerzos que lo que de hecho fue necesario para<br />
su desarrollo"274.<br />
270 Ver Can. q 543 CJC/1917.<br />
271 Ver E. Küng, Inflation als soziales Unrecht, Colonia, 1973 (KuG 3).<br />
272 Secunda Pars totius Summae Maioris, tit. I, c. 7 § 15 y Tertia Pars, tit. VIII.<br />
273 J. M. Keynes, †1946, Allgemeine Theorie der Beschäftigung, des Zinses und des Geldes, Berlín, 2ª ed. 1952,<br />
297.<br />
274 J. A. Schumpeter, History of Economic Analysis, 2ª ed., Londres, 1955, 97.<br />
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