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doctrina social cristiana - Ordo Socialis

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lo que hemos nombrado la cuarta forma de propiedad o fortuna en la sociedad moderna: el<br />

derecho a los seguros <strong>social</strong>es. Como las prestaciones de los seguros <strong>social</strong>es son<br />

determinadas en último término por las contribuciones previas, los derechos a estos seguros<br />

deben ser referidos siempre a las prestaciones anteriores y pueden contarse, desde el punto de<br />

vista sociológico, entre los bienes honradamente adquiridos por el trabajador moderno,<br />

concepción que el Tribunal Social Federal ha sostenido repetidas veces.<br />

e) El poderoso sistema secundario de la "seguridad <strong>social</strong>" no debe hacernos olvidar, por lo<br />

demás, que la persona sólo adquirirá una relación personal con la propiedad cuando se decida<br />

libremente al ahorro. La adquisición de una casa propia ocupa, en este sentido, un lugar<br />

destacado, y así aparece ante nosotros la quinta forma de propiedad muy importante desde el<br />

punto de vista de la política <strong>social</strong>. La casa propia tiene en cierto modo –por su larga<br />

duración– un puesto intermedio entre los verdaderos bienes de consumo y los bienes de<br />

inversión.<br />

f) Entre las diversas formas de la propiedad hay que citar, finalmente, la participación en la<br />

formación de capital de la economía nacional. Llegados a este punto es preciso darse cuenta<br />

de que, en general, no se puede omitir en la serie de los diferentes estadios de la propiedad<br />

ninguno de ellos. Con la propiedad del capital, las clases hasta ahora desposeídas no sólo<br />

podrían tener mayor seguridad económica, sino acceder a la influencia conformadora del<br />

proceso económico y de ese modo vendrían dadas por sí mismas la cogestión y la<br />

corresponsabilidad. Por lo demás, no se deberían sobrestimar los efectos de una amplia<br />

difusión de los bienes en el sector del capital. En la sociedad industrial, el salario y el sueldo<br />

constituyen, ahora como antes, las fuentes más importantes de ingresos. Tampoco en este caso<br />

se haría superfluo el sistema de la "seguridad <strong>social</strong>", aunque muy posiblemente podría ser<br />

limitado en cierta medida.<br />

Por lo demás, no se debe preferir unilateralmente ninguna de las seis formas de propiedad,<br />

sino fomentar –conforme a las respectivas condiciones y necesidades– la formación de la<br />

propiedad en todos los terrenos. Desde hace años, la participación en la formación del capital<br />

de la economía nacional es en la Alemania Federal el punto central de discusiones, sobre todo<br />

por causa de que desde 1948 ha habido en las empresas una formación de capital de<br />

extraordinario volumen. La autofinanciación de las empresas fue posible porque, dada la<br />

considerable necesidad de reconstrucción de los hogares alemanes y el gran deseo de<br />

consumo, fue muy fuerte la demanda de mercancías de todo tipo, de forma que resultaron<br />

precios altos y grandes ganancias, añadiéndose todavía que gracias a medidas fiscales<br />

especiales –descuentos especiales, grandes descuentos progresivos y otras ventajas– no fueron<br />

gravadas con impuestos las ganancias reinvertidas. Las empresas se acostumbraron a tomar<br />

créditos bancarios a corto plazo que pudieron amortizar en breve tiempo por sus grandes<br />

ganancias, con lo que se hicieron propietarias de las instalaciones y las máquinas. El ahorro<br />

individual fue, por tanto, sustituido en gran medida por el ahorro en las empresas. Nadie<br />

negará que en los años siguientes a la reforma monetaria era urgentemente necesario, desde el<br />

punto de vista político y de la economía nacional, hacer inversiones de extraordinario<br />

volumen. Sólo así podía conseguirse el desarrollo económico y el pleno empleo. Sin embargo,<br />

habría que preguntarse si desde el punto de vista político y ético-<strong>social</strong> ha sido justo que esta<br />

formación del capital de las empresas, condicionada en gran parte por toda la economía, se<br />

haya concentrado en relativamente pocos propietarios, hasta el punto de que las empresas<br />

sean –junto al poder público– los fiduciarios del capital.<br />

3. Renovación y fortalecimiento de las funciones de la propiedad privada. Amplios círculos de<br />

la burguesía, pero especialmente el movimiento <strong>social</strong>ista obrero, fueron durante largo tiempo<br />

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