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doctrina social cristiana - Ordo Socialis

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"en la totalidad del mundo" y que no está en la situación de verificar "la primacía de la<br />

persona sobre el instrumento 'capital'". Porque "en el materialismo dialéctico la persona no es<br />

en primer lugar sujeto del trabajo", sino "una especie de resultado de las relaciones<br />

económicas de producción que impregnan y configuran el tiempo correspondiente". El capital<br />

cae "en el control directo de otros grupos de personas", quienes a través de su posición de<br />

poder disponen de la totalidad de la economía (LE 13-14).<br />

2. De índole esencialmente distinta son las ideas –por lo demás, muy diferenciadas– del<br />

neo<strong>social</strong>ismo democrático-liberal sobre el orden económico. También el neo<strong>social</strong>ismo se<br />

basa fundamentalmente en Marx; se aparta sin embargo de él en importantes puntos, por<br />

ejemplo, en la <strong>doctrina</strong> de los procesos evolutivos económicos y <strong>social</strong>es, sin haber logrado<br />

hasta ahora una concepción fundamentalmente unitaria. La verdadera debilidad del<br />

neo<strong>social</strong>ismo consiste en su concepción liberal de la sociedad que irrumpe en la política<br />

cultural, educativa y escolar232. En la economía política dos ideas son características del<br />

neo<strong>social</strong>ismo:<br />

a) Es reconocida la propiedad privada incluso de los medios de producción y se acentúa<br />

expresamente que el <strong>social</strong>ismo liberal ni es "un semicolectivismo o colectivismo moderado",<br />

ni persigue la "economía totalmente dirigida", sino que quiere ayudar a conseguir la<br />

propiedad incluso a las clases "a las que el ordenamiento <strong>social</strong> ha hecho casi imposible hasta<br />

ahora el acceso a la propiedad"233.<br />

b) El neo<strong>social</strong>ismo es benevolente en general con la dirección de determinadas ramas de la<br />

economía, particularmente de la industria de materias primas, en régimen de "propiedad<br />

pública", con la cogestión económica de los obreros, con la intervención del Estado en el<br />

proceso económico y con a la ampliación del "Estado de bienestar", aunque tampoco en estas<br />

cuestiones las concepciones dentro del <strong>social</strong>ismo son unívocas. A esta inclinación puede<br />

parecer opuesta la Doctrina Social Cristiana, por ejemplo, en la advertencia de Pío XII del 7<br />

de Junio de 1949 de que la <strong>social</strong>ización no debe convertirse "en caso normal de la<br />

organización pública de la economía", pero precisamente en el terreno de la economía (más<br />

que en el de la política cultural) "no se puede negar que sus peticiones (del <strong>social</strong>ismo) se<br />

acercan mucho, a veces, a las de quienes desean reformar la sociedad conforme a los<br />

principios cristianos" (QA 113).<br />

3. Desde hace unos años se lleva a cabo en el mundo occidental un asombroso retorno a la<br />

<strong>doctrina</strong> salvífica del comunismo utópico. La "nueva izquierda", grupo muy heterogéneo,<br />

queda unificada sólo desde la negación de lo existente. Apoyándose en una mezcla de<br />

pseudociencia y emoción ve en el marxismo una nueva Iglesia salvadora. El "sistema<br />

dominante" –desde el jardín de infancia hasta la universidad, desde la teología al teatro– ha de<br />

ser socavado y superado. Quedapor ver, sin embargo, cómo aparecerá el nuevo orden <strong>social</strong> y<br />

económico, que librará de toda "alienación" a la persona futura. El futuro es utópico234.<br />

Tampoco el eurocomunismo, que funda también su cosmovisión en una filosofía atea y<br />

antireligiosa de corte marxista, tal como la ha elaborado Antonio Gramsci para el comunismo<br />

232 Ver W. Weber, Christlicher Sozialismus? Colonia, 1974 (KuG 7).<br />

233 G. Weiser, Handbuch sozialdemokratischer Politik, Mannheim, 1953, p. 64.<br />

234 Cfr. W. Fikentscher, Zur politischen Kritik an Marxismus und Neomarxismus als ideologischer Grundlagen<br />

der Studentenunruhen 1965-1969, Tubinga, 1971; Heinz Schimmelbusch, Kritik am Commutopia, Tubinga,<br />

1971.<br />

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