doctrina social cristiana - Ordo Socialis
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"buenas compañías", "malas compañías", "este mundo" (I Io 2, 15), etc. Pero lo que en último<br />
término determina la historia universal no son los procesos económicos, sino las decisiones<br />
del espíritu.<br />
b) Más impugnable que la <strong>doctrina</strong> de las relaciones de producción como determinantes de<br />
toda la historia humana es la tesis marxista del ordenamiento económico de la sociedad<br />
comunista del futuro. En la pseudo-escatología marxista la historia universal hasta la victoria<br />
del comunismo constituye la época de la humanidad paciente, irredenta. El "pecado original",<br />
consistente en la introducción de la propiedad privada, ha llevado, según Marx, a la<br />
explotación del hombre por el hombre en las tres formas históricas consecutivas de esclavitud,<br />
servidumbre y sistema salarial-capitalista. Pero la redención es inminente, ya que el<br />
capitalismo es el "último antagónico" sistema de explotación: "Con esta forma <strong>social</strong><br />
concluye, por tanto, la prehistoria de la sociedad humana"216. Cuanto más se desarrollan la<br />
técnica y la industria en un país, más crece de modo inevitable "la masa de los pobres, de los<br />
oprimidos, de los esclavos, de la degeneración, de la explotación, pero también la rebelión (...)<br />
de la clase obrera". El "infierno capitalista" explosionará. De haberse cumplido esta profecía<br />
marxista, el salto dialéctico del capitalismo al <strong>social</strong>ismo marxista hubiera tenido éxito en<br />
primer lugar en los estados industrializados más desarrollados como Inglaterra, USA y<br />
Alemania. Sin embargo, en la realidad el marxismo llega al poder en la Rusia agraria y en<br />
China, y no por obra de la dialéctica, sino de las armas.<br />
El "salvador", que ha de conducir a la humanidad al paraíso <strong>social</strong>ista es el proletariado, al<br />
que Marx imputa una tarea mesiánica pseudo<strong>cristiana</strong>. El proletariado viene a ser para él un<br />
"siervo de Dios" (Is 53, 1-12) secularizado, un ecce homo que se entrega por nosotros: una<br />
clase con "cadenas radicales", la cual "posee un carácter universal a través de su padecimiento<br />
universal", a la cual no se le ha propiciado "una justicia en particular, sino la injusticia<br />
absoluta", una clase que "no se puede emancipar", sin haber emancipado antes los restantes<br />
estratos <strong>social</strong>es", una clase que "es la completa perdición del ser humano, y que, por tanto,<br />
sólo con la redención de los demás puede ganarse a sí misma"217<br />
Sin embargo, el paraíso comunista no comienza nada más derrotar al capitalismo, sino que la<br />
evolución ocurre en dos estadios.<br />
Al capitalismo sigue primero una época que está en un curioso claroscuro: "Entre la sociedad<br />
capitalista y la comunista está el período de la transformación revolucionaria de la una en la<br />
otra. Le corresponde también un período político de transición cuyo Estado no puede ser otro<br />
que la dictadura revolucionaria del proletariado"218. Este estadio <strong>social</strong>ista intermedio que<br />
precede al comunismo paradisíaco tiene dos peculiaridades:<br />
Llama la atención, en primer lugar, el que la supresión de la propiedad privada de los medios<br />
de producción haya llevado a un dirigismo económico burocratizado (economía centralizada):<br />
"la transformación de todo el mecanismo económico del Estado en una gran máquina, en un<br />
nuevo organismo económico que trabaja de forma que cientos de millones de personas son<br />
dirigidas por un plan único, es la tarea gigantesca de organización que nos ha tocado"219. Sin<br />
embargo, –lo mismo que en el sistema "capitalista"–, cada uno recibe su salario según su<br />
rendimiento, de forma que, "de hecho, unos reciben más que otros", abuso que, según Marx,<br />
es "inevitable en la primera fase". Drásticamente definió Lenin la ley del estadio <strong>social</strong>ista<br />
216 K. Marx, Zur Kritik der politische Ökonomie, 14.<br />
217 K. Marx, "Zur Kritik der Hegelschen Rechtsphilosophie", en: Frühschriften, 222 y ss.<br />
218 K. Marx, Kritik des Gothaer Programms (1875), reimpresión, Berlín, 1946, 29.<br />
219 W. I. Lenin, Ausgewählte Werke, II, Moscú, 1947, 333.<br />
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