doctrina social cristiana - Ordo Socialis
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monopolios. Esta intervención, constituyente y reguladora de la coyuntura económica, tiene<br />
que ser conforme al mercado, es decir, no puede anular la mecánica normal de los precios ni<br />
la autorregulación por ella causada en el mismo mercado. Por eso se rechazan como medidas<br />
no conformes con el mercado las subvenciones, el régimen de intervención de divisas, la<br />
tasación de precios, la prohibición de inversiones y cosas semejantes. Según las ideas<br />
neoliberales, la libre competencia asegurada por la política económica, constituyente y<br />
normativa, es el principio regulador de la economía, la "tercera vía" entre el capitalismo y el<br />
colectivismo. Incluso el cristiano y "el mismo católico bien organizado" no conoce mejor<br />
solución por lo que respecta a la ordenación de la economía; la "célebre aunque desconocida"<br />
encíclica “Quadragesimo anno” llega de hecho al "mismo resultado"206. Entre el<br />
neoliberalismo y la Doctrina Social Cristiana no hay "ninguna auténtica oposición"207.<br />
c) Hay "una gran serie de cosas inaccesibles al mecanismo del mercado, pero de gran<br />
importancia para los intereses humanos". No se puede, por ejemplo, "expulsar del mercado a<br />
las clases pasivas", incapaces, "por las razones que sean, de cuidarse a sí mismas de un modo<br />
conforme al mercado, por estar enfermos, ser débiles o ancianos"208. El paleoliberalismo de<br />
la "derecha política" suponía "que el estómago de la economía de mercado reacciona a<br />
cualquier hecho político con náuseas y convulsiones, mientras que la izquierda tenía a ese<br />
estómago de la economía de mercado por indestructible sin más, creyendo que digería<br />
cualquier abuso y asimilaba cualquier cuerpo extraño" (Franz Böhm).<br />
d) El neoliberalismo niega, como ofensivo, el reproche de que subordina los intereses<br />
humanos al mecanismo del mercado. El mercado tiene "únicamente función de servicio"; no<br />
es "ningún fin en sí mismo", sino que debe llevar "a la provisión más favorable posible de las<br />
personas"209. Tampoco se puede hacer responsable al neoliberalismo de que ciertos<br />
partidarios del viejo liberalismo gusten de llamarse actualmente "neoliberales".<br />
Comparada con el paleoliberalismo, la teoría neoliberal significa, sin duda, cierto<br />
acercamiento a los principios de la Doctrina Social Cristiana. Sin embargo, la interpretación y<br />
valoración del mecanismo del mercado permiten descubrir en él, ahora como antes, profundas<br />
paradojas. Según las ideas neoliberales, la "regularidad supraempírica del mercado", que "con<br />
su poder coaccionante está más cerca de una imagen metafísica ordenadora de lo que las<br />
personas tienen por bueno", es el principio regulador de la economía (Otto Veit)210. Frente a<br />
esto, la Doctrina Social Cristiana mantiene que ni la concepción atomística del mercado ni el<br />
control monopolista pueden cumplir el objetivo de la economía. La teoría de que "el principio<br />
directivo y la norma de la economía se halla en el mercado o libre competencia y de que con<br />
este principio se regirán mejor que por la intervención de cualquier entendimiento creado",<br />
desconoce "la naturaleza <strong>social</strong> y moral de la economía" (QA 88). La economía no es un<br />
mecanismo, sino un proceso cultural que debe ser configurado por la voluntad ordenada y<br />
ordenadora del hombre y en gran parte por el Estado. Las tareas urgentes planteadas hoy a la<br />
vista del objetivo de la economía y con vistas al bien común no pueden ser solucionadas a<br />
base de puras leyes de mercado: la amplia difusión de la propiedad, el crecimiento continuo<br />
de la economía no entorpecido por crisis coyunturales, evitar el paro masivo, etc. Cuando falta<br />
206 W., Röpke, Gedanken eines Neoliberalen nur Enzyklika 'Quadragesimo anno'", Dokumente, 1947, 427 y ss.<br />
207 A. Müller-Armack, Soziale Irenik, Colonia, 1948, 7.<br />
208 A. Rüstow, en: Junge Wirtschaft, 1960, n. 2, 5.<br />
209 Ibidem, 5.<br />
210 <strong>Ordo</strong> 11 (1959), 363.<br />
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