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doctrina social cristiana - Ordo Socialis

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del crecimiento continuo de la población, el producto <strong>social</strong> no bastaba para proporcionar a<br />

todos la cobertura de sus necesidades más urgentes. Louis Auguste Blanqui opinaba entonces:<br />

"Aunque la tierra es grande y está todavía en gran parte por explotar, somos demasiados los<br />

que nos aprestamos al banquete de la vida"204.<br />

Pero precisamente en este punto se manifiesta un sospechoso fallo del viejo liberalismo<br />

económico: aunque la necesidad de bienes de toda especie era muy grande, y aunque no<br />

faltaban manos dispuestas al trabajo, con casi fatal regularidad y por motivos endógenos y no<br />

exógenos, se sucedieron continuas crisis de coyuntura que precipitaron en la miseria a<br />

millones de obreros junto con sus familias. Desde el comienzo de la era industrial pueden<br />

distinguirse tres grandes fluctuaciones del mercado. El primer ciclo de fluctuación, que duró<br />

desde 1787 a 1842 y experimentó la irrupción del desarrollo industrial, fue conmovido seis<br />

veces por crisis de coyuntura. El segundo ciclo de fluctuación, determinado por la<br />

construcción de ferrocarriles y por la gran expansión industrial, duró desde 1843 a 1897,<br />

interrumpido también por crisis cada ocho o diez años. El tercer ciclo de fluctuación, del que<br />

según Schumpeter son característicos el motor, la electricidad y la química, se extendió –<br />

entorpecido continuamente por crisis– desde 1898 hasta la gran crisis económica mundial de<br />

los años 1929-1931. Hacia finales de los años veinte la concentración y control de la<br />

economía y la ruinosa competencia habían adquirido tal volumen que el automatismo de la<br />

libre competencia no pudo crear un equilibrio nuevo. Casi en todas partes había un paro<br />

masivo y crónico, y no por razones político-exógenas, sino por razones endógenas de la<br />

economía liberal. Comenzó la era de la política de coyuntura activa del Estado. La crisis<br />

económica mundial de los años 1929-1931 fue para la historia de las ideas, la hora del<br />

nacimiento del neoliberalismo, aunque la estructuración del sistema neoliberal tuviera lugar<br />

años más tarde.<br />

3. El neoliberalismo reconoce abiertamente la fallida evolución del viejo liberalismo y trata de<br />

distanciarse más o menos de él. Alexander Rüstow habla, por ejemplo, de la "grave<br />

degeneración patológica" de la economía de mercado durante los siglos XIX y XX, que fue<br />

destruida desde dentro por "la proliferación de tendencias político-monopolísticas ajenas al<br />

mercado y enemigas de él"205. Para evitar estos defectos hay que partir de cuatro supuestos<br />

fundamentales al reorganizar la vida económica:<br />

a) Economía de mercado y libre competencia no son la misma cosa. El viejo liberalismo<br />

exigió libertad de contrato y libertad de competencia. Olvidó, sin embargo, que la formación<br />

de monopolios con la ayuda de la libertad de contratos puede llegar a anular la competencia.<br />

Sólo en caso de perfecta competencia en ambos sentidos servirá el interés particular al bien<br />

común. Por eso hay que prohibir el control de los mercados por monopolios, sean estos<br />

parciales, oligopolios, cártels, sindicatos, consorcios, etc. Los monopolios inevitables deben<br />

estar bajo el control público.<br />

b) La competencia no surge espontáneamente; tiene que ser procurada por el Estado. Según<br />

las ideas neoliberales, el Estado no es un mero vigilante, sino que tiene que dar a la economía<br />

una constitución que posibilite el desarrollo de la libre competencia: reconociendo la<br />

propiedad privada y la libertad de precios, abriendo mercados, controlando o prohibiendo los<br />

204 A. Blanqui, Histoire de l'Economie Politique en Europe (1837), cit. P. Reichensperger, Die Agrarfrage,<br />

Tréveris, 1847, 257.<br />

205 A. Rüstow, “Zwischen Kapitalismus und Kommunismus”, en: <strong>Ordo</strong>, 2 (1949), 103, 154.<br />

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