doctrina social cristiana - Ordo Socialis
doctrina social cristiana - Ordo Socialis doctrina social cristiana - Ordo Socialis
INTRODUCCIÓN § 1. Objeto y concepto de la Doctrina Social Cristiana. 1. La Doctrina Social Cristiana (teoría social) no es ni un conjunto de indicaciones prácticas para solucionar la "cuestión social" ni una hábil selección de ciertos conocimientos de la sociología moderna que pudieran ser útiles para la instrucción social cristiana, sino "un elemento integrante de la doctrina cristiana de la persona " (MM 200). La Doctrina Social Cristiana, predicada por la Iglesia "desde los primeros siglos"3, adquiere una especial importancia en la era del industrialismo, la cual viene confirmada por las grandes encíclicas sociales: Rerum Novarum (1891), Quadragesimo anno (1931), Mater et Magistra (1961), Pacem in terris (1963), y Populorum progressio (1967), así como por la Constitución Pastoral del Concilio Vaticano II Gaudium et Spes sobre la Iglesia en el mundo de hoy. [Veinte años después de la Populorum progressio, Juan Pablo II consigue expresar "la preocupación social de la Iglesia dirigida a un veradero desarrollo de la persona y de la sociedad" (SRS 1), renovada por las circunstancias cambiantes en la encíclica Sollicitudo rei socialis (1987); finalmente, el centenario de la Rerum novarum constituye el motivo para la redacción de la Centesimus annus (1991), sin duda su encíclica social más importante]. 2. La relevancia teológica de la Doctrina Social Cristiana se infiere de las cinco consideraciones siguientes: a) La persona hombre es imagen de Dios, redimida por la sangre de Cristo y llamada a la eterna vida común con Dios. Por tanto, no puede ser degradada a objeto y medio de procesos estatales, sociales o económicos. Porque "el orden de las cosas debe servir al orden de la persona y no al contrario" (GS 26). El amor a Dios y al prójimo es el gran mandamiento de la Nueva Alianza. b) Cristo redimió a la persona en su totalidad, incluso en el aspecto de estar ella referida esencialmente al tú y a la comunidad. Sería una sospechosa mutilación de la doctrina cristiana sobre la persona el que en ella se considerara únicamente al alma individual llamada por Dios. c) Frente al supranaturalismo, hoy muy difundido, la Doctrina Social Cristiana enfatiza que, incluso después del pecado original, existe un orden querido por Dios en la convivencia social que se funda en la condición sociable del hombre. Este "orden social, su restauración y su cumplimiento, según el plan salvador de la Buena Nueva " (QA), su "configuración a la luz de la doctrina cristiana" (MM), constituyen el objeto de la Doctrina Social Cristiana. Dios no ha abandonado este mundo, el eón caído, a su contrincante, al Maligno. d) Desde el punto de vista de la salvación, la situación social tiene enorme importancia, ya que a hombres y mujeres "las circunstancias sociales en las que viven y en las que están como inmersos desde su infancia, con frecuencia les apartan del bien y les inducen al mal" (GS 25). El trastorno del orden social querido por Dios hace "extraordinariamente difícil para un número enormemente grande de personas lo único necesario: su eterna salvación" (QA 130). Situaciones adversas a la salvación como, por ejemplo, el estado de miseria en ciertos países 3 Pío XII, 23. 2. 1944 (UG 94) 10
en desarrollo, son un escándalo que exige remedio, y no sólo en forma de limosnas o de crítica social, sino también en forma de un nuevo orden social acorde a los principios de la Doctrina Social Cristiana. La lucha dura y apasionada contra la pobreza, el hambre, la enfermedad, la miseria y la necesidad, es un deber cristiano. La resignación prematura no sería un abandono cristiano a la voluntad de Dios, sino un quietismo fatalista, que acarrearía a la fe cristiana el reproche de ser "opio del pueblo". e) Que la Doctrina Social Cristiana es "un elemento integrador de la doctrina cristiana sobre la persona " [MM 222] se sigue en último término de la encarnación de Cristo. Cuando el Verbo de Dios asumió "una naturaleza humana real, entró también en la vida histórica y social de la humanidad", de forma que un cristiano que dejara baldías "las fuerzas ordenadoras de la fe para la vida pública" traicionaría al Dios-Hombre. Debido a la encarnación de Cristo, la Iglesia es "el principio vital de la sociedad humana"4. Las contraposiciones "Iglesia y Mundo", "Iglesia y Estado", "Gracia y Naturaleza", "Fe y Razón" tienen necesariamente su razón de ser, pero no deben entenderse como si la Iglesia estuviera al margen del mundo. Iglesia y mundo se compenetran. La Iglesia no mantiene un diálogo con el mundo como si ella estuviera en la periferia, sino que se halla presente salvíficamente como "levadura" (Mt 13, 33), "sal de la tierra" (Mt 5, 13), "semilla" (Mt 13, 24), "luz del mundo" (Mt 5, 14). Mediante la epifanía del Señor toda la historia humana se ha insertado en la obra salvadora de Dios. Magistralmente, aunque de forma negativa, ha expresado San Pablo esta verdad: "Estoy persuadido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni las potestades, ni la altura ni la profundidad, ni ninguna otra criatura podrá separarnos del amor de Dios en Cristo Jesús, nuestro Señor" (Rom 8, 38-39). “A través de la Encarnación, Dios ha dado a la vida humana la dimensión que había concebido para la persona desde un principio " (RH 1). [Juan Pablo II subraya continuamente que una sociedad realmente humana sólo se puede edificar sobre la base de un ethos, que encuentre su más segura fundamentación en la "verdad trascendente" sobre la persona. "Si no existe una verdad trascendente, con cuya obediencia el hombre conquista su plena identidad, tampoco existe ningún principio seguro que garantice relaciones justas entre los hombres". La dignidad de la persona se fundamenta en último término en que el hombre es "imagen visible del Dios invisible"(CA 44).] 3. Sobre la base de las consideraciones anteriores, la Doctrina Social Cristiana puede definirse como el conjunto de conocimientos adquiridos por la filosofía social (a partir de la naturaleza humana, de condición esencialmente sociable) y por la teología social (a partir del orden cristiano de la salvación) sobre la esencia y el orden de la sociedad humana, y sobre las normas y funciones ordenadoras que de ellos se derivan, aplicables a la respectiva situación histórica. § 2 El método de la Doctrina Social Cristiana. La Doctrina Social Cristiana abarca tanto disciplinas descriptivas como normativas en las que se sirve de métodos filosóficos y teológicos, aplicados a lo social. A la objeción de que la filosofía social no es típicamente "cristiana" hay que responder que, por una parte, según la doctrina del Concilio Vaticano II, es tarea de la Iglesia "exponer y enseñar auténticamente la 4 Vid. Pío XII, 17. 8. 1958 (UG 4520) 11
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INTRODUCCIÓN<br />
§ 1. Objeto y concepto de la Doctrina Social Cristiana.<br />
1. La Doctrina Social Cristiana (teoría <strong>social</strong>) no es ni un conjunto de indicaciones prácticas<br />
para solucionar la "cuestión <strong>social</strong>" ni una hábil selección de ciertos conocimientos de la<br />
sociología moderna que pudieran ser útiles para la instrucción <strong>social</strong> <strong>cristiana</strong>, sino "un<br />
elemento integrante de la <strong>doctrina</strong> <strong>cristiana</strong> de la persona " (MM 200). La Doctrina Social<br />
Cristiana, predicada por la Iglesia "desde los primeros siglos"3, adquiere una especial<br />
importancia en la era del industrialismo, la cual viene confirmada por las grandes encíclicas<br />
<strong>social</strong>es: Rerum Novarum (1891), Quadragesimo anno (1931), Mater et Magistra (1961),<br />
Pacem in terris (1963), y Populorum progressio (1967), así como por la Constitución Pastoral<br />
del Concilio Vaticano II Gaudium et Spes sobre la Iglesia en el mundo de hoy.<br />
[Veinte años después de la Populorum progressio, Juan Pablo II consigue expresar "la<br />
preocupación <strong>social</strong> de la Iglesia dirigida a un veradero desarrollo de la persona y de la<br />
sociedad" (SRS 1), renovada por las circunstancias cambiantes en la encíclica Sollicitudo rei<br />
<strong>social</strong>is (1987); finalmente, el centenario de la Rerum novarum constituye el motivo para la<br />
redacción de la Centesimus annus (1991), sin duda su encíclica <strong>social</strong> más importante].<br />
2. La relevancia teológica de la Doctrina Social Cristiana se infiere de las cinco<br />
consideraciones siguientes:<br />
a) La persona hombre es imagen de Dios, redimida por la sangre de Cristo y llamada a la<br />
eterna vida común con Dios. Por tanto, no puede ser degradada a objeto y medio de procesos<br />
estatales, <strong>social</strong>es o económicos. Porque "el orden de las cosas debe servir al orden de la<br />
persona y no al contrario" (GS 26). El amor a Dios y al prójimo es el gran mandamiento de la<br />
Nueva Alianza.<br />
b) Cristo redimió a la persona en su totalidad, incluso en el aspecto de estar ella referida<br />
esencialmente al tú y a la comunidad. Sería una sospechosa mutilación de la <strong>doctrina</strong> <strong>cristiana</strong><br />
sobre la persona el que en ella se considerara únicamente al alma individual llamada por Dios.<br />
c) Frente al supranaturalismo, hoy muy difundido, la Doctrina Social Cristiana enfatiza que,<br />
incluso después del pecado original, existe un orden querido por Dios en la convivencia <strong>social</strong><br />
que se funda en la condición sociable del hombre. Este "orden <strong>social</strong>, su restauración y su<br />
cumplimiento, según el plan salvador de la Buena Nueva " (QA), su "configuración a la luz de<br />
la <strong>doctrina</strong> <strong>cristiana</strong>" (MM), constituyen el objeto de la Doctrina Social Cristiana. Dios no ha<br />
abandonado este mundo, el eón caído, a su contrincante, al Maligno.<br />
d) Desde el punto de vista de la salvación, la situación <strong>social</strong> tiene enorme importancia, ya<br />
que a hombres y mujeres "las circunstancias <strong>social</strong>es en las que viven y en las que están como<br />
inmersos desde su infancia, con frecuencia les apartan del bien y les inducen al mal" (GS 25).<br />
El trastorno del orden <strong>social</strong> querido por Dios hace "extraordinariamente difícil para un<br />
número enormemente grande de personas lo único necesario: su eterna salvación" (QA 130).<br />
Situaciones adversas a la salvación como, por ejemplo, el estado de miseria en ciertos países<br />
3 Pío XII, 23. 2. 1944 (UG 94)<br />
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