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apuntes de lengua - IES Canarias Cabrera Pinto

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Un ejemplo<br />

Un chaval atontado por alcoholes peleones<br />

y químicas extasiantes, un grupo gritón y callejero<br />

que no <strong>de</strong>ja dormir a nadie en paz o el trágico final<br />

<strong>de</strong> una juerga en cualquier carretera son<br />

hechos que se repiten con una preocupante reiteración.<br />

Casi con igual insistencia se organizan <strong>de</strong>bates<br />

sobre ese auténtico problema. Pero el cruce<br />

<strong>de</strong> discursos no acostumbra a concluir en soluciones<br />

porque los remedios generales que pue<strong>de</strong> proponer<br />

el vecino insomne serían injustos para el<br />

trasnochador educado y la limitación <strong>de</strong> horarios –<br />

como ha ocurrido en alguna zona <strong>de</strong> España– provoca<br />

la migración hacia otras zonas bakala<strong>de</strong>ras<br />

con más kilómetros y, por tanto, con más peligros<br />

o una clan<strong>de</strong>stinidad libre <strong>de</strong> impuestos y sin control.<br />

De entrada, el ocio juvenil no consiste sólo<br />

en la fiebre <strong>de</strong>l viernes noche. Muchos jóvenes organizan<br />

su tiempo <strong>de</strong> mil maneras distintas, y no<br />

es verdad que todos los jóvenes que disfrutan en<br />

una discoteca entren en el catálogo <strong>de</strong> impru<strong>de</strong>ntes<br />

y groseros. Hay una injusta literatura sobre<br />

este colectivo a costa <strong>de</strong> presentarlo como homogéneo.<br />

Indudablemente, es triste que a algunos sólo<br />

se les ocurra, buscando el solaz, perpetuarse hasta<br />

la extenuación en un cubil abarrotado <strong>de</strong> <strong>de</strong>cibelios.<br />

Pero este caso es más una cuestión <strong>de</strong> cultura,<br />

<strong>de</strong> horizontes para po<strong>de</strong>r disfrutar los alicientes<br />

que da la vida, que únicamente <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n<br />

público.<br />

Una primera reacción es creer que a<strong>de</strong>lantando<br />

el cierre <strong>de</strong> locales <strong>de</strong>saparecerá el problema.<br />

No tiene sentido acomodar en este punto los<br />

horarios españoles a los europeos cuando tampoco<br />

abren a la misma hora las fábricas ni en este<br />

país se cena a las ocho. A<strong>de</strong>más, es dudoso que<br />

<strong>de</strong>jar sin cobijo a los noctámbulos suprima esta<br />

especie que tiene <strong>de</strong>recho a existir si se excluye a<br />

los inciviles. Más bien, se les fuerza a buscar fiestas<br />

particulares en otros locales o casas, lo que no<br />

alivia las molestias ajenas y dificulta políticas preventivas.<br />

Si algo es eficaz no es sólo cazar por sorpresa<br />

a un conductor ebrio, sino que la Guardia<br />

Civil se instale ostentosamente a la salida <strong>de</strong> las<br />

macrodiscotecas alcoholímetro en mano. Ante la<br />

evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> que a la salida habrá que soplar, se<br />

induce más fácilmente a que uno <strong>de</strong>l grupo, el conductor,<br />

se abstenga <strong>de</strong> beber alcohol.<br />

Otro problema es que frente al <strong>de</strong>recho <strong>de</strong><br />

divertirse está el <strong>de</strong>recho a <strong>de</strong>scansar, y los vecinos<br />

<strong>de</strong> algunos bares y calles con movida pasan<br />

verda<strong>de</strong>ros apuros para conseguirlo. Al margen <strong>de</strong><br />

que, muchas veces, la administración competente<br />

ha sido poco escrupulosa a la hora <strong>de</strong> exigir condiciones<br />

a un local para su apertura, los corros altisonantes<br />

a la puerta <strong>de</strong> los mismos entorpecen el<br />

reposo <strong>de</strong>l vecindario. Es difícil atinar, también en<br />

15<br />

este caso, con una norma general que no castigue<br />

a quienes saben divertirse sin molestar. Ni una<br />

nueva ley seca evitará la existencia <strong>de</strong> borrachos<br />

ni obligar a un horario europeo evitará estos disturbios<br />

cotidianos. Otra cosa es que los municipios<br />

estén vigilantes sobre estos focos <strong>de</strong> jaleo, prohibiendo<br />

su apertura en lugares inconvenientes <strong>de</strong><br />

la ciudad –las macrodiscotecas, por ejemplo, generan<br />

una inevitable polución sonora aunque sea por<br />

el tráfico <strong>de</strong> coches que atraen– y sancionando<br />

con dureza disuasoria a los locales y personas<br />

que no respeten el <strong>de</strong>scanso <strong>de</strong>l prójimo. La experiencia<br />

en algunas ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> juicios rápidos<br />

contra vándalos ha <strong>de</strong>mostrado en este sentido<br />

una <strong>de</strong>stacable eficacia.<br />

Una vigilancia casi capilar <strong>de</strong> los lugares<br />

don<strong>de</strong> previsiblemente pue<strong>de</strong> haber problemas,<br />

una vigilancia que sepa administrar la prevención<br />

y la represión, es la mejor solución, aunque más<br />

costosa, a este problema que no tiene un remedio<br />

común porque no pue<strong>de</strong> criminalizarse todo el ocio<br />

en bares y discotecas. La tentación <strong>de</strong> papá Estado<br />

a un pupilaje excesivo sobre su ciudadanía<br />

siempre está presente, y es mejor pecar por <strong>de</strong>fecto<br />

que por exceso. Mejor una tutela <strong>de</strong>l propio municipio<br />

sobre los lugares conflictivos que una ley<br />

general que podría penalizar a quienes sólo buscan<br />

unos momentos <strong>de</strong> alegría sin molestar a<br />

nadie ni fastidiarse la vida.<br />

El País<br />

Análisis<br />

El texto propuesto tiene cinco párrafos y<br />

las i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong> ellos son:<br />

• Problemas <strong>de</strong> los jóvenes intoxicados, grupos<br />

ruidosos y acci<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> tráfico. Una<br />

solución ina<strong>de</strong>cuada sería la limitación <strong>de</strong><br />

horarios.<br />

• No hay colectivo homogéneo: diversidad<br />

cultural.<br />

• Las soluciones podrían ser a<strong>de</strong>lantar el cierre<br />

(sólo <strong>de</strong>splaza el problema) o la prevención<br />

(controles con alcoholímetros)<br />

• Intervención <strong>de</strong>l municipio con licencias <strong>de</strong><br />

apertura y sanción a ruidosos.<br />

• Mejor una vigilancia municipal que una ley<br />

general.<br />

Resumen:La diversión juvenil ocasiona, en algunos<br />

casos, problemas como son las intoxicaciones<br />

por droga, los acci<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> tráfico y el ruido,<br />

que impi<strong>de</strong>n dormir a los vecinos. La solución<br />

más eficaz aconseja tomar medidas preventivas y<br />

represivas y exige no una ley castigadora, que no<br />

evitaría el problema, sino actuaciones concretas,<br />

sobre todo municipales, para prevenirlos y sancionar<br />

sólo a los causantes

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