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1 SOCIEDAD CIVIL, ETICA Y PERIODISMO ... - Museu da Vida

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<strong>SOCIEDAD</strong> <strong>CIVIL</strong>, <strong>ETICA</strong> Y <strong>PERIODISMO</strong> CIENTÍFICO<br />

Lic. Diana Cazaux<br />

Presidenta de la Asociación Iberoamericana de Periodismo Científico<br />

Es para mi un honor que se me haya invitado a presentar esta conferencia en el marco del<br />

1er. Congreso Internacional de Divulgación Científica y agradezco profun<strong>da</strong>mente a sus<br />

organizadores: la UNESCO, la Universi<strong>da</strong>d de San Pablo, la Asociación Brasileña de<br />

Divulgación Científica y al Núcleo José Reis el haberme brin<strong>da</strong>do esta oportuni<strong>da</strong>d y a<br />

todos ustedes su presencia.<br />

La activi<strong>da</strong>d periodística adquirió en los últimos años, una significativa importancia. La<br />

capaci<strong>da</strong>d profesional manifesta<strong>da</strong> en innumerable tareas de investigación y el desarrollo de<br />

los medios de comunicación, impulsaron este fenómeno.<br />

La serie<strong>da</strong>d y profundi<strong>da</strong>d, en cuanto al material y análisis de diversas producciones<br />

periodísticas, revalorizaron la labor de los trabajadores de prensa, despertando en la<br />

ciu<strong>da</strong><strong>da</strong>nía un elevado índice de confiabili<strong>da</strong>d. Ello ha que<strong>da</strong>do demostrado en un<br />

sinnúmero de encuestas de opinión que ubican a los medios de comunicación en los más<br />

altos niveles de credibili<strong>da</strong>d social.<br />

En este contexto, ha sido frecuente que desde diversos sectores de la socie<strong>da</strong>d civil, quien a<br />

causa de su dimensión colectiva escapa a los peligros del individualismo e incita a la<br />

soli<strong>da</strong>ri<strong>da</strong>d, se recurriera a la prensa, no sólo para la difusión de ideas o acontecimientos,<br />

sino, fun<strong>da</strong>mentalmente, en la búsque<strong>da</strong> de justicia.<br />

Concretamente, más allá de la gratificación que conlleva el reconocimiento a la tarea<br />

efectua<strong>da</strong>, la función sustancial del periodista no es la de hacer justicia, sino la de informar.<br />

El imperativo ético del hombre de prensa es satisfacer el derecho de la socie<strong>da</strong>d a recibir la<br />

mayor canti<strong>da</strong>d y cali<strong>da</strong>d de información.<br />

Entonces, lo que debe tenerse presente, es el respaldo brin<strong>da</strong>do por la comuni<strong>da</strong>d, frente al<br />

rol que viene cumpliendo la prensa en estos últimos años. Este apoyo exige que los medios<br />

redoblen esfuerzos, para seguir <strong>da</strong>ndo respuestas al permanente compromiso asumido con<br />

la socie<strong>da</strong>d civil.<br />

El alto rol que la socie<strong>da</strong>d civil le asigna al periodista; a la par de prestigiarlo, le genera<br />

también una fuerte responsabili<strong>da</strong>d profesional y personal. Ciertamente, la función de<br />

informar en forma veraz y honesta no deja de poner al periodista en situaciones de grave<br />

compromiso.<br />

Es que el periodismo es una fuerza moral, 1 reflexionaba Juan Fernández en el capítulo<br />

referido a la Ética Periodista en su libro Historia del Periodismo Argentino del año 1943 y<br />

en ello reside el secreto de su influjo sobre las masas. Lo que no se exige en otros hombres,<br />

tórnase indispensable en el hombre de pluma: ilustración y austeri<strong>da</strong>d. Como la mujer de<br />

1 Fernández, Juan R.: Historia del Periodismo Argentino. Librería Perlado Editores. Buenos Aires. 1943<br />

1


Scipión, el periodista tiene que ser honrado y también parecerlo. Únicamente la sinceri<strong>da</strong>d<br />

es valedera ante las conciencias en actitud de percepción. Si en cambio, llegan las gentes a<br />

descubrir que el periodista es un sujeto falaz e impúdico, tienen derecho a arrojarle piedras,<br />

o cuando menos, a señalarle con desprecio.<br />

Por lo mismo que es grande la misión moral de la prensa, grande es su responsabili<strong>da</strong>d.<br />

No se puede, según eso, ser periodista porque sí, ni menos por conveniencia; hay que serlo<br />

por vocación. Ésta es la aureola que lo ennoblece.<br />

Cuando los diarios dejaron de ser personales para convertirse en órganos de opinión<br />

pública, pudieron pensar algunos que la ética pasaba a ser menos rigurosa por menos<br />

visible. Pero éstos pensaron erróneamente. No es posible representar a la opinión pública,<br />

ni siquiera apelar a ella, sino se acredita absoluta corrección de procederes, objetivi<strong>da</strong>d en<br />

la información y altura en la crítica. Hay que ser fiel en la opinión. He aquí el primero de<br />

los deberes.<br />

Cuando un diario ha conseguido llegar a ser representante genuino de la opinión pública,<br />

entonces establece ese lazo de unión, sutil e imponderable pero poderoso e indestructible,<br />

entre el ciu<strong>da</strong><strong>da</strong>no y la Nación, entre el gobierno y el pueblo.<br />

Eso, que constituye el fun<strong>da</strong>mento de la prensa periódica se hace posible por la<br />

independencia en los medios y la ética de los principios.<br />

Si nos detenemos a leer la placa de bronce que está en la entra<strong>da</strong> de un diario centenario<br />

argentino como lo es La Prensa, fun<strong>da</strong>do en 1859 vemos:<br />

2


La Prensa<br />

<strong>ETICA</strong> DEL <strong>PERIODISMO</strong><br />

Párrafo del de discurso de<br />

Ezequiel P. Paz, director y editor del “La Prensa” de Buenos Aires<br />

En el 56° aniversario de “La Prensa”,<br />

el 18 de octubre de 1925<br />

Informar con exactitud y con ver<strong>da</strong>d; no omitir na<strong>da</strong> de lo que el público tenga<br />

derecho a conocer; usar siempre la forma impersonal y culta sin perjuicio de la<br />

severi<strong>da</strong>d y de la fuerza del pensamiento crítico; desechar los rumores, los “se dice” o<br />

“se asegura” para afirmar únicamente aquello de que se tenga convicción afianza<strong>da</strong><br />

por pruebas y documentos; considerar que es preferible la carencia de una noticia a<br />

su publicación errónea o injustifica<strong>da</strong>; cui<strong>da</strong>r de que en las informaciones no se<br />

deslice la intención personal del que la re<strong>da</strong>cta, porque ello equivaldría a comentar, y<br />

el reportero o cronista no debe invadir lo reservado a otras secciones del diario;<br />

recor<strong>da</strong>r antes de escribir cuán poderoso es el instrumento de difusión de que se<br />

dispone, y que el <strong>da</strong>ño causado al funcionario o al particular por la falsa imputación<br />

no se repara nunca totalmente con la aclaración o rectificación caballerescamente<br />

concedi<strong>da</strong>; guar<strong>da</strong>r altura y sereni<strong>da</strong>d en la polémica y no afirmar na<strong>da</strong> que hayamos<br />

de tener que borrar al día siguiente, y por último, inscribir con letras de oro en lugar<br />

preferente, y bien a la vista, sobre las mesas de trabajo, las palabras de Walter<br />

Williams, insigne hombre de prensa norteamericano:<br />

NADIE DEBE ESCRIBIR COMO PERIODISTA LO<br />

QUE NO PUEDA DECIR COMO CABALLERO<br />

Adoptado como su código<br />

por los delegados al<br />

Primer Congreso Panamericano de Periodistas,<br />

del 7 al 13 de abril de 1926<br />

Afirmado como su credo por la<br />

Socie<strong>da</strong>d Interamericana de Prensa<br />

en su Sexta Asamblea General,<br />

el 13 de octubre de 1950<br />

3


Estos dos documentos, entonces corresponden a la visión del periodismo durante la primera<br />

mitad del siglo XX, veremos cómo se fue modificando hasta llegar a nuestros días.<br />

Pero ¿qué es la ética?<br />

Entiendo que para <strong>da</strong>rle un marco a esta conferencia debo comenzar definiendo qué es la<br />

ética y recurro a la que <strong>da</strong> el Diccionario de la Real Academia Española:”Parte de la<br />

filosofía que trata de la moral y de las obligaciones del hombre”.<br />

MORAL (del latín moralis), aunque es un adjetivo, se ha sustantivado para definir asuntos<br />

que se alejan de los sentidos y caen en el plano de la conciencia, del entendimiento,<br />

distinción de lo bueno de lo malo ; de lo positivo versus lo negativo. No concierne a lo<br />

jurídico, “sino al fuero interno o al respeto humano”, siguiendo también la definición<br />

académica.<br />

Ética y moral son así dos palabras gemelas, distingui<strong>da</strong>s sólo por especialistas en el campo<br />

de la filosofía, o también por lingüistas en la persecución del último y más remoto origen<br />

de la palabra.<br />

Moral-ética es un vocablo compuesto usado en términos generales para cubrir un vasto<br />

campo definitorio del comportamiento, del modo de actuar frente a sus semejantes y frente<br />

a sí mismo.<br />

La evolución posterior del sentido del vocablo, lo ético se ha identificado ca<strong>da</strong> vez más<br />

con la moral y la ética ha llegado a significar propiamente “La ciencia que se ocupa de los<br />

objetos morales en to<strong>da</strong>s sus formas, la filosofía moral.<br />

Reunido en socie<strong>da</strong>d ,el ser humano establece formas de conducta que le distinguen,<br />

deriva<strong>da</strong>s to<strong>da</strong>s de una conciencia de ser, diferenciativa del animal común. Cuando el<br />

hombre reconoce en sí mismo estas cuali<strong>da</strong>des que le hacen diferente, está actuando con<br />

apego a un ejercicio reflexivo, intelectual. Esto le capacita para organizarse conforme a un<br />

Código de Ética, un cuerpo de leyes morales, esto es, un cuerpo de modos de<br />

comportamiento que le son provechosos individual y colectivamente.<br />

El adjetivo moral se aplicará a las personas que apegan su conducta a lo que es la<br />

costumbre hecho ley. Habrá amorales y también inmorales , según las circunstancias. El<br />

uso de la palabra ético,ca ha que<strong>da</strong>do relegado más a corporaciones que a individuos. To<strong>da</strong><br />

persona que se precie de conducta justa, tiene así su Código de Ética.<br />

Sencillamente, en mi concepto, la ética es la conducta que rige a los seres humanos. Todos<br />

los individuos, por principio, deben tener su ética. Es decir, canalizar to<strong>da</strong> su actuación a<br />

través de normas que no lesionen la digni<strong>da</strong>d, la libertad, el pensamiento de los otros. A<br />

través de la Ética se adquiere lo que podríamos llamar el Crédito ante nuestros semejantes,<br />

el Prestigio. To<strong>da</strong>s las profesiones requieren para su ejercicio de una ética. Posiblemente,<br />

ca<strong>da</strong> una de ellas podría estimar que su ética, es la de mayor trascendencia. Considero que<br />

4


la importancia de la ética está en función con el perjuicio o con la magnitud del perjuicio<br />

que se ocasiona al no respetarla.<br />

Ética y periodismo:<br />

“ Cuando entramos en el campo de la ética periodística 2 nos adentramos en un terreno<br />

cenagoso de especulaciones filosóficas, donde brumas aterradoras de juicios flotan sobre el<br />

pantano. A pesar de la inseguri<strong>da</strong>d que crea el carecer de una superficie sóli<strong>da</strong> donde<br />

apoyar el pie y de la visibili<strong>da</strong>d escasa, no existe razón para desistir de la jorna<strong>da</strong>. De<br />

hecho, es una jorna<strong>da</strong> que vale la pena emprender, porque plantea el problema de la<br />

morali<strong>da</strong>d de la persona: obliga al periodista, como entre otros a considerar sus principios<br />

básicos, sus valores, sus obligaciones consigo mismo y para con los demás. Lo fuerza a<br />

decidir por sí mismo cómo quiere vivir, cómo manejar sus asuntos periodísticos, cómo<br />

pensar a cerca de sí mismo y de los demás, como pensará, actuará y reaccionará ante las<br />

personas, y las cuestiones que lo rodean.”, reconocía en 1982 Jhon Merrill en La Prensa y<br />

la Ética.<br />

No es fácil ponerse de acuerdo acerca de lo que resulta ético, ni en periodismo ni en<br />

ningún orden de la vi<strong>da</strong>. Porque el hombre se encuentra, en ver<strong>da</strong>d, a mitad de camino.<br />

El hombre está hoy muy alejado de la guari<strong>da</strong> de la selva, con sus instintos innatos<br />

embotados y con su libre voluntad no del todo desarrolla<strong>da</strong> como para reemplazar a sus<br />

instintos. Se está volviendo demasiado sabio como para obedecer siempre a los instintos y<br />

al deseo, y aún es demasiado débil como para imponerse siempre a sus dictados.<br />

El hombre no se salva, como los animales, cumpliendo la ley de su propio ser, que es el<br />

instinto. Un pez no trata de salir a tierra firme. Un hornero no intenta cavar una cueva. Un<br />

cocodrilo no na<strong>da</strong> en la Antárti<strong>da</strong>.<br />

Pero el hombre es capaz de cualquier desatino. Por eso, sólo encuentra salvación cuando su<br />

propio ser vive en armonía con Dios, con la naturaleza y con los otros hombres. De<br />

contrario, se condena a la anomia y la desesperanza.<br />

El único refugio para el hombre es responder a un código ético, que no tiene fuerza<br />

coercitiva ni se dicta de una sola vez y para siempre. Se impone la persuasión y la<br />

constancia en el deber, con la educación y el ejemplo, en todos los niveles de conducción:<br />

el familiar, el social y el político.<br />

La finali<strong>da</strong>d de la ética es el deber, el deber para consigo mismo o para con los demás. Es<br />

primariamente individual o personal, aún cuando se refiere a las obligaciones y deberes<br />

para con otros. La cuali<strong>da</strong>d de la vi<strong>da</strong> humana se relaciona tanto con la sole<strong>da</strong>d como con la<br />

sociabili<strong>da</strong>d. Hacemos el bien y el mal mediante nuestras acciones en aquella parte de<br />

nuestra vi<strong>da</strong> en la que reaccionamos y respondemos a otras personas. Esta duali<strong>da</strong>d de la<br />

2 Merrill, John y Barney, Ralph: La prensa y la éitica. Editorial Universitaria de Buenos Aires. 1981<br />

5


morali<strong>da</strong>d individual y social está implícita en el concepto mismo de la ética. El periodista,<br />

por ejemplo, no se limita a escribir simplemente para el consumo de otros; escribe para<br />

autoexpresarse, y pone su persona y todo su ser en su activi<strong>da</strong>d periodística. Lo que<br />

comunica es, de una manera muy real lo que él es. Se agra<strong>da</strong> o desagra<strong>da</strong> a sí mismo, no tan<br />

solo a su público. Lo que hace para vivir de acuerdo con alguna norma interior no sólo<br />

afecta a sus activi<strong>da</strong>des y creencias en otros, si no, de una manera muy real la esencia<br />

misma de su propia vi<strong>da</strong>.<br />

La preocupación por la ética es muy importante. El periodista que tiene esta preocupación<br />

se interesa obviamente por las acciones buenas o malas; tal preocupación indica una actitud<br />

que abarca tanto la libertad como la responsabili<strong>da</strong>d personal. Indica también que el<br />

periodista desea descubrir normas de acción que le sirvan como principios guía o como<br />

directivas específicas para lograr el tipo de vi<strong>da</strong> que le parece más significativo y<br />

satisfactorio. La preocupación ética es importante porque obliga al periodista a<br />

comprometerse, a optar reflexivamente entre alternativas. Lo lleva a buscar el summum<br />

bonum, el bien supremo en el periodismo, realzando así su autentici<strong>da</strong>d como persona y<br />

como periodista.<br />

Antes de elegir una ética en particular, todo periodista decide elegir entre ser una persona<br />

ética o no: esta es la primera y más importante elección que tiene ante sí. Pero hay que<br />

tener presente que, como demostraron Sartre y otros existencialistas, “la no elección es una<br />

forma de haber elegido”; que la “negación a elegir lo ético es inevitablemente una elección<br />

de lo no ético”. Existe hoy en día una tendencia a identificar como “ética” cualquier<br />

decisión personal de actuar; todo lo que quiero hacer, lo hago; por consiguiente, es ético<br />

para mí el hacerlo.<br />

La ética es la parte de la filosofía que ayu<strong>da</strong> a los periodistas a determinar qué es lo<br />

correcto en su activi<strong>da</strong>d como tales; es principalmente una ciencia normativa de la<br />

conducta, entendi<strong>da</strong> ésta fun<strong>da</strong>mentalmente como conducta voluntaria, autodetermina<strong>da</strong>.<br />

La ética tiene que ver con la “autolegislación” y la “autocoerción” ; aunque está<br />

relaciona<strong>da</strong>, por supuesto, con el derecho , es de naturaleza distinta. Aunque el derecho<br />

surge muy frecuentemente de los valores éticos de la socie<strong>da</strong>d en determinado momento<br />

histórico (es decir, el derecho refleja con frecuencia la ética), es algo determinado<br />

socialmente y cuyo cumplimiento es socialmente impuesto. La ética, en cambio está<br />

determina<strong>da</strong> personalmente y su cumplimiento es exigido por la propia persona, o debe<br />

serlo. La ética tiene que brin<strong>da</strong>r al periodista ciertos principios o pautas básicas mediante<br />

los cuales juzgar si sus acciones son buenas o malas, correctas o incorrectas, responsables o<br />

irresponsables.<br />

Siempre ha sido más fácil analizar el derecho que la ética; el derecho es más fácil de<br />

captar porque lo legal está establecido por la ley. Lo ético rebasa el derecho porque hay<br />

muchas acciones que son legales pero no éticas. Y no hay “códigos de ética” que pue<strong>da</strong>n<br />

consultarse para resolver los litigios morales. La ética es primariamente personal; la ley es<br />

primariamente social. Aunque el terreno de la ética periodística es movedizo y resulta<br />

difícil pisar en él con firmeza como mencionábamos anteriormente, hay puntos sólidos en<br />

que la persona puede afirmarse en su jorna<strong>da</strong> a través del difícil panorama de la vi<strong>da</strong>.<br />

6


En primer lugar, es importante dejar bien sentado que la ética se ocupa de las acciones<br />

voluntarias . Si un periodista no tiene control sobre sus decisiones o sus acciones, no hay<br />

necesi<strong>da</strong>d de hablar de ética. ¿Qué son las acciones voluntarias? Las que un periodista<br />

hubiera podido llevar a cabo de manera diferente, de haberlo querido. Algunas veces, los<br />

periodistas, al igual que otras personas, tratan de excusar sus acciones incorrectas diciendo<br />

que no las eligieron personalmente, si no que se las asignaron como tarea, o se las<br />

impusieron de alguna manera los propietarios del periódico u otros superiores. Tales<br />

coerciones pueden, no cabe du<strong>da</strong> presentarse en ciertas ocasiones (por ejemplo, en un<br />

sistema dictatorial de prensa) en que las consecuencias para el periodista que desobedece<br />

una orden pueden ser serias. En los sistemas democráticos si alega que no puede oponerse y<br />

que “tiene” que hacer algo, lo único que hace es manifestar su debili<strong>da</strong>d y falta de<br />

autentici<strong>da</strong>d ética.<br />

El periodista que se preocupa por la ética –de la cali<strong>da</strong>d de sus acciones- es , por supuesto,<br />

alguien que quiere alcanzar la virtud moral. Pero la definición de la persona moral tiene<br />

algo de círculo vicioso, porque nos remite otra vez a la pregunta: ¿qué es una persona ética<br />

o moral?.Pero la naturaleza de la virtud no resulta realmente tan relativa o vaga, si<br />

acor<strong>da</strong>mos algún crédito a los grandes pensadores de la historia; ha existido bastante<br />

consenso general entre los filósofos, aún cuando el término “virtud” haya sido<br />

conceptualizado con expresiones que contiene mucho “ruido” semántico.<br />

EL PERIODISTA “VIRTUOSO”<br />

Aristóteles vio la finali<strong>da</strong>d de la naturaleza como un autocumplimiento, como exigencia<br />

de lograr una realización de lo potencial y lo real. En el caso de las plantas y los animales<br />

ello no plantea graves problemas: el problema radica en la elaboración de una teoría váli<strong>da</strong><br />

para el hombre. En su caso el autocumplimiento estriba según Aristóteles en “el bien”<br />

(kalos): aquello hacia lo que tienden to<strong>da</strong>s las cosas. 3 La misión del hombre consiste en<br />

encontrar su bien, y en obrar con vistas a su realización: en el transcurso de semejante<br />

proceso el hombre se realiza a sí mismo y confiere significación y finali<strong>da</strong>d a su vi<strong>da</strong>. Así,<br />

pues, para Aristóteles la vi<strong>da</strong> misma es una búsque<strong>da</strong>, una búsque<strong>da</strong> constante, que asume<br />

por consiguiente un carácter eternamente educativo.<br />

En la Ética, Aristóteles, trata de establecer sus principios por medio de la in<strong>da</strong>gación y de<br />

la observación y comienza con una investigación psicológica del hombre en tanto<br />

individuo.<br />

Las ciencias naturales brin<strong>da</strong>n a Aristóteles el punto de parti<strong>da</strong> de sus investigaciones: en<br />

la medi<strong>da</strong> en que forma parte integrante de la naturaleza, el hombre actúa con una finali<strong>da</strong>d,<br />

hacia el cumplimiento del principio realizador del alma. Mediante una analogía con la<br />

naturaleza y a partir de una serie de observaciones sobre la naturaleza humana, Aristóteles<br />

llega a la conclusión de que en el alma es preciso distinguir tres aspectos distintos: la<br />

nutrición, el apetito y el intelecto. La nutrición designa las funciones del alma vegetativa –<br />

todos los procesos básicos que sostienen la vi<strong>da</strong> biológica- y son funciones no controla<strong>da</strong>s<br />

3 Aristóteles:Moral a Nicómaco, Argentina, Editorial Bibliográfica Argentina SRL, 1967<br />

7


conscientemente. El apetito y el intelecto son, por el contrario, una constante preocupación<br />

consciente del hombre. 4<br />

Una señal de virtud en el periodismo consistiría en profesar una profun<strong>da</strong> lealtad con la<br />

ver<strong>da</strong>d. O por lo menos, la búsque<strong>da</strong> de la ver<strong>da</strong>d por parte del periodista es algo que con<br />

seguri<strong>da</strong>d reclama sabiduría, coraje, templanza y justicia, como analiza Platón en La<br />

República. John Whale, re<strong>da</strong>ctor de editoriales de Sun<strong>da</strong>y Times , de Londres, sostiene que<br />

la base de la ética periodística es una entrega a la ver<strong>da</strong>d. La autentici<strong>da</strong>d de la información<br />

conteni<strong>da</strong> en el relato o “historia” es lo que constituye la principal preocupación del<br />

periodista, según Whale. ¿Qué métodos tiene que emplear un periodista en la obtención de<br />

esa “ver<strong>da</strong>d”? Whale responde: sólo aquellos métodos que el periodista estaría dispuesto a<br />

incluir como parte de su relato. La virtud ,en el periodismo, a juicio de Whale, consiste en<br />

lograr que el relato contenga la mayor proporción posible de ver<strong>da</strong>d, y, por supuesto, la<br />

fuente de información es parte de la ver<strong>da</strong>d del relato. 5<br />

El deseo de investigar la ver<strong>da</strong>d y de <strong>da</strong>rla a conocer parece ser, por cierto, uno de los<br />

fun<strong>da</strong>mentos morales del periodismo libre. La mayoría de los periodistas piensan de la<br />

ver<strong>da</strong>d lo mismo que piensan de la objetivi<strong>da</strong>d, vale decir, que es temporaria, fragmentaria<br />

e incompleta. La exactitud, la honesti<strong>da</strong>d, el equilibrio, la totali<strong>da</strong>d son notas que el<br />

periodista asocia generalmente con la objetivi<strong>da</strong>d, y por ende, con la ver<strong>da</strong>d.<br />

Naturalmente, el problema principal de esta concepción de la ver<strong>da</strong>d reside en que hay que<br />

considerarla en el contexto de la selección de las informaciones por parte de los directores<br />

del diario. ¿Qué ver<strong>da</strong>d –o qué partes de la ver<strong>da</strong>d- elegirá para <strong>da</strong>rlas a conocer un medio<br />

de comunicación periodístico? “To<strong>da</strong>s las noticias adecua<strong>da</strong>s para ser impresas”, responde<br />

The New York Times, con lo cual proclama ante todos los lectores que ciertos asuntos (aun<br />

cuando sean veraces o aporten a la ver<strong>da</strong>d) que no se consideren “adecuados” no se<br />

publicarán. Por lo tanto, The Times dice explícitamente lo que todos los periodistas creen y<br />

practican: la ver<strong>da</strong>d es aquello que los periodistas creen adecuado llamar ver<strong>da</strong>d, de la<br />

misma manera que las noticias son aquello que deciden que es adecuado llamar noticias,<br />

na<strong>da</strong> más ni na<strong>da</strong> menos. 6<br />

Los filósofos morales nos han aportado una amplia varie<strong>da</strong>d de normas optativas para<br />

determinar cuáles son las acciones virtuosas.<br />

Kant, 7 por ejemplo, afirma que una acción se justifica si las intenciones de quien las hace<br />

son buenas, independientemente de las consecuencias que pue<strong>da</strong>n resultar de la acción.<br />

Kant cree que lograr la mayor felici<strong>da</strong>d para el mayor número posible no tiene na<strong>da</strong> que ver<br />

(o puede no tenerlo) con la morali<strong>da</strong>d de la acción. Cree también que la satisfacción o<br />

provecho personales son algo ajeno a la acción ética. Encuentra la justicia u obligatorie<strong>da</strong>d<br />

de una acción simplemente en algún hecho relacionado con ella o con su naturaleza.<br />

4<br />

Bowen, James: Historia de la Educación Occidental, Barcelona, Editorial Herder, 1990<br />

5<br />

Merril, John: “Etica y Perodismo”, en Merril, John y Ralph, D. Barney(Comp): La Prensa y la<br />

Etica.Buenos Aires, EUDEBA, 1981.<br />

6<br />

Op.Cit.<br />

7<br />

Kant, Manuel: Crítica de la razón práctica,México, Editorial Porrou, 1998.<br />

8


Kant y su principio básico o regla, el “Imperativo Categórico”, está en la base de su<br />

sistema ético: “Obra siempre de acuerdo con aquella máxima que al mismo tiempo puedes<br />

desear que se convierta en ley universal “.Kant ofrece este “imperativo” como el principio<br />

necesario para determinar que reglas éticas más específicas y concretas debemos adoptar<br />

para guiar nuestra conducta . Lo que dice, en efecto, es que una persona sólo actúa<br />

éticamente si está –o estaría- dispuesta a hacer que todos actúen de acuerdo con su máxima.<br />

O dicho de otra manera, una persona actúa éticamente si está dispuesta a aceptar que su<br />

regla sea aplica<strong>da</strong> por to<strong>da</strong> aquella persona que se encuentre en una situación similar.<br />

El “Imperativo Categórico” no es en reali<strong>da</strong>d una máxima específica a partir de la cual<br />

alguien actúa, sino es un principio o regla general que permite, en el caso que nos ocupa, a<br />

un periodista examinar y evaluar to<strong>da</strong>s las máximas a partir de las cuales actúa. Es una<br />

especie de “súper-máxima” , que sirve para guiar el pensamiento respecto de las reglas<br />

específicas que deben aplicarse en campos concretos.<br />

Si un periodista acepta el Imperativo Categórico, no necesita tener presente en su mente (o<br />

en su Código o Credo impreso) reglas específicas o normas de acción que seguir.<br />

Formulará estas reglas sobre la base de su “super-máxima”, a medi<strong>da</strong> que se presentan las<br />

distintas ocasiones. Si estas orientaciones o prácticas aprueban el examen del Imperativo<br />

Categórico, entonces su acción basa<strong>da</strong> en esa “súper-máxima” es éticamente váli<strong>da</strong>, y el<br />

periodista puede ser considerado virtuoso.<br />

En Kant el hombre es autolegislador y colegislador , con todos los otros hombres, en el<br />

reino ideal de los fines.<br />

El reino de los fines es un reino ideal del que forman parte todos los que son capaces de<br />

dictar la Ley Moral. Sería la Ley que dictaría Dios.<br />

En el hombre la voluntad es siempre mixta, puede ser guia<strong>da</strong> por las inclinaciones o por la<br />

razón. Por eso hay conflicto y por eso para el hombre la Ley tiene que ser un imperativo.<br />

Así Kant intenta salvar la subjetivi<strong>da</strong>d. En ca<strong>da</strong> sujeto individual, su conciencia determina<br />

cual es el universal y así que<strong>da</strong> aislado de los otros sujetos.<br />

Aunque la filosofía kantiana influyó profun<strong>da</strong>mente sobre el pensamiento occidental, es<br />

evidente que, al menos entre los intelectuales modernos, su “ética del deber”, estricta y<br />

absoluta, ha perdido bastante atractivo y fuerza. Está en auge una especie de relativismo o<br />

situacionismo, una ética que resulta muy atractiva para aquellos a quienes agra<strong>da</strong> verse<br />

como “racionales”.<br />

Es muy poco lo que se ha escrito sobre la ética periodística, fuera de ciertas frases<br />

repetitivas que aparecen en los “códigos” y “credos” destinados principalmente a ser<br />

enmarcados y colgados en las paredes como adornos. Tal vez una razón para ello sea que la<br />

mayoría de los directores de diarios, propietarios, directores de noticias y otros periodistas,<br />

simplemente descartan el tema de la ética como “relativo”, <strong>da</strong>ndo poca o ninguna<br />

importancia a los principios periodísticos absolutos o universales. No hace mucho un<br />

9


eportero amigo lo expresó sucintamente al decir que consideraba la ética como “sólo la<br />

manera en que actúa ca<strong>da</strong> periodista”. No cabe du<strong>da</strong> de que un periodista libre tiene el<br />

derecho a considerar la ética de esta manera, pero esa concepción relativista relega la ética<br />

a una especie de “limbo de la inexistencia”, donde todo lo que un periodista hace puede<br />

considerarse ético. O, dicho de otra manera, lo que un periodista hace puede considerarse<br />

tan ético como lo que hace cualquier otro periodista.<br />

Si dejamos de lado las teorías absolutas de la ética (ejemplifica<strong>da</strong>s por Kant), entonces el<br />

debate sobre la morali<strong>da</strong>d se convierte exclusivamente en una discusión sobre preferencias,<br />

elecciones arbitrarias, juicios inconexos, ninguno de los cuales fun<strong>da</strong>menta una obligación.<br />

La aserción: “Esta fue la decisión periodística correcta” pasa a significar tan sólo “Esa<br />

decisión me gustó” de la misma manera como alguien podría decir: “Me gustó el aspecto<br />

del océano”. Una forma de relativismo en ética sostiene que una práctica periodística<br />

efectua<strong>da</strong> en el contexto A puede ser buena –ética-, en tanto que si se la practicara en el<br />

contexto B podría ser mala o contraria a la ética. Las circunstancias dictan la ética; el<br />

contexto determina la “justicia” o la “injusticia”, dicen los relativistas.<br />

Se trataría de una ética “subjetivista” , puesto que lo que alguien hace en una situación<br />

<strong>da</strong><strong>da</strong> está determinado subjetivamente por el individuo en el momento en que se pide una<br />

decisión ética.<br />

Ser periodista hoy<br />

El espíritu de los tiempos ha colocado al subjetivista en una posición moral dominante, o<br />

por lo menos a encontrarse en mayoría. Para muchas personas de hoy, si las mayorías creen<br />

que algo es ético, entonces lo es. Estamos en la época del subjetivismo, del relativista y del<br />

situacionista. Es una época en la que se considera incivilizado expresar juicios de valor,<br />

asumir posiciones, tener un sentimiento del “deber” o cumplir un compromiso. Es la época<br />

de los creen que cualquier opinión vale tanto como otra y que las normas morales de unas<br />

personas son tan buenas como las de su vecino. Son los días de la escuela de pensamiento<br />

que tiene como principio “probablemente los dos tenemos razón”, la época de las personas<br />

tolerantes, los que “se a<strong>da</strong>ptan”, que no sienten impulso alguno para hablar en voz alta y<br />

con clari<strong>da</strong>d sobre las normas morales.<br />

Aunque la posición relativista resulta intrigante debido a su aura de individualismo , debo<br />

rechazarla. De hecho, a riesgo de hacer un juicio de valor, me atreveré a decir que no es<br />

realmente una posición ética; es una “no-ética” o una “anti-ética”. Cuando el contenido de<br />

la ética se diluye hasta convertirse en subjetivismo, en situaciones o en conceptos, pierde<br />

todo significado en cuanto a ética. Si ca<strong>da</strong> caso es diferente, si ca<strong>da</strong> situación exige una<br />

norma distinta, si no existen absolutos en ética, entonces tendríamos que dejar de lado todo<br />

el contenido de la filosofía moral y sentirnos satisfechos de que ca<strong>da</strong> persona viva su vi<strong>da</strong><br />

de acuerdo con sus caprichos o “consideraciones” que pueden variar de una situación a<br />

otra...<br />

10


Apel 8 a partir de la déca<strong>da</strong> del 80 del Siglo XX critica la postura de Kant y propone un<br />

pasaje de la conciencia cerra<strong>da</strong> del sujeto a una intersubjetiva.<br />

Es el positivismo lógico que plantea que hay algo más primario que la racionali<strong>da</strong>d, ese<br />

algo es el lenguaje. La racionali<strong>da</strong>d humana se plasma en el lenguaje. Hay una apertura de<br />

la subjetivi<strong>da</strong>d, implica al otro, es diálogo, es comunicación.<br />

Del yo trascendental de Kant : yo pienso, al : nosotros argumentamos de Apel, punto de<br />

parti<strong>da</strong> abierto a los demás.<br />

Este discurso práctico puede dirimir todos los conflictos entre los hombres en lugar de<br />

llevar a un enfrentamiento.<br />

Todos tienen derecho a tener razón a ser escuchados y tenidos en cuenta. Cualquier<br />

conflicto se puede resolver por vía de la argumentación.<br />

Porque somos todos seres racionales y seres del lenguaje. Ca<strong>da</strong> individuo viene al discurso<br />

con una ética propia que indica una tradición y una altura propia, que puede ser diferente a<br />

la mía.<br />

El lenguaje es un modo de actuar. Sale de la racionali<strong>da</strong>d en que lo había puesto Kant y se<br />

lo pone en los sentimientos.<br />

Esto lleva a un “giro aplicado” sobre todo en el ámbito de la filosofía práctica, que<br />

siempre ha tenido por tarea orientar, siquiera sea medianamente, la acción 9<br />

(...)”La ética puede aventurar reflexiones para la vi<strong>da</strong> cotidiana y por eso su parte<br />

“aplica<strong>da</strong>” no puede prescribir de forma inmediata las actuaciones en los casos concretos,<br />

no puede convertirse en una “causística”, sino ayu<strong>da</strong>r con el producto de sus reflexiones a<br />

la toma concreta de decisión, que siempre está en manos de los hombres concretos. Las<br />

decisiones morales son siempre personales, lo cual no significa que sean puramente<br />

subjetivas, irracionales e incomunicables. Las personas somos individuos comunitarios y<br />

las decisiones personales son comunicables y compatibles.<br />

(...) Como los problemas surgen en distintos ámbitos de la vi<strong>da</strong> social, dotados de<br />

específicas peculiari<strong>da</strong>des, y como no existe ninguna ética filosófica en que concuerde el<br />

común de las gentes, la reflexión de la ética aplica<strong>da</strong> –a pesar del nombre que ostenta-<br />

funciona más “de abajo arriba” que de arriba abajo, más desde la base republicana de las<br />

distintas esferas que desde la monarquía del saber filosófico.<br />

Porque el ámbito ecológico tiene que enfrentarse a problemas específicos como el de<br />

contar con la responsabili<strong>da</strong>d de los grupos, y no sólo de los individuos, con las<br />

generaciones futuras y no sólo con las presentes, o habérselas con to<strong>da</strong> suerte de revisiones<br />

del antropocentrismo, pero el mundo económico y empresarial topa necesariamente con una<br />

8 Apel, Otto:l: Teoría de la ver<strong>da</strong>dera ética del discurso. Barcelona, Editorial Paidos, 1995.<br />

9 Cortina, Adela: Etica aplica<strong>da</strong> y dmocracia radical.Madrid, Editorial Tecnos S.A. 1993.<br />

11


acionali<strong>da</strong>d eficaz y competitiva, que puede ser inmisericorde, la socie<strong>da</strong>d civil necesita un<br />

mínimo de valores compartidos para sustentar el respeto al pluralismo, los políticos han de<br />

contar –como decía Maquiavelo- con la virtud y la fortuna , perseguir y conservar el poder,<br />

pero un poder legítimo, los periodistas saben que información es poder, pero también<br />

mercancía, y las distintas profesiones toman conciencia de que van olvi<strong>da</strong>ndo sus fines<br />

propios y perdiendo, en consecuencia el sentido de la profesión.<br />

Ignacio Ramonet 10 (actual Director del diario Le Monde Diplomatique) en su libro “ La<br />

tiranía de la comunicación” reflexion, ahora, ya en 1998:<br />

“Si nos preguntamos acerca de los periodistas y de su papel en la actual concepción<br />

dominante del trabajo informativo, podemos concluir que están en vías de extinción. El<br />

sistema informacional ya no les quiere. Hoy puede funcionar sin periodistas, o, digamos,<br />

con periodistas reducidos al estadio de un obrero en cadena, como Charlot en Tiempos<br />

Modernos...Es decir, al nivel de retocador de despachos de agencia. Hay que ver lo que son<br />

hoy las re<strong>da</strong>cciones, lo mismo en los diarios que en las radios y en las televisiones. Se ve a<br />

las celebri<strong>da</strong>des que presentan los telediarios de la noche, pero se esconde a un millar de<br />

profesionales que tiran del carro. La cali<strong>da</strong>d del trabajo de los periodistas está en vías de<br />

regresión, lo mismo que su estatus social. Hay una taylorización de su trabajo.<br />

Vivimos una doble revolución, de orden tecnológico y de orden económico. Quizás<br />

estamos a punto de experimentar en este momento lo que yo llamaría (dice Ramonet) la<br />

segun<strong>da</strong> revolución capitalista. Produce una energía enormemente importante que cambia<br />

muchas cosas y modifica notablemente el campo de la comunicación y muy<br />

particularmente el campo de la información, en la medi<strong>da</strong> en que supone una entronización<br />

del mercado en el marco de la globalización de la economía. Todo esto se encuentra en el<br />

propio núcleo de la situación descripta.<br />

Un cierto número de elementos evidencian la transformación del periodismo. ¿Va a<br />

provocar esta mutación su desaparición ?Es la pregunta que nos hacemos y a la cual,<br />

imagino, nadie osa responder de momento. La doble revolución aludi<strong>da</strong> tiene una<br />

repercusión importante en el campo cultural. Hasta ahora teníamos tres esferas: la de la<br />

cultura, la de la información y la de la comunicación. Estas tres esferas eran autónomas y<br />

tenían su propio sistema de desarrollo. A partir de la revolución económica y tecnológica,<br />

la esfera de la comunicación tiene tendencia a absorber la información y la cultura. Ya no<br />

hay más cultura que la de masas y la comunicación se dirige a las masas. Es un primer<br />

fenómeno cuyas consecuencias son extrema<strong>da</strong>mente importantes.<br />

La información se caracteriza hoy por tres aspectos. El primero es que si durante siglos<br />

fue muy escasa, casi inexistente, hoy es superabun<strong>da</strong>nte. La segun<strong>da</strong> característica es que la<br />

información, de un ritmo relativamente parsimonioso y lento en otros tiempos, es hoy<br />

extrema<strong>da</strong>mente rápi<strong>da</strong>. Podemos señalar que el factor rapidez está íntimamente asociado a<br />

la información, forma parte de su historia. Y esta relación ha alcanzado un límite que hoy<br />

plantea problemas, ya que su veloci<strong>da</strong>d es la de la luz y la de la instantanei<strong>da</strong>d.<br />

10 Ramonet, Ignacio:La tiranía de la comunicación, Madrid, 1998<br />

12


La tercera componente es que la información no tiene valor en sí misma en relación, por<br />

ejemplo, con la ver<strong>da</strong>d o en relación con su eficacia cívica.<br />

La información es, antes que na<strong>da</strong>, una mercancía. En tanto que mercancía está<br />

esencialmente someti<strong>da</strong> a las leyes del mercado, de la oferta y la deman<strong>da</strong>, y no a otras<br />

reglas como podrían ser las deriva<strong>da</strong>s de criterios cívicos o éticos”.<br />

Creo que la actual visión de Adela Cortina 11 abre una esperanza para la ética<br />

periodística: Ca<strong>da</strong> uno de los ámbitos de la mal llama<strong>da</strong> ética aplica<strong>da</strong> dependen en último<br />

término de los valores compartidos por la socie<strong>da</strong>d civil, consideraremos la ética aplica<strong>da</strong><br />

como una suerte de ética cívica, que se expresa en ámbitos como la medicina, la política, la<br />

genética, la ecología, la información, la economía o los negocios. Que se expresa en ellas<br />

quiere decir que la ética aplica<strong>da</strong> es la resultante de un doble movimiento : del proceso<br />

“inductivo” por el que se configura a partir de los valores surgidos de las distintas<br />

activi<strong>da</strong>des, y del proceso “deductivo” por el que los principios y valores comunes a una<br />

socie<strong>da</strong>d democrática se aplican a las distintas dimensiones sociales.<br />

Nadie du<strong>da</strong>, sin embargo, que el hombre necesita un código ético, como medio único para<br />

un régimen enaltecedor de su existencia.<br />

Pero si bien un código ético es indispensable, imponer su cumplimiento por medio de un<br />

tribunal, aun académico y profesional, puede resultar contraproducente en periodismo.<br />

¿Qué haría más popular a un medio o a un periodista que la condena de un tribunal de<br />

ética? se pregunta Lauro Laiño en su libro “El Periodismo como deber social”. 12<br />

Los quioscos recibirían avalanchas de pedidos o el rating se elevaría vertiginosamente a la<br />

espera de revelaciones aún más calientes.<br />

Na<strong>da</strong> parece más atractivo a un asunto que su prohibición. “No hagas esto”, debe haber<br />

sido el primer argumento publicitario de la historia.<br />

En to<strong>da</strong> publicación sana existe un código de ética implícito o escrito que guía las<br />

conductas y las plumas. Publicaciones sin tradición cultural corren el riesgo del extravío,<br />

pues la no sujeción a principios clásicos y elementales del periodismo las lleva<br />

inevitablemente al descrédito, como antesala de la desaparición.<br />

Los medios deben promover la formación responsable y la templanza de sus periodistas en<br />

la escuela cotidiana de la información así podrán servir al público y a sus empresas con<br />

exactitud , equilibrio, objetivi<strong>da</strong>d e imparciali<strong>da</strong>d, lejos de la tentación malsana de llegar a<br />

conclusiones suficientes con elementos insuficientes.<br />

Los directores de los medios se justifican muchas veces apelando al utilitarismo del<br />

rating o la tira<strong>da</strong>. Al decir que <strong>da</strong>n al público lo que el público desea, están confesando la<br />

11 Cortina, Adela; Etica aplcia<strong>da</strong> y democracia radical, Madrid, Editorial Tecnus S.A., 1993.<br />

12 Laiño, Lauro: El periodismo como deber social. Academia Nacional de Periodismo. Buenos Aires, 2001<br />

13


limitación de su filosofía editorial y empresarial, que ignora el bien de la socie<strong>da</strong>d, la<br />

necesi<strong>da</strong>d de informar y formar, la responsabili<strong>da</strong>d que impone la libertad de que gozan.<br />

Si la Constitución consagra el derecho de prensa como una libertad estratégica que el<br />

Estado no puede reglamentar, ¿con qué fun<strong>da</strong>mento podría cercenarse al público el derecho<br />

de recibir to<strong>da</strong> la información? El público debe decidir lo que quiere y lo que no acepta.<br />

El público, y solamente el público, puede hacerlo, pues constituye el motor fun<strong>da</strong>mental<br />

de la dinámica de la comunicación.<br />

Todos los intentos destinados a recortar la función de la prensa se han estrellado siempre<br />

contra el único tribunal competente para juzgarla, que es el constituido por los lectores, los<br />

escuchas y los televidentes. Porque el tribunal de la opinión pública a veces condena y a<br />

veces absuelve, pero, muchas veces emite el más terrible de los veredictos: no interesa.<br />

Cualquier otro control sobre los medios está destinado al fracaso. Debemos, entonces,<br />

depositar la confianza de nuestra propia libertad en la conciencia pública, porque las<br />

socie<strong>da</strong>des tienen un mecanismo de equilibrio que podríamos comparar con el biológico.<br />

Una homeostasis, que es el estado ideal de armonía entre las distintas funciones de los<br />

organismos vivos.<br />

Las socie<strong>da</strong>des tienen también leyes naturales, no sólo leyes escritas, que semejan la<br />

siembra desordena<strong>da</strong> de la naturaleza. Antiguamente se usaba la palabra broadcasting para<br />

las emisoras de radio. Broadcasting es el trazo ancho de la mano del sembrador que arroja<br />

las semillas a la tierra, y este trazo ancho esparce, por igual, to<strong>da</strong> clase de semillas, virus,<br />

gérmenes, insectos y alimañas. En esta siembra negligente se encuentra la raíz del<br />

equilibrio ecológico.<br />

La prensa necesita también de un equilibrio ecológico. La diversi<strong>da</strong>d. Lo bueno y lo malo.<br />

El germen de la vi<strong>da</strong> y la bacteria. Como la naturaleza.<br />

El periodista científico<br />

Estos principios generales deben especificarse cuando se trata del periodismo científico 13 ,<br />

esa joven especiali<strong>da</strong>d informativa que consiste en difundir los progresos de la ciencia y la<br />

tecnología a través de los medios informativos y ahora de las nuevas tecnologías de la<br />

información.<br />

Desde este enfoque, estimo que, la ética dentro del periodismo científico, adquiere un muy<br />

estimable valor. Posiblemente, mucho más que en cualquier otra profesión.<br />

¿Qué es lo que ocurre con un periodista científico que no es ético? Su noticia es leí<strong>da</strong> por<br />

varios millares de personas o millones de lectores y puede causarles <strong>da</strong>ños a todos o a la<br />

13<br />

Calvo Hernando, Manuel: Ciencia y Periodismo. Centro de Estudios para el Fomento de la Investigación.<br />

CEFI. Barcelona, España.. 1999.<br />

14


mayoría de ellos, sobre todo si la información se ha expandido por todo el mundo. Podría<br />

alegarse que esta noticia puede ser rectifica<strong>da</strong> por otra posterior y correcta. Pero el <strong>da</strong>ño ya<br />

se habría inferido, pues no siempre los mismos lectores tendrían oportuni<strong>da</strong>d de leerla. Pero<br />

esto es to<strong>da</strong>vía más grave cuando se halla en juego la salud de la población, sobre todo si se<br />

trata de divulgar nuevas terapéuticas, no del todo bien experimenta<strong>da</strong>s. Se pueden crear<br />

falsas esperazas.<br />

Entonces en el periodismo científico lo que preocupan son sus grandes implicaciones<br />

éticas.<br />

Por lo que conviene enumerar algunos de sus problemas: 14<br />

I) Distinguir el perjuicio que el avance científico y tecnológico puede inferir, en<br />

algunos campos, a la socie<strong>da</strong>d.<br />

II) Eliminar la apología de los delitos, los narcóticos, la violencia y los<br />

totalitarismos.<br />

III) Respetar las fronteras del honor, la digni<strong>da</strong>d y la vi<strong>da</strong> priva<strong>da</strong> de las personas.<br />

IV) Atribuir el crédito por una idea o una innovación solamente a quien en reali<strong>da</strong>d<br />

le corresponde.<br />

V) Mantener lealtad a las grandes aspiraciones nacionales y objetivos supremos de<br />

la comuni<strong>da</strong>d.<br />

VI) Atender al dictado de la decencia y las buenas costumbres.<br />

En todos los Congresos Iberoamericanos de Periodismo Científico celebrados hasta ahora<br />

nos hemos ocupado de este tema, por estimar que al tener el periodismo como fin último la<br />

ver<strong>da</strong>d, y estar el conocimiento científico en las mismas condiciones, los<br />

condicionamientos éticos son absolutamente imprescindibles en esta mo<strong>da</strong>li<strong>da</strong>d. Y ya en el<br />

1er. Congreso Iberoamericano de Periodismo Científico, llevado a cabo en 1974, Caracas,<br />

Venezuela la ponencia del argentino ,a la sazón vicepresidente de la Asociación Argentina<br />

de Periodismo Científico, Dr. Miguel M. Muhlman “La ética del periodismo y la<br />

enferme<strong>da</strong>d del siglo” formulaba las siguientes recomen<strong>da</strong>ciones sobre la ética en el<br />

periodismo científico:<br />

1. No recoger informaciones científicas que no provengan de fuentes reconoci<strong>da</strong>s,<br />

serias y responsables.<br />

2. Tratar en lo posible que estas noticias sean el resultado de un acontecimiento<br />

científico donde hayan participado eminentes especialistas.<br />

3. Anunciar el hallazgo en la forma más ajusta<strong>da</strong> a la suministra<strong>da</strong> por el investigador.<br />

4. Tratar de colocar entre comillas sus declaraciones para hacerlo responsable y, al<br />

mismo tiempo, para que el lector pue<strong>da</strong> distinguir el agregado del periodista.<br />

5. Sobre el material científico agregado, el periodista podrá aclarar los términos de<br />

difícil interpretación para que el trabajo sea de más fácil comprensión.<br />

6. No deformar la noticia abultándola con sensacionalismos que tergiversen la reali<strong>da</strong>d<br />

y pue<strong>da</strong>n crear falsas esperanzas.<br />

14 Periodismo Educativo y Científico. CIMPEC.OEA.1976<br />

15


7. Acompañar, si es posible, el juicio que le merece esa noticia a varios colegas<br />

destacados en la especiali<strong>da</strong>d y hacerlo igualmente respetando las opiniones<br />

personales, escribiéndolas entre comillas.<br />

8. Cuando la noticia proviene de un teletipo desde el extranjero poner suma atención<br />

en los conceptos que pertenecen al investigador y los que ha agregado el periodista.<br />

En no pocas oportuni<strong>da</strong>des, la noticia de origen va siendo deforma<strong>da</strong> con cierto<br />

ingrediente de espectaculari<strong>da</strong>d a medi<strong>da</strong> que va pasando por distintos medios de<br />

comunicación.<br />

9. Tratar de in<strong>da</strong>gar el currículo vitae del científico que hace el anuncio y descartarlo<br />

si no reúne condiciones de serie<strong>da</strong>d o agregárselo junto con la noticia para que el<br />

lector lo valorice.<br />

10. Tratar de conocer la cali<strong>da</strong>d del instituto, laboratorio o centro científico desde donde<br />

se ha lanzado la información. Detenerse en observar si detrás de la noticia, o entre<br />

líneas no se esconde alguna promoción disimula<strong>da</strong> hábilmente.<br />

11. Detenerse en observar si no existe el evidente propósito de difundir experimentos en<br />

gestación para lograr subsidios, donaciones o mayores asignaciones.<br />

12. Detenerse en observar si la noticia encierra en reali<strong>da</strong>d un adelanto científico o es<br />

algo ya conocido, presentado bajo otra forma.<br />

13. No <strong>da</strong>r nunca nombre de productos, fármacos, drogas, medicamentos con que puede<br />

beneficiarse un laboratorio comercial. Dar exclusivamente la fórmula química o el<br />

nombre científico. No hacerlo así permitiría al lector sospechar que se le está<br />

indicando un producto para tratar una enferme<strong>da</strong>d con complici<strong>da</strong>d del diario y del<br />

periodista, siendo o no efectiva su acción sobre el organismo.<br />

14. El periodista científico deberá colocarse más que cualquier otro periodista en el<br />

papel de lector, para conocer qué efecto puede producirle esa noticia. Más aún, en el<br />

lector de mediana o baja cultura que no posee la capaci<strong>da</strong>d de discernimiento rápido<br />

y claro para saber lo que pue<strong>da</strong> haber de exacto o inexacto en una información de tal<br />

naturaleza.<br />

15. Con todo lo atractivo que pue<strong>da</strong> ser un título para un trabajo de divulgación<br />

científica, no debe ser exagerado ni encerrar conceptos que no trae la información.<br />

Si bien, todos reconocemos que el título es el escaparate de un negocio. Puede<br />

decidir por su presentación a que un comprador potencial entre en el local para la<br />

adquisición de algo que le ha agra<strong>da</strong>do. Pero dentro de la tien<strong>da</strong>, si la cali<strong>da</strong>d no es<br />

la misma, sufrirá un desengaño y es posible que jamás entre a comprar en el mismo<br />

comercio. Lo mismo le puede ocurrir al periodista científico. Si al lector se le<br />

tergiversa, se le deforma o se le asegura en el título lo que no está totalmente<br />

probado y así surge el texto, el periodista, sobre todo si firma, se desacreditará. Si<br />

no firma, el descrédito será para el diario. Ello, sin dejar de comprender, que no en<br />

no pocos diarios, los periodistas no son los tituladores. Y sin tampoco dejar de<br />

aceptar que los títulos del periodista son sugeridos o cambiados por necesi<strong>da</strong>d de<br />

adecuarlos al espacio asignado.<br />

16. La objetivi<strong>da</strong>d debe ser una forma primigenia para este tipo de informaciones más<br />

que para cualquier otro. Descartar todo aquello que resulte sospechoso o no<br />

comprensible. No reproducir aquello que a juicio sereno del periodista no resulte de<br />

la reali<strong>da</strong>d del hecho. Tratar por ello, si es posible, que el investigador, si es del<br />

mismo país demuestre cómo ha llegado al proceso que anuncia. Continuamente se<br />

lanzan al mercado drogas en experimentación donde los efectos nocivos<br />

16


secun<strong>da</strong>rios, son más que las acciones positivas que presenta. Y, muchas veces<br />

ocurre, que cuando se <strong>da</strong> la noticia, se anuncian ampulosamente éstas y se olvi<strong>da</strong>n<br />

de aquéllas, provocándose un <strong>da</strong>ño intencional a los lectores.<br />

En las conclusiones de este 1er. Congreso Iberoamericano de Periodismo Científico se<br />

aprobó la siguiente Declaración de principios éticos del periodismo científico:<br />

1. El periodista científico defenderá el derecho de todo ser humano a participar en el<br />

desarrollo del conocimiento.<br />

2. Promoverá la confianza de la comuni<strong>da</strong>d hacia la ciencia; promoverá la difusión de<br />

los hallazgos que beneficien al hombre y tratará por todos los medios de valorizar<br />

con la máxima clari<strong>da</strong>d los aspectos positivos del avance científico y tecnológico, y<br />

denunciar los negativos, en relación con el individuo y con la socie<strong>da</strong>d.<br />

3. Denunciará la peligrosi<strong>da</strong>d de las falsas ciencias, que son obstáculo para el<br />

desarrollo espiritual y material del ser humano y tratará de desenmascarar a sus<br />

cultivadores.<br />

4. En materia de información médica, tratará de no suscitar vanas esperanzas en<br />

quienes padecen enferme<strong>da</strong>des graves, <strong>da</strong>ndo nombres de productos, drogas,<br />

medicamentos, con que pue<strong>da</strong> beneficiarse un laboratorio comercial, defendiendo –<br />

irresponsable e indiscrimina<strong>da</strong>mente- descubrimientos no comprobados totalmente<br />

o de sustancias o fármacos cuya eficacia no ha sido confirma<strong>da</strong>.<br />

5. La noticia científica podrá completarse, cuando sea posible con una explicación<br />

sobre la personali<strong>da</strong>d del autor del descubrimiento o sobre la cali<strong>da</strong>d del Centro de<br />

Investigación donde se haya originado la noticia. De ese modo puede el público<br />

valorar, en sus justos términos, la mayor o menor trascendencia de la información.<br />

6. Deberá cui<strong>da</strong>r que la atribución de las ideas o las innovaciones, solamente<br />

corresponden a quienes en reali<strong>da</strong>d les pertenecen.<br />

7. El periodista científico deberá promover y fomentar el desarrollo de la<br />

investigación, tanto básica como aplica<strong>da</strong>, que atien<strong>da</strong> al bienestar de la comuni<strong>da</strong>d<br />

local o nacional, como internacional; y trabajará por la creación de una conciencia<br />

pública sobre el valor de la investigación científica al servicio del desarrollo de los<br />

pueblos.<br />

En el 1er. Congreso Iberoamericano de Periodismo Científico la preocupación manifesta<strong>da</strong><br />

por el Dr. Muhlman en su ponencia en la cobertura periodística de lo que llamó “El Mal del<br />

Siglo”, recordemos que este Congreso se llevó a cabo en el año 1974, hace casi 30 años, el<br />

“Mal del Siglo” era el cáncer. Por esos años los editores inescrupulosos cuando deseaban<br />

elevar las ventas de sus publicaciones recurrían a titulares del tono: El cáncer se cura y<br />

otras afirmaciones semejantes. Ver publica<strong>da</strong>s estas aberraciones es lo que llevó a mi<br />

compatriota a escribir ese Código de Ética para el Periodista Científico.<br />

Hoy sus preocupaciones estarían puestas en cómo se ha titulado cuando se publicó la<br />

noticia de la Oveja Dolly, del Genoma Humano o de la guerra bactereológica. Porque,<br />

convengamos, hay noticias científicas que perse son sensacionalistas y siempre habrá<br />

editores que se aprovechen de ellas.<br />

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BIBLIOGRAFÍA<br />

Apel, Karl-Otto: Teoría de la ver<strong>da</strong>dera ética del discurso, Barcelona, Editorial Paidós,<br />

1995.<br />

Aristóteles: Moral a Nicómaco, Argentina, Editorial Bibliográfica Argentina SRL, 1967.<br />

Bowen, James: Historia de la Educación Occidental, Barcelona, Editorial Herder, 1990.<br />

Calvo Hernando, Manuel: Ciencia y Periodismo. Barcelona, España. Centro de Estudios<br />

para el Fomento de la Investigación. CEFI. 1999.<br />

Cortina, Adela: Etica aplica<strong>da</strong> y democracia radical, Madrid, Editorial Tecnus, 1993.<br />

Fernández, Juan: Historia del Periodismo Argentino. Argentina. Librería Perlado Editores<br />

1943.<br />

Kant, Manuel: Crítica de la razón práctica, México, Editorial Porrúa, 1998.<br />

Merril, John: “Etica y periodismo”, en Merril, John y Ralph, D. Barney (Comp.): La prensa<br />

y la ética, Buenos Aires, EUDEBA, 1981.<br />

Periodismo Educativo y Científico. CIMPEC-OEA. 1976.<br />

Ramonet, Ignacio: La tiranía de la comunicación. Madrid, 1998<br />

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