revista Medicina de Familia Andalucía - SAMFyC

Med fam Andal Vol. 13, Núm. 2, Suplemento 1, octubre 2012
PRÓLOGO
Alcántara Bellón JD
Presidente del Comité Organizador
Sólo han transcurrido una docena de meses desde
que nos embarcamos en la organización del
22º Congreso Andaluz de Medicina de Familia y
Comunitaria... y, sin embargo, nuestro entorno
profesional, laboral y personal está sufriendo
cambios tan severos que los médicos de familia
-suficientemente acostumbrados a gestionar
las permanentes "crisis" que ha conllevado el
nacimiento y desarrollo de nuestra especialidad-
percibimos con nitidez que ésta nos está superando
sobradamente y comprobamos cómo se
ha generado un grado de crispación en nuestros
centros de Atención Primaria y de atención a las
urgencias que no habíamos vivido nunca.
En las tres últimas décadas, los médicos de
familia hemos contribuido con nuestra dedicación,
responsabilidad y compromiso a construir
un sistema sanitario público modélico. Nuestra
participación ha sido crucial a la hora de hacer
efectiva su orientación centrada en la calidad
asistencial, en la eficiencia de los recursos y en los
ciudadanos. Si los andaluces podemos mostrar
orgullosos nuestro sistema sanitario, los médicos
de familia hemos contribuido en gran medida a
alcanzar estos resultados. Y nuestra Sociedad
científica ha sabido mantenerse en la vanguardia
de los cambios.
Este viaje ha sido duro porque nos ha supuesto
impulsar un ingente cambio cultural, tanto en
los ciudadanos como en los gestores y otros
estamentos profesionales, y asumir un notable
esfuerzo formativo.
Años en los que nuestras reivindicaciones siempre
han estado centradas en mejorar nuestro
desempeño profesional y avanzar en la consolidación
de la Atención Primaria, tras una reforma
que se hacía interminable. Años en los que
constatábamos cómo el primer nivel asistencial,
en el que se resuelve la gran mayoría de los
problemas de salud de la población, no recibía
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una financiación suficiente, pareja a una cartera
de servicios creciente y al volumen de demanda
asistencial atendida.
Pero en los últimos meses, sumidos en esta "madre
de todas las crisis" macroeconómica, los profesionales,
que constituimos el principal activo
del sistema sanitario, hemos venido soportando
en primera persona una batería de medidas de
recortes.
Perplejos, comprobamos cómo lo que hace un
año -cuando Córdoba nos acogía en nuestro
anterior 21º Congreso- parecía sólido e intocable
ha dejado de serlo. Cómo los valores de universalidad,
equidad y accesibilidad que los gestores
y políticos con responsabilidades sanitarias proclamaban
que jamás sufrirían detrimento alguno
han dejado de serlo.
Más aún cuando hemos sido testigos de un
desmesurado crecimiento de entidades, de muy
diversa naturaleza jurídica pero sostenidas con
fondos públicos, que han devenido en una ingente
administración paralela sin carácter ni función
asistencial, que duplica costes y cuya eficiencia
-más en estos tiempos de severos ajustes presupuestarios-
resulta más que cuestionable.
Es posible que nosotros mismos contribuyamos
a ello, demorando que los médicos de familia -de
primaria, de urgencias- nos podamos manifestar
con una voz única, unificando las distintas Sociedades.
Esta crisis podría servir también para
que todos pusiéramos nuestro granito de arena.
Los gestores de la sanidad pública deberían
afrontar los recortes aplicando criterios mucho
más selectivos: usando un bisturí, no tijeras de
podar. No es necesario inventar nada; tal vez
aplicar la filosofía lean manufacturing (lean, en
inglés, esbelto, sin grasa) del modelo de calidad
japonés: eliminar el despilfarro, "desechar la

grasa y adelgazarla”, potencia la calidad y reduce
costes. En nuestro caso, "potenciar el magro", los
servicios asistenciales, y "desechar la grasa", la
ingente administración paralela no asistencial y
las múltiples iniciativas, con más artificio que
sentido, que sólo pueden ser útiles para sustentar
el autobombo.
Nuestro Congreso nos debe permitir, más que
nunca, estar unidos como profesionales que
compartimos los mismos valores, los mismos
retos, las mismas dificultades. Por eso, presentamos
un mimado Programa Científico que
resulta atractivo y efectivo, que combina calidad
y rigurosidad; centrado fundamentalmente en
contenidos asistenciales y a la mejora de nuestras
habilidades y competencias, porque estos son
los ingredientes que realmente preferimos como
médicos de familia.
Y también debemos aplicarnos en eliminar
nuestra propia grasa. Es bastante probable que
esta crisis suponga la muerte de una tipología
Med fam Andal Vol. 13, Núm. 2, Suplemento 1, octubre 2012
de congresos médicos, insostenibles por las crecientes
dificultades de financiación. Es tiempo
de experimentar nuevas fórmulas organizativas
y de explorar vías alternativas de financiación.
Este año, somos pioneros en lograr un Congreso
sostenible, desechando el uso de materiales no
reciclables.
Tal vez, como presidente del Congreso, debería
haber comenzado estas líneas declarando los
encantos del otoño en Sevilla y anunciando cómo
nos acogerá para disfrutarla y admirarla. Pero la
incertidumbre y el desasosiego que compartimos
no me ha permitido mirar para otro lado.
Pero si sé cómo finalizarlas. Agradeciendo a las
compañeras y compañeros que se han sumado
a esta travesía en los comités Organizador y
Científico, liderado por Miguel Solís, su esfuerzo,
tiempo y dedicación. A todos los que, con vuestra
asistencia y participación, lo engrandecéis. Y a
todos los que, cubriéndonos en nuestros centros
de trabajo, lo hacéis posible.
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