Versión completa en pdf - IES La Arboleda

to es la sinrazón; no porque quienes
rechacen la clase de religión en la
escuela no tengan razones para ello.
En absoluto. Toda hipótesis es posible,
al menos para el diálogo, siempre que
se fundamente. Lo que no es razonable,
en ningún sentido, es hacer
“oído sordo” a la demanda social;
negar la evidencia histórica; negar
arbitrariamente el espíritu y la letra
de las leyes, etc.
- En cuanto a la transmisión de valores,
basta con decir que es injusto no
reconocer la labor de quienes de forma
anónima y movidos por un valor fundamental
como es el amor al prójimo,
han dado y dan su vida por los más
necesitados; su testimonio no son palabras
que se lleva el viento, sino
hechos concretos, quizás desconocidos
para la mayoría de nosotros, porque
no buscan el reconocimiento y la
fama (valores tan codiciados en nuestra
sociedad);se saben unos simples
mensajeros cuyos nombres no son importantes,
pero sí lo es el mensaje que
trasmiten. Sin embargo, algunos de
esos nombres han cruzado los límites
del tiempo y del espacio para estar
como testimonio vivo al alcance de
quien quiera conocerlo.
Por lo que a mí respecta, y
frente a todo esto, sólo puedo dar un
testimonio personal de aquellos valores
que he recibido de la Iglesia y de la
mano de personas concretas. En primer
lugar me ha enseñado la impor-
El aula
Yolanda Expósito,
4º ESO D
tancia de conocerse a uno mismo, de
viajar a lo más profundo del ser para
descubrir la propia realidad, esas cosas
que quizás inconscientemente se ocultan
porque no nos gustan de nosotros
mismos y nos hacen sentir mal. Esto
lleva al reconocimiento de que no se
es ni más ni mejor que los otros y por
tanto a respetar y a no intentar ser juez
de los demás. En mi caso esto ha sido
posible gracias a la luz de la Palabra,
del mensaje que encierra y de vivirlo
en el seno de una comunidad cristiana
formada por personas muy distintas
entre sí, donde también he descubierto
el verdadero sentido del perdón que
lleva a la paz; del amor que conduce al
respeto y aceptar a los demás con sus
diferencias; de la justicia que no conduce
a la venganza sino a no devolver
el mal; de la libertad que hace no tener
miedo de expresar lo que se siente, se
cree y se piensa, aunque no esté de
moda o haya quien no lo comparta,
porque se trata de eso, de aprender a
convivir en paz con uno mismo y con
los demás, no solo con quienes nos
caen bien o piensan y sienten como
nosotros. Como todo lo que merece la
pena esto no es fácil, es una lucha
constante frente a ese otro yo que todos
llevamos dentro y se nos revela
con violencia buscando la justicia del
“ojo por ojo”; pero es una opción de
vida libre y consciente que da sentido
a la propia existencia, y sólo se puede
ofrecer en la medida en que se ha recibido,
ya que nadie puede dar lo que no
tiene.
Unos
verdaderos
amigos
PINIÓN
Daniel Toscano Díaz. 1º ESO E
Un error que, desgraciadamente,
cometen algunos de los
alumnos de este centro es el de
ver a los profesores como enemigos
e intrusos en sus vidas, sin
darse cuenta de que les ayudan
más que sus “colegas”. Para verificar
esto que digo os cuento una
anécdota que me pasó el día 26
de febrero. Me dirigía hacia la
copistería con cincuenta céntimos
para comprar unos folios de naturales
para hacer un trabajo sobre
la Tierra. Cuando llego, lo pido y
me dicen que valen cincuenta y
cinco céntimos. Voy a clase, pido
desesperadamente tan sólo cinco
céntimos que me faltan, pero nadie
me los deja con la excusa de
que si me los dan se quedan sin
comer. Termina la clase y me
encuentro a un profesor que me
“pilla” corriendo por los pasillos
huyendo de un compañero que
me quería hacer daño. Le pido los
cinco céntimos y me los presta.
Con los cincuenta y cinco céntimos
ya compro el resumen y sigo
las clases.
Gracias a la generosidad
de este profesor pude entregar un
buen trabajo. Con este artículo
quiero deciros a todos que en los
profesores deberíais ver a unos
verdaderos amigos.
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