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NTREVISTA
Una vida dedicada a la enseñanza
Ana Llácer
Breve biografía:
Nació en Palencia, donde cursó sus primeros
estudios y posteriormente la carrera de Magisterio.
Después comenzó a estudiar Filosofía en Valladolid, pero
sólo completó dos cursos, pues abandonó la carrera para
aprobar las oposiciones y ser destinada a Lepe, donde ha
ejercido su labor docente hasta nuestros días.
¿Qué le motivó a dedicarse al mundo de la docencia?
Nunca pensé en otra posibilidad para mi futuro
que no fuera la enseñanza. Mi madre fue maestra y yo
creo que eso, a veces, “se hereda”. Siempre supe y tuve
muy claro qué era lo que me gustaba para mi futuro
profesional.
¿Cómo han cambiado los métodos de enseñanza durante
estos años?
He pasado por muchos planes de estudios y
muchas reformas educativas… En secreto os diré que yo
siempre he enseñado igual. Fuera cual fuere el sistema
educativo vigente, he impartido las clases intentado abrir
la mente de mis alumnos, formar personas que pensaran,
que razonaran, que dieran lo mejor de sí mismas, que se
prepararan para ser mujeres y hombres de bien,
inculcándoles de una manera especial que el saber y la
cultura son el gran patrimonio al que todos podemos y
debemos aspirar.
¿Qué opina de la juventud de hoy en día?
Pues que vale mucho. Como en todas las épocas y
en todas la culturas la juventud es el futuro, lo que está
por llegar. Todos nuestros valores están fundamentados
en ella. Y a ella van dirigidos nuestros esfuerzos. No me
equivoco al decir que tenemos un maravilloso plantel de
jóvenes inteligentes, trabajadores y sanos.
¿En qué se diferencia de la juventud de cuando comenzó
a impartir clases?
La madera es la misma; sólo el barniz cambia.
Vosotros aventajáis a las generaciones precedentes en que
disponéis de una mayor libertad, no necesitáis disimular,
podéis ser espontáneos y sinceros. Vuestros padres lo
tenían peor en ese aspecto. La educación era encorsetada,
hipócrita y rígida.
¿Prefiere a los alumnos de antes o a los de ahora?
Con todos me he sentido cómoda y bien. De antes
y de ahora conservo muy buenas experiencias, otras,
menos buenas, y muy poquitas, malas… Si digo la
verdad, los alumnos, a esa edad, son lo que uno quiere
que sean en comportamiento, trato y disciplina. Además,
he tenido la suerte de pasar mi vida profesional entre
chicos leperos que equivale a decir chicos inteligentes.
¿Qué cree que necesita el sistema educativo para ser
totalmente útil?
Aterrizar. Poner los pies en el suelo. Ver la
realidad educativa. Dejarse de discursos
grandilocuentes, teorías subliminales basadas en
“experiencias” de inexistentes alumnos, de metas
utópicas y políticas, y acercarse con humildad a estos
chicos y chicas que te necesitan, que son materia
delicada porque donde vas a influir es en sus mentes, en
su conducta, en su futuro…
¿Cuáles son los mejores momentos que se lleva de su
labor docente?
Hay muchos y de índole muy variada… Pero lo
mejor es oír por la calle ese “Adiós, maestra” de todos
los alumnos.
¿Y los peores?
Los hay, los hay. Pero soy positiva y no me
recreo en ellos.
Haciendo balance, ¿se siente satisfecha con el trabajo
realizado y volvería a repetir sin pensarlo?
No. Siempre crees que te quedas corta. Sí que he
trabajado con buena voluntad. No sé si los resultados
son buenos o malos. Si lo he hecho bien o mal. Si los
logros superan a los fracasos… Yo no puedo juzgar eso.
Solamente sé que he trabajado.
En cuanto a la segunda parte de la pregunta,
confieso que sí. Me gusta lo que hago, he recibido más
de lo que he dado. Con vosotros me he sentido viva y
útil y me consta que os echaré mucho de menos.
Sí, sin duda, repetiría.
¿Cuáles son sus planes para el futuro?
Al futuro no se le puede esperar inactivo y
sentado: hay que prepararlo y trabajar por él. No voy a
desvincularme de lo que ha sido la mitad de mi vida o
más. Tengo planes que me gustaría poder realizar; todo
ello contando con que Dios nos dé a mi familia y a mí
salud.