Versión completa en pdf - IES La Arboleda

Animan esta sección:
Emilia Mendoza
Juan Manuel Rodríguez (2º Bach. B)
Cristóbal Álvarez (2º Bach. B)
Para esta ocasión tenemos tres entrevistados; los
tres maestros que se jubilan tras muchos años de
enseñanza a sus espaldas: don Manuel Mingorance,
doña Ana Llácer y don Manuel Barbosa. Todos ellos
se merecen este breve homenaje a su trabajo como
premio a toda una vida de esfuerzo y dedicación a
distintas generaciones de leperos.
Una vida dedicada a la enseñanza
Manuel Mingorance
Breve biografía:
Nació y estudió en Lepe, donde ha ejercido toda su labor
docente, salvo su primer año, el curso 66-67, que estuvo
en la campaña de alfabetización de Almonte. Tras esto,
estuvo cuatro en la campaña de alfabetización de Lepe,
ocho años en el César Barrios, diecinueve en el Oria
Castañeda –dieciséis de ellos como director– y, por
último, en nuestro instituto.
¿Qué le motivó a dedicarse al mundo de la docencia?
La verdad es que, cuando estaba estudiando, los que
veníamos de una familia de clase media no podíamos
optar a otro tipo de carrera que no fuera estudiar en Lepe
y presentarse luego por libre en Huelva. Estudié
magisterio porque era una de esas carreras que estaban a
mi alcance y, además, me gustaba la idea de dar clases,
pues los maestros que teníamos nos incitaban a ello.
¿Cómo han cambiado los métodos de enseñanza durante
estos años?
Yo creo que los métodos de enseñanza han variado
muchísimo. Antes las clases tenían muchos más
alumnos –más de cuarenta en muchos casos–, las niñas y
los niños estudiaban por separado; y cuando yo comencé
a dar clases únicamente se utilizaba la cartilla Micho, con
la que los niños aprendían a leer y a escribir. Pero
entonces había muy pocos recursos: sólo la cartilla, la
pizarra y la tiza.
¿Qué opina de la juventud de hoy en día?
Hay gente de todo tipo, pero yo creo que prevalece el
buen comportamiento, la compostura… La educación hoy
es muy distinta porque antes se respetaba mucho al
maestro; hoy no tanto, pero creo que prevalecen unos
valores que quizá antes no había.
¿En qué se diferencia de la juventud de cuando comenzó
a impartir clases?
Que antes a los doce o trece años la mayoría abandonaba
los estudios y hoy hay más oportunidades para estudiar.
Ahora los tiempos han cambiado y son muchos los que
pueden seguir estudiando hasta conseguir una carrera
universitaria, algo que antiguamente muy pocos podían
obtener.
NTREVISTA
¿Prefiere a los alumnos de antes o a los de ahora?
A los dos. Antes tenía muy buenos alumnos y ahora
también tengo muy buenos alumnos. Siempre me he
llevado muy bien con todos ellos, tanto con los de antes
como con los de ahora.
¿Qué cree que necesita el sistema educativo para ser
totalmente útil?
Al sistema educativo le hace falta cambiar para que
aquellos alumnos que quieran estudiar puedan elegir
libremente lo que quieren dar, y que no se le imponga a
ninguno el dar una u otra asignatura.
¿Cuáles son los mejores momentos que se lleva de su
labor docente?
Lo mejor que me llevo es el trato con los alumnos. Yo
estoy muy a gusto dando clases. Hay veces que me voy
porque no tengo más remedio, porque ya ha llegado el
siguiente profesor y yo tengo que ir a otra clase, pero la
mayoría de las veces estoy tan a gusto que no me iría.
¿Y los peores?
Los peores fueron unas huelgas que hubo aún en
tiempos de Franco donde los maestros reclamábamos
una serie de derechos que no teníamos. Fue una huelga
muy larga, de unos dieciocho días. No todos estábamos
de acuerdo y hubo mucha confusión. Sinceramente, lo
pasé bastante mal en aquella época.
Haciendo balance, ¿se siente satisfecho con el trabajo
realizado y volvería a repetir sin pensarlo?
Creo que sí. Yo me quedaría aquí cuatro o cinco años
más. Me voy porque es preferible retirarse cuando aún
se está en plenas facultades, antes de que empiecen los
achaques. Y, por supuesto, volvería a repetir sin
pensarlo.
¿Cuáles son sus planes para el futuro?
Pues no lo sé. Hay mucha gente que dice que no es
bueno planificar, que lo más importante es el presente;
importantísimo también es lo que se ha hecho en el
pasado. Pero yo creo que no se puede planificar el
futuro. Yo nunca lo he hecho, así que seguiré viviendo
el presente que Dios quiera.
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