Partain Evangelio de Lucas - David Cox
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D. Des<strong>de</strong> luego, muchos pobres no son buenos (Prov. 19:15; 21:25; 24:30-34), y muchos ricos<br />
no son malos (Abraham y Job eran muy ricos). La verdad es que hay peligro tanto en la pobreza<br />
como en la riqueza (Prov. 30:8,9), pero la mayoría <strong>de</strong> "los pobres en espíritu" son pobres también en<br />
lo material.<br />
E. Muchos textos hablan <strong>de</strong> la influencia negativa que las riquezas tienen sobre el alma, Luc.<br />
12:13-21; 16:19-31; 1 Tim. 6:6-10, 17-19.<br />
IV. Algunos ejemplos <strong>de</strong> los pobres en espíritu.<br />
A. Luc. 7:36-50, la mujer pecadora que regó con lágrimas los pies <strong>de</strong> Jesús y los enjugaba con<br />
sus cabellos era pobre en espíritu. Reconocía que estaba arruinada espiritualmente, y confiaba en<br />
Jesús para el perdón.<br />
B. Luc. 18:9-14, el publicano que dijo, "Sé propicio a mí, pecador" era pobre en espíritu.<br />
Reconocía que necesitaba el perdón <strong>de</strong> Dios, que estaba totalmente carente <strong>de</strong> la justicia <strong>de</strong> Dios, y<br />
no confiaba en sí (como hizo el fariseo), sino en Dios.<br />
C. Luc. 15:17-19, "Yo aquí perezco <strong>de</strong> hambre. Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he<br />
pecado contra el cielo y contra ti: Ya no soy digno <strong>de</strong> ser llamado tu hijo; hazme como a uno <strong>de</strong> tus<br />
jornaleros". El hijo pródigo llegó a ser pobre en espíritu.<br />
D. Sal. 51:1-3, "Ten piedad <strong>de</strong> mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud <strong>de</strong><br />
tus pieda<strong>de</strong>s borra mis rebeliones ... yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre <strong>de</strong>lante<br />
<strong>de</strong> mí". El ver. 17 (versículo clave) dice, "Los sacrificios <strong>de</strong> Dios son el espíritu quebrantado; al<br />
corazón contrito y humillado no <strong>de</strong>spreciarás tú, oh Dios". <strong>David</strong> era pobre en espíritu.<br />
V. "Porque <strong>de</strong> ellos es el reino <strong>de</strong> los cielos", porque estos son los únicos que lo buscan.<br />
A. Los "pobres en espíritu" serán perdonados y hechos ciudadanos <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> los cielos, pero<br />
es en vano hablar <strong>de</strong> la salvación a los que no quieren reconocer que son pecadores que <strong>de</strong>ben<br />
arrepentirse y cambiar sus vidas. El Médico no pue<strong>de</strong> ayudar al enfermo que no quiere reconocer<br />
que está enfermo. Mat. 18:3, tenemos que arrepentirnos y hacernos como niños (humillarnos como<br />
niños, ver. 4), para po<strong>de</strong>r entrar en el reino <strong>de</strong> los cielos.<br />
B. Juan 3:5, "el que no naciere <strong>de</strong> agua y <strong>de</strong>l Espíritu, no pue<strong>de</strong> entrar en el reino <strong>de</strong> Dios". El<br />
famoso rabino, Nico<strong>de</strong>mo, <strong>de</strong>bería arrepentirse y cambiar su vida. No podía entrar en el reino <strong>de</strong> los<br />
cielos en virtud <strong>de</strong> ser "un principal entre los judíos" (ver. 1). Ya no bastaba con ser "judío", ni aun<br />
con ser un judío famoso. El tenía que humillarse (ser "pobre en espíritu"), y obe<strong>de</strong>cer al evangelio,<br />
para entrar en el reino. Era necesario que se arrepintiera y que fuera bautizado para ser salvo. Los<br />
pobres en espíritu no discuten acerca <strong>de</strong> la necesidad <strong>de</strong> bautizarse, porque al saber que el<br />
bautismo es un mandamiento <strong>de</strong>l Señor (Mar. 16:16) para remisión <strong>de</strong> pecados (Hech. 2:38), con<br />
gusto lo obe<strong>de</strong>cen.<br />
C. Col. 1:13, Dios "nos ha librado <strong>de</strong> la potestad <strong>de</strong> las tinieblas, y trasladado al reino <strong>de</strong> su<br />
amado Hijo".<br />
Conclusión.<br />
A. "Los pobres en espíritu" son personas humil<strong>de</strong>s que reconocen que son pecadores,<br />
<strong>de</strong>stituidas <strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong> Dios. Reconocen que están en bancarrota espiritual. Estos crucifican la<br />
soberbia, porque reconocen que no pue<strong>de</strong>n justificarse a sí mismos. Por lo tanto, ponen toda su confianza<br />
en Dios. Compungidos <strong>de</strong> corazón, los tales obe<strong>de</strong>cen al evangelio <strong>de</strong> Cristo, para obtener el<br />
perdón <strong>de</strong> los pecados y el don <strong>de</strong>l Espíritu Santo, Hech. 2:37,38.<br />
D. Entonces como cristianos siguen siendo "pobres en espíritu", siempre dispuestos a admitir<br />
faltas y pedir perdón, Sant. 5:16; 1 Jn. 1:9.<br />
6:21 Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados. – Mat. 5:6,<br />
“Bienaventurados los que tienen hambre y sed <strong>de</strong> justicia, porque ellos serán saciados”. Otra vez, al<br />
ver que Jesús pronuncia la misma bendición sobre los que tienen hambre (Luc. 6:21) y los que<br />
tienen hambre y sed <strong>de</strong> justicia (Mat. 5:6), tenemos que concluir que son los mismos.<br />
Introducción.<br />
LOS QUE TIENEN HAMBRE Y SED DE JUSTICIA