Partain Evangelio de Lucas - David Cox
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Muchos profesores creen que lo que ellos no saben no es cierto o que no importa. Defien<strong>de</strong>n la<br />
ignorancia, la superstición y toda clase <strong>de</strong> filosofía insensata (como la evolución). Dicen (con<br />
Faraón), "¿Quién es Jehová, para que yo oiga su voz ...? Yo no conozco a Jehová" (Ex. 5:2).<br />
C. Rom. 1:30, los "soberbios" están asociados y relacionados con "los aborrecedores <strong>de</strong> Dios,<br />
injuriosos, altivos, inventores <strong>de</strong> males, <strong>de</strong>sobedientes a los padres". Rom. 1:18-32 <strong>de</strong>scribe cómo la<br />
soberbia <strong>de</strong>l hombre <strong>de</strong>strona a Dios y lleva al hombre a toda forma <strong>de</strong> <strong>de</strong>pravación y corrupción.<br />
Para los soberbios, Dios no es el Creador. No hacen ninguna distinción entre el Creador y las<br />
criaturas. No dan gracias a Dios como el Dador <strong>de</strong> todas nuestras bendiciones. Tienen más alto<br />
concepto <strong>de</strong> sí que el que <strong>de</strong>ben tener, Rom. 12:3,16.<br />
D. La soberbia, pues, previene y evita la conversión a Dios. Los soberbios no quieren reconocer<br />
que son pecadores. No quieren reconocer sus faltas. No quieren cambiar su vida. Hay soberbios<br />
religiosos que no quieren admitir que están en error doctrinal. La soberbia no les <strong>de</strong>ja alejarse <strong>de</strong> la<br />
religión <strong>de</strong> sus padres. Por eso, la Biblia dice, "Antes <strong>de</strong>l quebrantamiento es la soberbia, y antes <strong>de</strong><br />
la caída la altivez <strong>de</strong> espíritu" (Prov. 16:18). Véase Prov. 18:12. La única esperanza para los hombres<br />
es que se humillen y que sean "pobres en espíritu", que reconozcan que están enfermos (Luc.<br />
5:31), y que urgentemente necesitan <strong>de</strong>l perdón <strong>de</strong> Dios.<br />
II. Los pobres en espíritu saben que están en bancarrota espiritual.<br />
A. Cristo vino al mundo para buscar y a salvar lo que se había perdido (Luc. 19:10). El Buen<br />
Médico vino a buscar enfermos (Luc. 5:32; 15:1,2). "Palabra fiel y digna <strong>de</strong> ser recibida por todos:<br />
que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, <strong>de</strong> los cuales yo soy el primero" (1 Tim.<br />
1:15). Jesús no pue<strong>de</strong> ayudar a los que no reconocen que son pecadores perdidos.<br />
B. Los "pobres en espíritu" son como "mendigos espirituales", cargados <strong>de</strong> pobreza espiritual, y<br />
sin recursos espirituales. El hombre que trabaja para ganarse el pan diario se llama "pobre" (<strong>de</strong>l<br />
verbo PENOMAI), 2 Cor. 9:9. Este "pobre" no es rico, no le sobra nada <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> proveer lo más<br />
necesario, pero tampoco sufre miseria. Pero Jesús no emplea esa palabra. El usa la palabra PTOJOI<br />
que se refiere a los que en verdad son pobres, los que están hundidos en la miseria. "PTOCHOS, un<br />
adjetivo que <strong>de</strong>scribe a uno que se agacha, se usa como nombre, un mendigo, Luc. 14:13,21,<br />
'pobres'; 16:20,22, 'mendigo'" (WEV).<br />
C. Por lo tanto, "los pobres en espíritu" son los que reconocen que son pecadores, "<strong>de</strong>stituidos<br />
<strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong> Dios" (Rom. 3:23), y ponen toda su confianza en Dios para que les perdone y les<br />
reciba en su reino.<br />
D. "Los pobres en espíritu" saben que no pue<strong>de</strong>n salvarse solos. Luc. 16:15, Jesús dijo a los<br />
fariseos, "Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los hombres". La actitud<br />
<strong>de</strong> éstos era lo opuesto <strong>de</strong> la actitud <strong>de</strong> "los pobres en espíritu". Luc. 18:9-14, el fariseo en el templo<br />
que "oraba consigo mismo", hablando <strong>de</strong> sus gran<strong>de</strong>s virtu<strong>de</strong>s, quería justificarse a sí mismo, pero<br />
no fue a su casa justificado (ver. 14). Aunque era judío, este fariseo no reconoció a Dios, no le pidió<br />
nada y no le dio gracias. Solamente "oraba consigo mismo". Apoc. 3:17, la iglesia <strong>de</strong> Laodicea se<br />
justificaba a sí misma, diciendo, "Yo soy rico, y me he enriquecido, y <strong>de</strong> ninguna cosa tengo<br />
necesidad", pero Jesús le dijo, "y no sabes que tú eres un <strong>de</strong>sventurado, miserable, pobre, ciego y<br />
<strong>de</strong>snudo". El pobre en espíritu sabe que es un <strong>de</strong>sventurado, miserable, pobre, ciego y <strong>de</strong>snudo,<br />
pero también sabe que Cristo le pue<strong>de</strong> enriquecer y sanar, ver. 18.<br />
E. Se elogia a los hombres in<strong>de</strong>pendientes, los que tienen mucha confianza en sí mismos, pero<br />
esta "virtud" es muy peligrosa. Los tales a veces no solamente son in<strong>de</strong>pendientes <strong>de</strong> los hombres<br />
sino también <strong>de</strong> Dios.<br />
III. Bienaventurados vosotros los pobres, Luc. 6:20.<br />
A. Dios siempre ha mostrado su interés en los pobres que confían en El. Léanse Salmo 9:18;<br />
34:6; 72:4; 107:41; 132:15. Dios es el Defensor <strong>de</strong> los pobres y <strong>de</strong>stituidos.<br />
B. Cristo vino al mundo para predicar a los pobres, Luc. 4:18.<br />
C. Hablando <strong>de</strong> manera general, el pueblo <strong>de</strong> Dios se <strong>de</strong>scribe como pobres, oprimidos,<br />
afligidos, Sant. 2:5; 2 Cor. 6:10; Apoc. 2:9; 1 Cor. 1:26-31. Los ricos son, generalmente, crueles,<br />
orgullosos, opresores (Sant. 2:6,7; 5:1-6), materialistas que prosperan (Sal. 73:3). Por eso Jesús<br />
dice, ¡Ay <strong>de</strong> vosotros, ricos! (Luc. 6:24). También Santiago (5:1-6) los <strong>de</strong>nuncia.