Partain Evangelio de Lucas - David Cox
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Dice Mar. 3:4, “pero ellos callaban”; tuvieron miedo <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que se pue<strong>de</strong> hacer mal en el día <strong>de</strong><br />
reposo. Sin embargo, estaban <strong>de</strong>masiado obstinados para aceptar que sería correcto sanar; por eso,<br />
callaban.<br />
Dice Mat. 12:10, “Y he aquí había allí uno que tenía seca una mano; y preguntaron a Jesús, para<br />
po<strong>de</strong>r acusarle: ¿Es lícito sanar en el día <strong>de</strong> reposo?” ¿Es lícito sanar en el día <strong>de</strong> reposo? La<br />
verda<strong>de</strong>ra controversia no fue ésta, sino la pregunta: ¿con qué autoridad resiste Jesús a los rabinos<br />
judíos y sus tradiciones? Es importante tener presente esta cuestión para enten<strong>de</strong>r los argumentos<br />
<strong>de</strong> Jesús. Cristo siempre apoyaba la ley <strong>de</strong> Moisés (Mat. 5:17-20), pero con<strong>de</strong>naba la tradición <strong>de</strong> los<br />
judíos.<br />
¿Es lícito? Obsérvese que no preguntaron "¿Es misericordioso hacerlo?" Eso no les interesaba.<br />
Es obvio que no tenían compasión por este pobre hombre, sino que sólo querían atrapar a Jesús<br />
quien en siete ocasiones sanó a los enfermos en el día <strong>de</strong> reposo (Mar. 1:21, 29; Jn. 5:9; 9:14; Luc.<br />
13:14; 14:2, 3).<br />
Jesús contesta su pregunta con otras preguntas: Jesús no apela a la ley <strong>de</strong> Moisés porque ésta<br />
no estaba involucrada en la controversia. Más bien Jesús apela a la práctica común <strong>de</strong>l pueblo<br />
mismo. Luc. 14:5, “Y dirigiéndose a ellos, dijo: ¿Quién <strong>de</strong> vosotros, si su asno o su buey cae en<br />
algún pozo, no lo sacará inmediatamente, aunque sea en día <strong>de</strong> reposo? 6 Y no le podían replicar a<br />
estas cosas”. Véase también Luc. 13:15-17. Mat. 12:12, “Pues ¿cuánto más vale un hombre que una<br />
oveja?” Jesús razona <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lo inferior (animal) a lo superior (hombre). Por consiguiente, es lícito<br />
hacer el bien en los días <strong>de</strong> reposo.<br />
Esta pregunta va directamente al corazón <strong>de</strong>l problema: los escribas y fariseos sí tenían<br />
misericordia <strong>de</strong> los animales, pero no tenían misericordia <strong>de</strong> los hombres (Mat. 23:23). Todos<br />
estuvieron <strong>de</strong> acuerdo <strong>de</strong> que era lícito aliviar el sufrimiento <strong>de</strong> un animal. Todos lo practicaban. Pero<br />
Jesús pregunta, "¿Cuánto más vale un hombre que una oveja?" Jesús creía que un hombre vale<br />
más que una oveja, pero los escribas y fariseos no estaban <strong>de</strong> acuerdo con El. Ellos no tenían<br />
misericordia <strong>de</strong> los afligidos. No amaban a los pobres y miserables (Mat. 12:7; 23:23). Aun los<br />
escribas y fariseos estaban dispuestos a sacar la oveja o el buey <strong>de</strong>l hoyo en cualquier día <strong>de</strong> la<br />
semana, pero no tenían misericordia <strong>de</strong>l hombre con la mano seca.<br />
Mar. 3:4, “Pero ellos callaban”. Tuvieron miedo <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que Jesús estaba equivocado, pero<br />
obstinadamente rehusaron aceptar que tenía razón (JWM).<br />
6:10 Y mirándolos a todos alre<strong>de</strong>dor, -- Hay un <strong>de</strong>talle adicional muy importante en Mar. 3:5;<br />
“Entonces, mirándolos alre<strong>de</strong>dor con enojo, entristecido por la dureza <strong>de</strong> sus corazones, dijo al<br />
hombre: Extien<strong>de</strong> tu mano”. Des<strong>de</strong> luego, el enojo <strong>de</strong> Jesús no era malicioso y no fue provocado por<br />
el egoísmo (como suce<strong>de</strong> en el caso <strong>de</strong> los carnales), sino que fue la expresión <strong>de</strong> una indignación<br />
santa. El enojo santo <strong>de</strong> Jesús procedió <strong>de</strong> su amor por el pobre hombre y fue provocado por la<br />
dureza <strong>de</strong> corazón <strong>de</strong> los judíos que no sentían compasión alguna por el afligido.<br />
Des<strong>de</strong> luego, Jesús no pecó (Heb. 4:15; 1 Ped. 2:22). Dice Pablo (Efes. 4:26), "Airaos, pero no<br />
pequéis". Jesús se enojó y al mismo tiempo estuvo entristecido. Su reacción en esta ocasión fue<br />
similar a su reacción hacia los que vendían en el templo (Juan 2:13-17). "Entonces se acordaron sus<br />
discípulos que está escrito: El celo <strong>de</strong> tu casa me consume". Debemos imitar a Jesús. El pecado, el<br />
error, la hipocresía, etc. <strong>de</strong>ben provocarnos (enojarnos), pero <strong>de</strong>bemos siempre ser espirituales y no<br />
carnales. Debemos tener el dominio propio para hablar y actuar como Jesús y no como gente<br />
mundana.<br />
Este enojo sano fue provocado por la exagerada hipocresía <strong>de</strong> los judíos, como también por su<br />
<strong>de</strong>voción ciega a sus tradiciones. Ellos <strong>de</strong>mostraron su indiferencia total hacia el hombre afligido y su<br />
fanatismo hacia sus tradiciones humanas. Es importante recordar que provocamos a Dios si<br />
rechazamos la verdad. Estamos repitiendo una verdad sencilla y obvia: los escribas y fariseos<br />
entendían perfectamente que Jesús hacía buenas obras, impartía buenas enseñanzas y que en todo<br />
sentido era bueno y verda<strong>de</strong>ro, pero ellos se rebelaron obstinadamente contra esta verdad.<br />
Los judíos se enojaron y pecaron, pero Jesús se enojó y no pecó. Su enojo no le hizo <strong>de</strong>cir ni<br />
hacer nada fuera <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n. El dijo e hizo exactamente lo que <strong>de</strong>bía <strong>de</strong>cir y hacer. Jesús se enojó<br />
pero no odiaba a nadie. Es otro ejemplo <strong>de</strong> "la ira <strong>de</strong> Dios" contra el pecado y rebelión <strong>de</strong>l hombre.