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Partain Evangelio de Lucas - David Cox

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que no. Los apóstoles nunca dijeron a nadie, “Tus pecados te son perdonados”. Sólo Dios habla así<br />

y Cristo era Emanuel, Dios con nosotros (1:23). Dijo la misma cosa a una mujer cuando estuvieron<br />

en la casa <strong>de</strong> Simón el fariseo (Luc. 7:48), y lo que dijo al ladrón en la cruz equivalía la misma cosa<br />

(Luc. 23:43).<br />

¿Creían los apóstoles que ellos tenían la misma autoridad <strong>de</strong> Dios que Jesús poseía? ¿Por qué<br />

no dijeron, “nosotros, al igual que nuestro Señor Jesucristo tenemos potestad en la tierra para<br />

perdonar pecados”? ¿Cómo, pues, remitieron y retuvieron pecados? Como embajadores <strong>de</strong> Cristo lo<br />

hicieron al anunciar lo que Dios requiere <strong>de</strong>l hombre para que le perdone (Hech. 2:38). Sin embargo,<br />

Jesús siendo Dios el Hijo, perdonó pecados por su propia autoridad (y con su propia boca), porque<br />

“el Hijo <strong>de</strong>l Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados” (Mat. 9:6), la misma potestad<br />

o autoridad que el Padre tiene para perdonar pecados.<br />

5:21 Entonces los escribas y los fariseos comenzaron a cavilar (razonar), diciendo:<br />

¿Quién es éste que habla blasfemias? ¿Quién pue<strong>de</strong> perdonar pecados sino sólo Dios? – La<br />

palabra blasfemar quiere <strong>de</strong>cir calumniar o hablar contra alguien, pero también significa reclamar<br />

para sí autoridad, atributos o po<strong>de</strong>r que pertenecen exclusivamente a Dios. Si Jesús hubiera sido – o<br />

hubiera actuado como -- un mero hombre, entonces los escribas habrían tenido razón, pues<br />

cualquier mero hombre que profese perdonar pecados blasfema contra Dios. Cuando el sacerdote<br />

católico dice, “yo te absuelvo”, blasfema contra Dios porque reclama para sí una prerrogativa que<br />

pertenece exclusivamente a Dios. Sin embargo, la acusación contra Jesús, “Este blasfema”, era<br />

falsa, porque Jesús no era un mero hombre. Por no haber aceptado esta verdad, los escribas erraron<br />

en su conclusión.<br />

Después acusaron a Jesús <strong>de</strong> blasfemar porque <strong>de</strong>cía que era el Hijo <strong>de</strong> Dios. Mat. 26:63,<br />

“Entonces el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el<br />

Cristo, el Hijo <strong>de</strong> Dios. 64 Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y a<strong>de</strong>más os digo, que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ahora veréis<br />

al Hijo <strong>de</strong>l Hombre sentado a la diestra <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios, y viniendo en las nubes <strong>de</strong>l cielo. 65<br />

Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: ¡Ha blasfemado!”<br />

5:22 Jesús entonces, conociendo los pensamientos <strong>de</strong> ellos, -- Mat. 12:25; Luc. 5:22; 11:17;<br />

Jn. 2:24, 25.<br />

-- respondiendo les dijo: ¿Qué caviláis en vuestros corazones? (Mateo: ¿Por qué pensáis<br />

mal en vuestros corazones?) – Jesús pue<strong>de</strong> ver el pecado en el corazón (Mat. 5:28; Col. 3:5; 1 Jn.<br />

3:15). Los escribas no negaron que Jesús conoció sus pensamientos, pero sólo Dios conoce los<br />

pensamientos <strong>de</strong>l hombre (1 Crón. 28:9; Jer. 17:10; Ezeq. 11:5; Heb. 4:13). Al conocer los<br />

pensamientos <strong>de</strong> los judíos Jesús <strong>de</strong>mostró que aun aquí en la tierra El era Dios omnisciente. Jn.<br />

2:24, “Pero Jesús mismo no se fiaba <strong>de</strong> ellos, porque conocía a todos, 25 y no tenía necesidad <strong>de</strong><br />

que nadie le diese testimonio <strong>de</strong>l hombre, pues él sabía lo que había en el hombre”.<br />

Dios conoce el corazón <strong>de</strong>l hombre. En el día <strong>de</strong>l Juicio Final Dios juzgará los secretos <strong>de</strong>l<br />

corazón <strong>de</strong>l hombre (Rom. 2:16). Con el corazón el hombre piensa (Mat. 9:4), razona (Mar. 2:8), cree<br />

(Rom. 10:9, 10), y entien<strong>de</strong> (Mat. 13:5). El “corazón” bíblico es el intelecto (Rom. 10:9, 10). Son las<br />

emociones (Rom. 5:8; 1 Jn. 4:19). Es la voluntad (2 Cor. 9:7). Con todo el corazón – el intelecto, la<br />

voluntad y las emociones -- el hombre <strong>de</strong>be amar a Dios (Mat. 22:37).<br />

5:23 ¿Qué es más fácil, <strong>de</strong>cir: Tus pecados te son perdonados, o <strong>de</strong>cir: Levántate y anda?<br />

-- El perdonar pecados es un acto que ocurre en la mente <strong>de</strong> Dios y, por eso, no es visible, pero el<br />

sanar al paralítico fue un hecho visible. Jesucristo no sólo habló, sino que actuó. No sólo <strong>de</strong>cía que<br />

perdonaba pecados, sino que también hizo este milagro para <strong>de</strong>mostrar que tenía la autoridad para<br />

perdonar pecados. Los apóstoles nunca hicieron milagros para probar que podían perdonar pecados;<br />

tal pensamiento nunca hubiera entrado en su mente, porque bien sabían que sólo Dios perdona<br />

pecados, y sabían y confesaban que Cristo era Dios.<br />

Mateo, Marcos, <strong>Lucas</strong> y Juan nos han narrado los hechos <strong>de</strong> Jesús. No se pue<strong>de</strong> discutir con los<br />

hechos, porque los hechos hablan por sí solos. Jn. 20:30, 31, “Hizo a<strong>de</strong>más Jesús muchas otras<br />

señales en presencia <strong>de</strong> sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. 31 Pero éstas se<br />

han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo <strong>de</strong> Dios, y para que creyendo, tengáis vida<br />

en su nombre”. Señales son hechos. Son actos. Son eventos. Jesucristo no es una teoría. El no es

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