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Partain Evangelio de Lucas - David Cox

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para simplemente rociar unas cuantas gotas (o aun <strong>de</strong>rramar un vaso <strong>de</strong> agua) sobre su cabeza? Tal<br />

práctica no tendría sentido alguno.<br />

Todo esto, combinado con la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> la palabra BAPTIZO (sumergir, zambullir, inmergir), nos<br />

lleva a la conclusión <strong>de</strong> que tanto Jesús como el resto <strong>de</strong>l pueblo fueron sepultados. Esta conclusión<br />

es ineludible. Felipe y el eunuco <strong>de</strong>scendieron al agua, y cuando el eunuco fue bautizado, subieron<br />

<strong>de</strong>l agua. Pablo explica que el bautismo es una sepultura y una resurrección (Rom. 6:4; Col. 2:12).<br />

La secuencia, pues, es (1) <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r o bajar al agua, (2) bautizar o sepultar y resucitar, y (3) subir<br />

<strong>de</strong>l agua. Este es el ejemplo <strong>de</strong> lo que es el bautismo verda<strong>de</strong>ro, <strong>de</strong>jado por el Señor Jesús.<br />

Un comentario más: nosotros no somos bautizados simplemente para imitar a Jesús. El no fue<br />

bautizado para obtener la remisión <strong>de</strong> pecados, porque El no tenía pecados, pero nosotros sí<br />

tenemos pecados; así es que nosotros somos bautizados para la remisión <strong>de</strong> pecados como los<br />

<strong>de</strong>más que llegaron al bautismo <strong>de</strong> Juan (Mar. 1:4; Luc. 3:3), y como la gente que fue bautizada el<br />

día <strong>de</strong> Pentecostés (Hech. 2:38).<br />

-- y orando, el cielo se abrió, -- Isa. 64:1; Ezeq. 1:1; Jn. 1:51; Hech. 7:56; Apoc. 4:1; los cielos<br />

abren para alguna revelación <strong>de</strong> Dios.<br />

3:22 y <strong>de</strong>scendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y vino una<br />

voz <strong>de</strong>l cielo que <strong>de</strong>cía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia. -- Isa. 11:2; 61:1-3;<br />

Juan el bautista dijo, "Yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo:<br />

Sobre quien veas <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r el Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que bautiza con el<br />

Espíritu Santo" (Jn. 1:33), es <strong>de</strong>cir, el Cristo, el Hijo <strong>de</strong> Dios.<br />

Jesús dijo, "Si yo por el Espíritu <strong>de</strong> Dios echo fuera los <strong>de</strong>monios, ciertamente ha llegado a<br />

vosotros el reino <strong>de</strong> Dios" (12:28). Pedro dijo (Hech. 10:38), "Dios ungió con el Espíritu Santo y con<br />

po<strong>de</strong>r a Jesús <strong>de</strong> Nazaret". En base a estos textos algunos enseñan que aquí en la tierra Cristo<br />

nunca mostró ningún atributo divino. Dicen que El era Dios, pero que el único po<strong>de</strong>r o autoridad que<br />

El usaba aquí en la tierra era lo que recibió <strong>de</strong>l Padre o <strong>de</strong>l Espíritu Santo, y que en esto era igual a<br />

los apóstoles.<br />

El hecho <strong>de</strong> que Cristo recibió po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Padre y <strong>de</strong>l Espíritu Santo sólo significa que había<br />

perfecta unidad en la Deidad, que Jesús, el carpintero <strong>de</strong> Nazaret, era en realidad la perfecta<br />

manifestación <strong>de</strong>l Padre (Jn. 8:19; 14:9; 12:45). Era muy necesario que Jesús se i<strong>de</strong>ntificara<br />

perfectamente con el Padre y con el Espíritu Santo, porque para la gente El era simplemente un<br />

hombre como los apóstoles (Mat. 13:55, 56). Sin embargo, recuér<strong>de</strong>se que Cristo usó o mostró los<br />

atributos <strong>de</strong> Dios (1) siendo adorado, 4:10 (cuando Cornelio “adoró” a Pedro, éste le dijo, “Levántate,<br />

pues yo mismo también soy hombre,” pero Jesús nunca dijo esto a los que se postraban <strong>de</strong>lante <strong>de</strong><br />

El para adorarle); (2) Jesús perdonaba pecados diciendo “tus pecados te son perdonados,” palabras<br />

que los apóstoles nunca pronunciaron; y (3) Siendo Dios Jesucristo conocía los pensamientos <strong>de</strong> los<br />

hombres (9:4; 12:25; Luc. 5:22; 11:17; Jn. 2:24, 25). Estos son solamente tres <strong>de</strong> los ejemplos que<br />

claramente indican que Jesús sí usó o mostró atributos divinos.<br />

Por lo tanto, "no os engañéis" con respecto a la Deidad <strong>de</strong> Cristo. Estos textos dicen que El<br />

recibió po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu Santo, pero obsérvese lo que Juan dice: "Os conviene que yo me vaya;<br />

porque si no me fuese, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré" (16:7).<br />

¡Cristo envió al Espíritu Santo! Entonces ¿<strong>de</strong>bemos enseñar que Cristo es superior al Espíritu<br />

Santo? Claro que no. ¡Muchos textos enfatizan la unidad y la i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong> las tres personas <strong>de</strong> la<br />

Deidad!<br />

Dios el Padre, Dios el Hijo, y Dios el Espíritu Santo son tres personas distintas: en esta ocasión<br />

el Hijo fue bautizado, el Padre habló <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el cielo, y el Espíritu Santo <strong>de</strong>scendió sobre Jesús. Son<br />

tres personas, pero son uno en su propósito y obra.<br />

El Espíritu <strong>de</strong>scendió "en forma corporal" (Luc. 3:22). Los autores no dicen que el Espíritu Santo<br />

vino en la forma <strong>de</strong> paloma, sino que <strong>de</strong>scendió como paloma. Tomó una forma corporal, visible.<br />

Cristo lo vio. También Juan lo vio (Jn. 1:31-34).<br />

En otra ocasión la voz <strong>de</strong>l cielo dijo la misma cosa (Mat. 17:5) y luego agregó: "a él oíd". No se<br />

pue<strong>de</strong> negar que la obediencia <strong>de</strong> Jesús en el bautismo era un evento muy importante, porque los<br />

cielos abrieron, el Espíritu Santo <strong>de</strong>scendió y venía sobre Cristo, y una voz <strong>de</strong> los cielos anunció,

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