Partain Evangelio de Lucas - David Cox

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08.05.2013 Views

16:29 Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen (Jn. 1:45; 5:39-46; Lucas 24:27); óiganlos. – Ellos tenían las Escrituras; por eso, no les faltaba nada. Habían tenido amplia oportunidad de estar advertidos del peligro que les esperaba. 16:30 El entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán. – Se atreve a contradecir a Abraham con respecto a la autoridad de las Escrituras. Así piensan millones: que la Biblia no es suficiente para persuadir a los perdidos, sino que debe haber fenómeno sobrenatural, apariciones, visiones, sueños e infinidad de prodigios. Recuérdese lo que Pablo dice en Rom. 1, “20 Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”. Cuánto más los judíos podían conocerle y saber su voluntad, pues “les ha sido confiada la palabra de Dios” (Rom. 3:2). El rico dice, “se arrepentirán”. “Había creído que el arrepentimiento era algo que otros necesitaban, pero no todos” (ATR). 16:31 Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán (ni siquiera se persuadirán, mucho menos arrepentirse) aunque alguno se levantare de los muertos. – Dirían que no estaba muerto, que era un mentiroso o que estaba loco, etc. Esta petición del rico implica que si algún mensajero de entre los muertos le hubiera advertido a él, no habría llegado a este lugar de tormento, pero él estaba en tormentos porque no hizo caso a la palabra de Dios para ser persuadido en cuanto al uso correcto de sus bienes. Estaba en el Hades porque no se arrepintió. Además, si sus hermanos seguían en sus paso en este mundo, le seguirían también al Hades. La respuesta de Dios a lo que el rico dice se encuentra en 2 Tim. 3, “16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”. El problema del rico (como también el problema de millones de personas hoy en día) no tiene que ver con la falta de enseñanza, sino con la falta de voluntad. Hay mucha evidencia de que los milagros más estupendos no pueden convencer a muchos incrédulos (Luc. 6:10, 11). El rey Saúl no se arrepintió cuando vio a Samuel “resucitado”.; Jn. 9:13- 27, ¿cuántos fariseos creyeron cuando abrió los ojos de un hombre ciego desde el nacimiento? Cuando Jesús levantó a Lázaro de Betania (Jn. 11:46-53), los líderes de los judíos querían matarlo (Jn. 12:9, 10). “La simple realidad es que si los hombres poseen la verdad de la palabra de Dios, y si, dondequiera que miren, hay tristeza que consolar, necesidad que suplir, dolor que remediar, y ello no los mueve a la compasión y la acción, nada los cambiará” (WB).

Lucas 17 17:1 Dijo Jesús a sus discípulos: Imposible es que no vengan tropiezos; mas ¡ay de aquel por quien vienen! – Recuérdese Luc. 15:1, 2. Los fariseos y los escribas hacían todo lo posible por impedir que los “publicanos y pecadores” escucharan a Cristo para ser salvos. Compárense Mat. 18:5-7; Mar. 14:21; Rom. 14:13. El mundo está lleno de maldad (1 Jn. 5:19) y los hombres malvados hacen todo lo posible por obligar a todos a imitarlo. ¡Ay de aquel que enseñe error doctrinal (Mat. 15:8, 9,14)! Los padres que son miembros de iglesias humanas enseñan y guían a sus hijos en ese mismo camino. El ejemplo mundano de los padres es tropiezo para los hijos. La mayoría de los hijos siguen el mal ejemplo de sus padres. Si el padre toma, fuma y maldice, es probable que los hijos hagan lo mismo. 17:2 Mejor le fuera que se le atase al cuello una piedra de molino y se le arrojase al mar – En sus notas sobre Mateo 18:6, 7, Adam Clarke cita ciertas obras para probar que en la antigua Grecia esto era el modo de castigo para ciertos criminales. -- que hacer tropezar a uno de estos pequeñitos. – es decir, uno de sus discípulos (Mateo 11:25). Hacer tropezar es lo opuesto de recibir, Mateo 18:5. Los discípulos de Cristo deben ser “recibidos” y no deben ser tentados a pecar. Hacer tropezar quiere decir causar o inducir a pecar, (Mat. 13:41, “los que sirven de tropiezo”). Hay muchos textos bíblicos que hablan de este mal: Isa. 57:14; 1 Sam. 2:24; 1 Reyes 14;16; Amós 2:12; Mal. 2:8; Mat. 5:32; Hech. 20:30; Rom. 14:13; Rom. 16:17; 1 Cor. 8:9-13; Apoc. 2:14. Los que hacen tropezar a otros aman el pecado, tienen su deleite en el pecado, aborrecen la santidad. “Con frecuencia los hombres malos piensan que es muy divertido inducir a un cristiano a pecar … se divierten inmensamente y quedan satisfechos. Semejantes personas deben acordarse de estas solemnes y terribles palabras del Salvador compasivo” (JAB). El castigo de estos será peor que la muerte de ahogado. Cristianos se esfuerzan para ganar discípulos y a veces sus labores no llevan mucho fruto, pero es de suma importancia que no se haga nada para hacer tropezar “a uno de estos pequeñitos”. Si no podemos convertir a otros, por lo menos, “decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano” (Rom. 14:13). 17:3 Mirad por vosotros mismos (Tened cuidado, esto es algo que muchos descuidan). Si tu hermano pecare contra ti, repréndele; (Mar. 8:33; Luc. 9:55) -- El que sepa que su hermano ha cometido un pecado, con amor debe llamarle la atención a lo que hecho, pedir explicación, y exhortarle a arrepentirse para evitar las consecuencias de su acción o descuido. Si el hermano peca contra nosotros, esto acarrea una responsabilidad para nosotros. No podemos simplemente decir, “está bien, no importa, no le voy a hacer caso, etc.” En tal caso uno está obligado a hacer algo, porque está en juego la salvación (o la perdición) del hermano. Por eso, el pecado no se debe tratar como si no existiera. El ofendido debe reprender al ofensor, no simplemente por estar ofendido y para desahogarse, sino con el propósito de producir el arrepentimiento en el hermano. Esto requiere valentía, pero sobre todo requiere el amor hacia el hermano. -- y si se arrepintiere (esto indica que la reprensión fue exitosa), perdónale. 4 Y si siete veces al día pecare contra ti (no necesariamente cometiendo el mismo pecado), y siete veces al día volviere a ti, diciendo: Me arrepiento; perdónale. – Compárese Lev. 16:14, el número “siete” es un

16:29 Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen (Jn. 1:45; 5:39-46; <strong>Lucas</strong> 24:27);<br />

óiganlos. – Ellos tenían las Escrituras; por eso, no les faltaba nada. Habían tenido amplia<br />

oportunidad <strong>de</strong> estar advertidos <strong>de</strong>l peligro que les esperaba.<br />

16:30 El entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos <strong>de</strong> entre los<br />

muertos, se arrepentirán. – Se atreve a contra<strong>de</strong>cir a Abraham con respecto a la autoridad <strong>de</strong> las<br />

Escrituras. Así piensan millones: que la Biblia no es suficiente para persuadir a los perdidos, sino que<br />

<strong>de</strong>be haber fenómeno sobrenatural, apariciones, visiones, sueños e infinidad <strong>de</strong> prodigios.<br />

Recuér<strong>de</strong>se lo que Pablo dice en Rom. 1, “20 Porque las cosas invisibles <strong>de</strong> él, su eterno po<strong>de</strong>r y<br />

<strong>de</strong>idad, se hacen claramente visibles <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la creación <strong>de</strong>l mundo, siendo entendidas por medio <strong>de</strong><br />

las cosas hechas, <strong>de</strong> modo que no tienen excusa”. Cuánto más los judíos podían conocerle y saber<br />

su voluntad, pues “les ha sido confiada la palabra <strong>de</strong> Dios” (Rom. 3:2).<br />

El rico dice, “se arrepentirán”. “Había creído que el arrepentimiento era algo que otros<br />

necesitaban, pero no todos” (ATR).<br />

16:31 Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán<br />

(ni siquiera se persuadirán, mucho menos arrepentirse) aunque alguno se levantare <strong>de</strong> los<br />

muertos. – Dirían que no estaba muerto, que era un mentiroso o que estaba loco, etc. Esta petición<br />

<strong>de</strong>l rico implica que si algún mensajero <strong>de</strong> entre los muertos le hubiera advertido a él, no habría<br />

llegado a este lugar <strong>de</strong> tormento, pero él estaba en tormentos porque no hizo caso a la palabra <strong>de</strong><br />

Dios para ser persuadido en cuanto al uso correcto <strong>de</strong> sus bienes. Estaba en el Ha<strong>de</strong>s porque no se<br />

arrepintió. A<strong>de</strong>más, si sus hermanos seguían en sus paso en este mundo, le seguirían también al<br />

Ha<strong>de</strong>s.<br />

La respuesta <strong>de</strong> Dios a lo que el rico dice se encuentra en 2 Tim. 3, “16 Toda la Escritura es<br />

inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin<br />

<strong>de</strong> que el hombre <strong>de</strong> Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”. El problema<br />

<strong>de</strong>l rico (como también el problema <strong>de</strong> millones <strong>de</strong> personas hoy en día) no tiene que ver con la falta<br />

<strong>de</strong> enseñanza, sino con la falta <strong>de</strong> voluntad.<br />

Hay mucha evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> que los milagros más estupendos no pue<strong>de</strong>n convencer a muchos<br />

incrédulos (Luc. 6:10, 11). El rey Saúl no se arrepintió cuando vio a Samuel “resucitado”.; Jn. 9:13-<br />

27, ¿cuántos fariseos creyeron cuando abrió los ojos <strong>de</strong> un hombre ciego <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el nacimiento?<br />

Cuando Jesús levantó a Lázaro <strong>de</strong> Betania (Jn. 11:46-53), los lí<strong>de</strong>res <strong>de</strong> los judíos querían matarlo<br />

(Jn. 12:9, 10).<br />

“La simple realidad es que si los hombres poseen la verdad <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> Dios, y si,<br />

don<strong>de</strong>quiera que miren, hay tristeza que consolar, necesidad que suplir, dolor que remediar, y ello no<br />

los mueve a la compasión y la acción, nada los cambiará” (WB).

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