Partain Evangelio de Lucas - David Cox

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08.05.2013 Views

culto de la iglesia, insisten en que la mujer debe participar en el liderazgo de la iglesia, y tienen comunión con iglesias “evangélicas”. ¿Qué indican las “señales de los tiempos” ahora? Que la iglesia se está apartando (apostatando) del patrón bíblico. 2 Tim. 1, “13 Retén la forma (el patrón) de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús”. 12: 57 ¿Y por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo? – Les convenía, pues, estudiar y pensar por sí mismos y no ser ciegos guiados por los fariseos ciegos (Mat. 15:14). 12: 58 (Porque, LBLA, el v. 57 está conectado con los versículos 58 y 59) Cuando vayas al magistrado con tu adversario, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre al juez, y el juez te entregue al alguacil, y el alguacil te meta en la cárcel. – Este caso trata de alguien que debe dinero a otro. Conviene pagar al acreedor ("adversario"), o hacer algún arreglo con él, cuanto antes, para evitar más problemas. Tales problemas siempre crecen si no se busca muy pronto una solución. ¡Crucifíquese el orgullo egoísta! Es más fácil solucionar el problema si se hace pronto. De otro modo, el problema crece. ¿Por qué esperar?. Además, como Jesús enseña en Mat. 5:23, 24, la relación con Dios depende de la relación con el hermano. No debemos continuar ofreciendo culto a Dios si no queremos reconciliarnos con los hermanos. 12:59 Te digo que no saldrás de allí, hasta que hayas pagado aun la última blanca. – Este texto trata del encarcelamiento literal; es decir, alguien se echa a la cárcel por no haber pagado una deuda. No tiene nada que ver con el sufrir en un lugar imaginario llamado “purgatorio” para pagar la deuda de pecados. Más bien, Jesús enseña que hay que aceptar, apoyar y practicar la justicia. Compárese Hech. 25:11, “Porque si algún agravio, o cosa alguna digna de muerte he hecho, no rehúso morir”. Pero ¿cómo puede el encarcelado pagar su deuda? Es indispensable que se hagan arreglos con el adversario, porque una vez encarcelado ¿cómo podría pagar la deuda?

Lucas 13 13:1 En este mismo tiempo estaban allí algunos que le contaban acerca de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios de ellos. – Parece que ellos querían hablar de los pecados de otros en lugar de hablar de los suyos. Muchos piensan que hay pecadores “malos” y pecadores “respetuosos y más aceptables”. En el capítulo 7:36-50 Lucas habla de la mujer “pecadora” que fue perdonada de sus “muchos pecados” por Cristo, pero ¿quién no ha tenido “muchos pecados” que necesitan ser perdonados? Sobre este evento no sabemos más. Hech. 5:7 habla de un galileo que “llevó en pos de sí a mucho pueblo”, pero eran comunes las manifestaciones y rebeliones, mayormente durante las fiestas. 13:2 Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que todos los galileos? – Estas palabras de Jesús indican que así era el concepto del pueblo. Creían que calamidades extraordinarias se debían a pecados extraordinarias (JWM). Es el argumento usado por los “amigos” de Job contra él; es decir, esta calamidad que estás sufriendo es la consecuencia de tus pecados. Job 4:7, “Recapacita ahora; ¿qué inocente se ha perdido? Y ¿en dónde han sido destruidos los rectos?” 11:6, “Conocerías entonces que Dios te ha castigado menos de lo que tu iniquidad merece.” 22:6-10. También los discípulos de Jesús tenían este concepto como vemos en Jn. 9:2, “Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego?” 13:3 Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. – Rom. 3:23, “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”, y habiendo pecado todos están perdidos y necesitan del perdón de Dios, sin el cual perecerán eternamente en el infierno. 13:4 O aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre en Siloé, y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalén? – 13:5 Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. -- En lugar de concluir que ciertos hombres eran más dignos de castigo que otros, deberían pensar en las calamidades que vendrían sobre ellos si no se arrepintieran. La primera calamidad horrible sería la destrucción de Jerusalén dentro de unos 40 años. En ese evento no meramente cayó alguna “torre” sino que muchos de ellos fueron sepultados bajo las murallas de la ciudad que fueron derribadas por los romanos. Pero aun otra calamidad les esperaba en el juicio final si no se arrepintieran. ¿Qué es el arrepentimiento? El reconocer y aceptar el pecado y tener cambio de corazón (intelecto, voluntad, emociones) que resulta en cambio de vida (frutos digno del arrepentimiento, Luc. 3:8-14; Hech. 19:19). Es el cambio de actitud hacia Dios, Cristo, el Espíritu Santo. Es el cambio de actitud hacia el pecado; al arrepentirse uno entiende lo que es, lo que hace, y en lugar de amarlo ahora lo aborrece (Heb. 1:9; Rom. 12:9). Dios manda que todos se arrepienten: Hech. 17:30, 31; Mat. 3:2; 4:17; Hech. 2:38; 3:19; 17:30. Iglesias deben arrepentirse (Apoc. 2:4, 5, 14, 15, 20; 3:16; como también los corintios, gálatas, etc.) Es necesario, (junto con el bautismo) para obtener el perdón de pecados (Luc. 24:47; Hech. 2:38) y para obtener la vida eterna (Hech. 11:18). Si alguno es bautizado sin verdadero arrepentimiento, es sepultado vivo. Pero también es don de Dios: Hech. 5:31; 11:18; 2 Tim. 2:25. Una de las ilustraciones más sencillas del arrepentimiento se encuentra en Mat. 21:28, 29, “Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero, le dijo: Hijo, vé hoy a trabajar en mi viña. 29 Respondiendo él, dijo: No quiero; pero después, arrepentido, fue”. Ejemplos: Nínive (Jonás 3:10); la mujer pecadora de Luc. 7:36-50; el hijo pródigo (Luc. 15:17- 19); los judíos el día de Pentecostés (Hech. 2:38, 41); Saulo de Tarso (Hech. 9); los de Tesalónica (1 Tes. 1:9). Ejemplos de la falta del arrepentimiento: los pueblos que escuchaban a Cristo y veían sus milagros pero no se arrepintieron (Mat. 11:20);

<strong>Lucas</strong> 13<br />

13:1 En este mismo tiempo estaban allí algunos que le contaban acerca <strong>de</strong> los galileos<br />

cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios <strong>de</strong> ellos. – Parece que ellos querían<br />

hablar <strong>de</strong> los pecados <strong>de</strong> otros en lugar <strong>de</strong> hablar <strong>de</strong> los suyos. Muchos piensan que hay pecadores<br />

“malos” y pecadores “respetuosos y más aceptables”. En el capítulo 7:36-50 <strong>Lucas</strong> habla <strong>de</strong> la mujer<br />

“pecadora” que fue perdonada <strong>de</strong> sus “muchos pecados” por Cristo, pero ¿quién no ha tenido<br />

“muchos pecados” que necesitan ser perdonados?<br />

Sobre este evento no sabemos más. Hech. 5:7 habla <strong>de</strong> un galileo que “llevó en pos <strong>de</strong> sí a<br />

mucho pueblo”, pero eran comunes las manifestaciones y rebeliones, mayormente durante las<br />

fiestas.<br />

13:2 Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis que estos galileos, porque pa<strong>de</strong>cieron tales<br />

cosas, eran más pecadores que todos los galileos? – Estas palabras <strong>de</strong> Jesús indican que así<br />

era el concepto <strong>de</strong>l pueblo. Creían que calamida<strong>de</strong>s extraordinarias se <strong>de</strong>bían a pecados<br />

extraordinarias (JWM). Es el argumento usado por los “amigos” <strong>de</strong> Job contra él; es <strong>de</strong>cir, esta<br />

calamidad que estás sufriendo es la consecuencia <strong>de</strong> tus pecados. Job 4:7, “Recapacita ahora;<br />

¿qué inocente se ha perdido? Y ¿en dón<strong>de</strong> han sido <strong>de</strong>struidos los rectos?” 11:6, “Conocerías<br />

entonces que Dios te ha castigado menos <strong>de</strong> lo que tu iniquidad merece.” 22:6-10. También los<br />

discípulos <strong>de</strong> Jesús tenían este concepto como vemos en Jn. 9:2, “Y le preguntaron sus discípulos,<br />

diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego?”<br />

13:3 Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. – Rom. 3:23, “por<br />

cuanto todos pecaron, y están <strong>de</strong>stituidos <strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong> Dios”, y habiendo pecado todos están<br />

perdidos y necesitan <strong>de</strong>l perdón <strong>de</strong> Dios, sin el cual perecerán eternamente en el infierno.<br />

13:4 O aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre en Siloé, y los mató, ¿pensáis<br />

que eran más culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalén? –<br />

13:5 Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. -- En lugar <strong>de</strong><br />

concluir que ciertos hombres eran más dignos <strong>de</strong> castigo que otros, <strong>de</strong>berían pensar en las<br />

calamida<strong>de</strong>s que vendrían sobre ellos si no se arrepintieran. La primera calamidad horrible sería la<br />

<strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> Jerusalén <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> unos 40 años. En ese evento no meramente cayó alguna “torre”<br />

sino que muchos <strong>de</strong> ellos fueron sepultados bajo las murallas <strong>de</strong> la ciudad que fueron <strong>de</strong>rribadas por<br />

los romanos. Pero aun otra calamidad les esperaba en el juicio final si no se arrepintieran.<br />

¿Qué es el arrepentimiento? El reconocer y aceptar el pecado y tener cambio <strong>de</strong> corazón<br />

(intelecto, voluntad, emociones) que resulta en cambio <strong>de</strong> vida (frutos digno <strong>de</strong>l arrepentimiento, Luc.<br />

3:8-14; Hech. 19:19).<br />

Es el cambio <strong>de</strong> actitud hacia Dios, Cristo, el Espíritu Santo. Es el cambio <strong>de</strong> actitud hacia el<br />

pecado; al arrepentirse uno entien<strong>de</strong> lo que es, lo que hace, y en lugar <strong>de</strong> amarlo ahora lo aborrece<br />

(Heb. 1:9; Rom. 12:9).<br />

Dios manda que todos se arrepienten: Hech. 17:30, 31; Mat. 3:2; 4:17; Hech. 2:38; 3:19; 17:30.<br />

Iglesias <strong>de</strong>ben arrepentirse (Apoc. 2:4, 5, 14, 15, 20; 3:16; como también los corintios, gálatas, etc.)<br />

Es necesario, (junto con el bautismo) para obtener el perdón <strong>de</strong> pecados (Luc. 24:47; Hech.<br />

2:38) y para obtener la vida eterna (Hech. 11:18). Si alguno es bautizado sin verda<strong>de</strong>ro<br />

arrepentimiento, es sepultado vivo.<br />

Pero también es don <strong>de</strong> Dios: Hech. 5:31; 11:18; 2 Tim. 2:25.<br />

Una <strong>de</strong> las ilustraciones más sencillas <strong>de</strong>l arrepentimiento se encuentra en Mat. 21:28, 29, “Pero<br />

¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero, le dijo: Hijo, vé hoy a trabajar<br />

en mi viña. 29 Respondiendo él, dijo: No quiero; pero <strong>de</strong>spués, arrepentido, fue”.<br />

Ejemplos: Nínive (Jonás 3:10); la mujer pecadora <strong>de</strong> Luc. 7:36-50; el hijo pródigo (Luc. 15:17-<br />

19); los judíos el día <strong>de</strong> Pentecostés (Hech. 2:38, 41); Saulo <strong>de</strong> Tarso (Hech. 9); los <strong>de</strong> Tesalónica (1<br />

Tes. 1:9).<br />

Ejemplos <strong>de</strong> la falta <strong>de</strong>l arrepentimiento: los pueblos que escuchaban a Cristo y veían sus<br />

milagros pero no se arrepintieron (Mat. 11:20);

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