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Partain Evangelio de Lucas - David Cox

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<strong>Lucas</strong> 11<br />

11:1 Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno <strong>de</strong> sus<br />

discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos. – En este texto<br />

y en Mat. 6:9-13 Jesús nos enseña cómo orar. No era su propósito revelar una oración que <strong>de</strong>bería<br />

ser memorizada y rezada (recitada) repetidas veces. (Más bien esto es lo que estaba con<strong>de</strong>nando).<br />

Esta verdad es obvia cuando se consi<strong>de</strong>ra que estos dos textos (el <strong>de</strong> Mateo y el <strong>de</strong> <strong>Lucas</strong>) ni<br />

siquiera son iguales; habría sido idéntica la oración en los dos textos si Jesús la hubiera entregado<br />

para ser rezada. La iglesia <strong>de</strong>l primer siglo no rezaba el "Padre Nuestro".<br />

Los discípulos querían orar correctamente, y Jesús les dice, "Oraréis así". Dice que <strong>de</strong>bemos<br />

orar "así'" (<strong>de</strong> esta manera), y entonces nos da un ejemplo <strong>de</strong> cómo orar correctamente. Algunos <strong>de</strong><br />

los elementos principales <strong>de</strong> la oración aceptable son: (1). Dirigirnos al Padre para alabarlo. (2).<br />

Pedir que se haga su voluntad. (3). Orar por su reino. (4). Pedir el pan <strong>de</strong> cada día (el sostén, 1 Tim.<br />

6:8). (5). Pedir el perdón. (6). Pedir la dirección divina.<br />

Des<strong>de</strong> luego, hay otros textos que nos enseñan cómo orar: Juan 14:13; 16:26 nos enseñan que<br />

<strong>de</strong>bemos orar en el nombre <strong>de</strong> Jesús; 1 Tim. 2:1,2 agrega <strong>de</strong>talles importantes; también 1 Tes. 5:17,<br />

Sant. 1:5; 5:16, etc. Aparte <strong>de</strong> instrucciones y mandamientos, hay buenos ejemplos que seguir.<br />

11:2 Y les dijo: Cuando oréis, <strong>de</strong>cid: Padre nuestro que estás en los cielos, -- Los paganos<br />

no podían <strong>de</strong>cir, "Padre Nuestro", porque los dioses paganos eran, según la imaginación <strong>de</strong> ellos,<br />

crueles, <strong>de</strong>spóticos y caprichosos. No había relación padre-hijo con los dioses paganos y sus<br />

adoradores. Isa. 64:8, "Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro padre; nosotros barro, y tú el que nos<br />

formaste; así que obra <strong>de</strong> tus manos somos todos nosotros". Pero los dioses paganos, en lugar <strong>de</strong><br />

haber formado a sus adoradores, fueron formados por ellos.<br />

-- que estás en los cielos. Esta expresión habla <strong>de</strong> la majestad y gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> Dios; sirve para<br />

exaltarle. El es el único Dios que está en los cielos. Decimos esto, pues, para expresar gran<br />

reverencia. Des<strong>de</strong> luego, su presencia llena el universo, como dijo Salomón, cuando <strong>de</strong>dicó el<br />

templo, "He aquí que los cielos, los cielos <strong>de</strong> los cielos, no te pue<strong>de</strong>n contener; ¿cuánto menos esta<br />

casa que yo he edificado?" (1 Reyes 8:27). Pero la palabra "cielos" es muy apropiada para expresar<br />

la exaltación <strong>de</strong> Dios.<br />

-- santificado sea tu nombre. – ¿Cómo es santificado su nombre? Es fácil <strong>de</strong>cir esto sin pensar<br />

en lo que se dice. Al <strong>de</strong>cir "Santificado sea tu nombre", pedimos que su nombre sea adorado,<br />

reverenciado, respetado y glorificado. (Recuér<strong>de</strong>se Mat. 5:34-37, el nombre <strong>de</strong> Dios no es<br />

santificado si nuestra palabra no vale o si tomamos en vano su nombre). Su gran nombre es<br />

glorificado por el culto que le ofrecemos: los cantos, las oraciones, la predicación y los <strong>de</strong>más actos<br />

<strong>de</strong> culto. También es glorificado por nuestras vidas. "Sino santificad a Dios el Señor en vuestros<br />

corazones, y estad siempre preparados para presentar <strong>de</strong>fensa con mansedumbre y reverencia ante<br />

todo el que os <strong>de</strong>man<strong>de</strong> razón <strong>de</strong> la esperanza que hay en vosotros" (1 Ped. 3:15). Glorificamos a<br />

Dios cuando predicamos y practicamos la enseñanza <strong>de</strong>l Sermón <strong>de</strong>l Monte (por ejemplo, las<br />

bienaventuranzas, 5:1-12; buscar primeramente el reino <strong>de</strong> Dios y su justicia, 6:33, etc.), y toda la<br />

enseñanza <strong>de</strong>l Nuevo Testamento.<br />

-- Venga tu reino. – 1 Crón. 29:11, dice <strong>David</strong>, "Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el po<strong>de</strong>r,<br />

la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas.<br />

Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos".<br />

Mat. 3:2; 4:17, "Arrepentíos, porque el reino <strong>de</strong> los cielos se ha acercado". Así predicaron Juan y<br />

Jesús. (1). Mar. 9:1 "hay algunos <strong>de</strong> los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que hayan<br />

visto el reino <strong>de</strong> Dios venido con po<strong>de</strong>r". El reino iba a venir con po<strong>de</strong>r. (2). Luc. 23:51, José <strong>de</strong><br />

Arimatea, "esperaba el reino <strong>de</strong> Dios". (3). Luc. 24:49, los apóstoles recibirían po<strong>de</strong>r. Hech. 1:5,8, el<br />

po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu Santo. Ese po<strong>de</strong>r vino el día <strong>de</strong> Pentecostés. (4). Por lo tanto, el reino vino el día<br />

<strong>de</strong> Pentecostés.<br />

¿Qué es el reino? ¿Qué vino el día <strong>de</strong> Pentecostés? ¿Qué sucedió ese día? (1). Jesús ya había<br />

ofrecido su vida en la cruz por los pecados <strong>de</strong>l mundo. De esa manera El compró su iglesia (Hech.<br />

20:28); es <strong>de</strong>cir, El pagó el precio <strong>de</strong> nuestra re<strong>de</strong>nción (1 Ped. 1:18) e hizo posible la salvación, el

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