Partain Evangelio de Lucas - David Cox
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que podía justificarse si se aceptara su <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> la palabra prójimo, pues para los judíos los<br />
únicos prójimos eran otros judíos. Para muchos fariseos su prójimo era otro fariseo. Y ¿para<br />
nosotros? ¿Quién es nuestro prójimo? ¿Solamente nuestros hermanos en Cristo?<br />
10:30 Respondiendo Jesús (en lugar <strong>de</strong> contestar la pregunta “¿quién es mi prójimo?” Jesús<br />
muestra para quien uno <strong>de</strong>be ser prójimo), dijo: Un hombre (obviamente un judío, pues <strong>de</strong> otro<br />
modo lo hubiera especificado, JWM) <strong>de</strong>scendía <strong>de</strong> Jerusalén a Jericó, y cayó en manos <strong>de</strong><br />
ladrones (salteadores, LBLA; bandidos), los cuales le <strong>de</strong>spojaron; e hiriéndole (darle golpes,<br />
LBLA), se fueron, <strong>de</strong>jándole medio muerto. -- “Este hombre, pues, bajaba <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Jerusalén, a<br />
unos 900 m. <strong>de</strong> altitud sobre el nivel <strong>de</strong>l mar, a Jericó, más <strong>de</strong> 300 m. bajo el nivel <strong>de</strong>l mar<br />
Mediterráneo. Puesto que la distancia entre Jerusalén y Jericó (hacia el oriente) es <strong>de</strong> más o menos<br />
27 kilómetros, es inmediatamente obvio que el <strong>de</strong>scenso es bastante es bastante empinado … este<br />
camino corre por terreno montañoso. Es escabroso y rocoso, y durante el era <strong>de</strong> los días <strong>de</strong> Cristo<br />
en el mundo – y en realidad hasta hace poco – era peligroso para viajar, bor<strong>de</strong>ado como estaba por<br />
muchas cuevas y hondonadas que podían facilitar la huida <strong>de</strong> ladrones y otros criminales” (GH). Este<br />
camino era <strong>de</strong>signado como “el camino rojo <strong>de</strong> sangre”.<br />
10:31 Aconteció que <strong>de</strong>scendió un sacerdote (uno <strong>de</strong> los pastores <strong>de</strong> Israel) por aquel<br />
camino (muchos <strong>de</strong> los sacerdotes vivían en Jericó), y viéndole, pasó <strong>de</strong> largo. – De este pastor<br />
<strong>de</strong> Israel el herido tenía el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> esperar asistencia, pero “pasó <strong>de</strong> largo” (al lado opuesto).<br />
Des<strong>de</strong> luego, los sacerdotes eran conocedores <strong>de</strong> la ley (por ej., Deut. 22:2), pero esta parábola<br />
indica que ellos no practicaban estos preceptos. Sin duda se justificaba <strong>de</strong> alguna manera pensando<br />
en el peligro (los asaltadores bien podrían estar cerca todavía), tenía mucha prisa, había peligro <strong>de</strong><br />
contaminarse ceremonialmente (si ya estuviera muerto), habría gastos, no tenía tiempo, etc. La<br />
realidad <strong>de</strong>l caso fue que para muchos judíos la “religión” (los ritos, las ceremonias, etc.) estaba<br />
divorciada <strong>de</strong> la misericordia y la justicia (Mat. 23:23).<br />
10:32 Asimismo un levita, llegando cerca <strong>de</strong> aquel lugar, y viéndole, pasó <strong>de</strong> largo. – Los<br />
levitas eran ministros o ayudantes en el templo.<br />
10:33 Pero un samaritano, -- De este samaritano el herido no tenía <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> esperar ayuda.<br />
Los samaritanos eran <strong>de</strong>spreciados por los judíos. Jn. 4:9. “Jesús no pier<strong>de</strong> ninguna ocasión <strong>de</strong><br />
reaccionar contra los prejuicios que dividían a judíos y samaritanos. (9:55; 17:16; Juan 4:5 y sig.)” (B-<br />
S). Véase también Hech. 1:8; 8:5-12.<br />
Los judíos le dijeron a Jesús, “¿no <strong>de</strong>cimos bien nosotros, que tú eres samaritano …?” (Jn.<br />
8:48). En esta parábola Jesús se presenta a sí mismo como samaritano o, mejor dicho, el buen<br />
samaritano se presenta como un verda<strong>de</strong>ro imitador <strong>de</strong> Jesús.<br />
-- que iba <strong>de</strong> camino, vino cerca <strong>de</strong> él, -- Compárese lo que se dice <strong>de</strong>l levita: “llegando cerca<br />
<strong>de</strong> aquel lugar”; el samaritano no simplemente llegó cerca <strong>de</strong>l lugar, sino que “vino cerca <strong>de</strong> él”.<br />
-- y viéndole, fue movido a misericordia; -- Miqueas 6:8; Lev. 19:34; Ex. 23:4, 5. El sacerdote<br />
y el levita <strong>de</strong>scuidaron estos textos, pero el odiado samaritano los cumplió al pie <strong>de</strong> la letra.<br />
10:34 y acercándose, vendó sus heridas (administró primeros auxilios), echándoles aceite y<br />
vino; – Isa. 1:6. Eran remedios caseros. El vino sirvió para limpiar la herida y aceite sirvió para<br />
suavizarla.<br />
-- y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó <strong>de</strong> él. – “No sólo llegándose a<br />
él – sino que, con costo, inconveniencia y <strong>de</strong>mora en su viaje, le prestó al hombre herido toda forma<br />
y grados <strong>de</strong> atención y ayuda, como los que serían apropiados por parte <strong>de</strong> un amigo muy personal,<br />
con toda liberalidad, y con holgura completa” (GRB).<br />
10:35 Otro día al partir, sacó dos <strong>de</strong>narios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y<br />
todo lo que gastes <strong>de</strong> más, yo te lo pagaré cuando regrese. – Obviamente el samaritano era<br />
cliente <strong>de</strong>l mesonero y había confianza en él. Jesús no sólo dice que “fue movido a misericordia”,<br />
sino que explica los <strong>de</strong>talles <strong>de</strong> cómo la mostró: se <strong>de</strong>tuvo, se acercó al herido, vendó sus heridas,<br />
echándoles aceite y vino, lo puso sobre su animal, lo llevó al mesón, cuidó <strong>de</strong> él y al <strong>de</strong>spedirse pagó<br />
por el cuidado adicional que necesitaría. Hizo todo esto por un enemigo sin esperar remuneración<br />
(AB).