Partain Evangelio de Lucas - David Cox
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Mat. 10:34-37; 16:24; etc.). Como alguien ha dicho, El no “forró” la cruz. El dijo claramente que sería<br />
rechazado por los judíos. Mat. 16:21, “Des<strong>de</strong> entonces comenzó Jesús a <strong>de</strong>clarar a sus discípulos<br />
que le era necesario ir a Jerusalén y pa<strong>de</strong>cer mucho <strong>de</strong> los ancianos, <strong>de</strong> los principales sacerdotes y<br />
<strong>de</strong> los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día”. Iba a cumplir lo que Isa. 53 <strong>de</strong>cía <strong>de</strong> el, que<br />
sería “<strong>de</strong>spreciado y <strong>de</strong>sechado entre los hombres”.<br />
Algunos se emocionan al oír los bonitos himnos y un sermón o dos muy elocuentes y disfrutar la<br />
asociación con buena gente y toman la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> ser bautizados sin tomar en cuenta lo que en<br />
realidad el Señor requiere <strong>de</strong> ellos.<br />
Cuando Jesús nació, los pastores lo encontraron “acostado en un pesebre” (Luc. 2:12). Vivía <strong>de</strong><br />
la ayuda y hospitalidad <strong>de</strong> otros (Luc. 8:3; 10:6, 7). Era extranjero en su propio mundo, el mundo que<br />
El había creado. Cuando murió, fue sepultado en un sepulcro ajeno. 2 Cor. 8:9, “Porque ya conocéis<br />
la gracia <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que<br />
vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos”.<br />
El escriba que prometió seguir a Jesús “adon<strong>de</strong>quiera que vayas” era un i<strong>de</strong>alista y soñador.<br />
Jesús, sin embargo, no quiere seguidores “i<strong>de</strong>alistas”, sino seguidores “realistas”. Hay mucho peligro<br />
en el entusiasmo momentáneo. Los que son movidos sólo por los sentimientos y emociones son<br />
como niños fluctuantes (Efes. 4:14).<br />
Muchos fueron afectados emocionalmente por los milagros <strong>de</strong> Jesús, como también por su<br />
popularidad y aun por su enseñanza diferente (Mat. 7:29; Jn. 7:46), pero todo esto no significa<br />
necesariamente que tuvieran convicción.<br />
Jesús conoce al hombre (Jn. 2:24,25). Conoce sus pensamientos. Juzgando por la respuesta <strong>de</strong><br />
Jesús, este hombre no entendía lo que significaría seguir a Jesús. Lo veía como un hombre <strong>de</strong><br />
mucha fama y podría haber pensado que sería provechoso materialmente ser su seguidor. Muchos<br />
quieren seguir a Jesús, pero le quieren seguir según sus propias i<strong>de</strong>as, sin tomar en cuenta lo que<br />
les pue<strong>de</strong> costar. Jesús enseña que <strong>de</strong>bemos sentarnos primero para calcular gastos (Luc. 14:28).<br />
9:59 Y dijo a otro (discípulo, Mat. 8:21): Sígueme. El le dijo: Señor, déjame que primero<br />
vaya y entierre a mi padre. 60 Jesús le dijo: Deja que los muertos (los que están muertos<br />
espiritualmente, Efes. 2:1; 1 Tim. 5:6) entierren a sus muertos (los que están físicamente muertos);<br />
y tú vé, y anuncia el reino <strong>de</strong> Dios. – Las obligaciones mundanas pue<strong>de</strong>n ser atendidas por los que<br />
están muertos espiritualmente, pero Jesús le había dado a este discípulo otro <strong>de</strong>ber más importante:<br />
el <strong>de</strong> anunciar el reino.<br />
Algunos creen que la expresión "permíteme que vaya primero y entierre a mi padre" significa<br />
"permíteme cuidar <strong>de</strong> mi padre anciano hasta que muera". Justifican esta explicación diciendo que si<br />
el padre <strong>de</strong> este hombre ya hubiera muerto, él habría estado en ese momento ocupado en el asunto<br />
<strong>de</strong> enterrarlo, pero no es posible probar tal teoría. Jesús no habla <strong>de</strong>l futuro cuando su padre<br />
muriera, sino <strong>de</strong>l tiempo presente, pues en ese momento los que <strong>de</strong>berían sepultar al padre <strong>de</strong> este<br />
discípulo estaban muertos espiritualmente, pero con el tiempo tal vez serían convertidos. Este texto<br />
es paralelo con Mat. 8:18-22 y en esa ocasión “ Viéndose Jesús ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> mucha gente, mandó<br />
pasar al otro lado”; es <strong>de</strong>cir, ya había dado la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> salir. El siguiente versículo (23) dice, “Y<br />
entrando él en la barca, sus discípulos le siguieron”. Esto es lo que aquel discípulo <strong>de</strong>bería hacer y<br />
<strong>de</strong>jar que los familiares incrédulos se encargaran <strong>de</strong> enterrar a su padre que también era incrédulo<br />
(“sus muertos”).<br />
Jesús no criticó a los que sepultaron a Juan (Mat. 14:12), y los apóstoles no criticaron a los que<br />
sepultaron a Esteban (Hech. 8:2), pero a éste Jesús le había dicho, “Sígueme” (como había dicho a<br />
los pescadores, Mat. 4:18-22). Era necesario dar prioridad a ese mandamiento, no <strong>de</strong>jando que nada<br />
se lo impidiera. ¿Cuántos hermanos, llenos <strong>de</strong> pesar por haber muerto algún ser querido, <strong>de</strong>scuidan<br />
por lo menos una (y a veces más) reuniones <strong>de</strong> la iglesia? En algunos países se gastan muchos<br />
miles <strong>de</strong> dólares para sepultar a los muertos y se presentan elogios elocuentes, sin tomar en cuenta<br />
la realidad <strong>de</strong>l castigo eterno <strong>de</strong> los que mueren sin obe<strong>de</strong>cer al evangelio <strong>de</strong> Cristo.<br />
Cabe mencionar también que si este discípulo hubiera sepultado a su padre, se habría quedado<br />
inmundo por una semana (Núm. 19:11-22). El punto es que cuando Cristo nos da un mandamiento<br />
no <strong>de</strong>bemos <strong>de</strong>jar que nada interrumpa o estorbe nuestra obediencia.