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Partain Evangelio de Lucas - David Cox

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su cuerpo y su sangre al participar <strong>de</strong> la cena <strong>de</strong>l Señor cada primer día <strong>de</strong> la semana (1 Cor. 10:16;<br />

11:23-27; Hech. 20:7). Y, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, por medio <strong>de</strong> todo el servicio que le rendimos.<br />

-- y al instante se <strong>de</strong>tuvo el flujo <strong>de</strong> su sangre. – Otro milagro hecho instantáneamente.<br />

8:45 Entonces Jesús dijo: ¿Quién es el que me ha tocado? – Mar. 5:32, el griego dice, “y<br />

miraba en torno suyo para ver a la que esto había hecho” (Interlineal Lacueva). Jesús sabía<br />

exactamente quién le había tocado, y “miraba en torno suyo” para verla. Algunos leen esta pregunta<br />

como si en realidad Jesús ignorara quién le había tocado, pero compárense las siguientes<br />

preguntas: Gén. 3:9, a Adán Dios dice “¿Dón<strong>de</strong> estás tú?; Gén. 4:9, a Caín le pregunta, “¿Dón<strong>de</strong><br />

está tu hermano?”; 2 Reyes 5:25, Eliseo pregunta a Giezi, “¿De dón<strong>de</strong> vienes?” Luc. 17:17, “Y los<br />

nueve, ¿dón<strong>de</strong> están?” Tales preguntas no significan que la persona que pregunta ignoraba la<br />

respuesta; más bien había otro propósito.<br />

Jesús conocía a esta mujer y conocía también su fe. Quería sanarla, pero era indispensable (1)<br />

que ella entendiera que no fue el manto sino Jesús que le sanaba porque El quería hacerlo; (2) que<br />

ella diera su testimonio <strong>de</strong> haber sanado; (3) que la gente se diera cuenta que ella ya no era<br />

inmunda y podría ser restaurada a su vida social y religiosa (ya podría entrar libremente en el<br />

templo); y (4) recuér<strong>de</strong>se que los milagros <strong>de</strong> Jesús eran señales para producir fe (Jn. 20:30, 31),<br />

pero no podían hacerlo si eran secretos. Tenían que ser públicos.<br />

-- Y negando todos, dijo Pedro y los que con él estaban: Maestro, la multitud te aprieta y<br />

oprime (“palabra que se emplea en Diódoro y Josefo <strong>de</strong> prensar las uvas”, ATR), y dices: ¿Quién<br />

es el que me ha tocado? – Jesús no hace esta pregunta para obtener información, sino para dar<br />

información (JWM). Hizo esta pregunta para que la mujer ya sanada no saliera pensando que el<br />

manto <strong>de</strong> Jesús tuviera po<strong>de</strong>r para sanar. Ella no fue sanada simplemente por haber tocado el manto<br />

<strong>de</strong> Jesús, sino porque era la voluntad <strong>de</strong> Jesús sanarla. Jesús sabía <strong>de</strong> la fe <strong>de</strong> esta mujer y quería<br />

que ella la expresara, como lo hicieron el centurión (7:9), los discípulos (8:25), el ex en<strong>de</strong>moniado<br />

gadareno (8:39), el leproso (17:19), y el ciego <strong>de</strong> Jericó (18:42). A<strong>de</strong>más, <strong>de</strong> esta forma, otros verían<br />

el resultado <strong>de</strong> tal <strong>de</strong>mostración <strong>de</strong> fe.<br />

8:46 Pero Jesús dijo: Alguien me ha tocado; porque yo he conocido que ha salido po<strong>de</strong>r<br />

<strong>de</strong> mí. – Pero el po<strong>de</strong>r que salio <strong>de</strong> Jesús (6:19) <strong>de</strong> acuerdo a su voluntad. No salió<br />

involuntariamente, ni <strong>de</strong> manera mágica.<br />

8:47 Entonces, cuando la mujer vio que no había quedado oculta, vino temblando, --<br />

Cualquier otro rabí la hubiera reprendido por haberle tocado. La palabra “vino” indica que ya se iba.<br />

Ella había logrado su propósito. Tocó la franja <strong>de</strong>l manto <strong>de</strong> Jesús y recibió la sanidad, pero oye la<br />

palabra <strong>de</strong> Jesús y reconoce que tiene que respon<strong>de</strong>r.<br />

-- y postrándose a sus pies, le <strong>de</strong>claró <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> todo el pueblo por qué causa le había<br />

tocado, y cómo al instante había sido sanada. – Dio su testimonio. Esto era mucho mejor para<br />

ella, porque <strong>de</strong> esa manera todos se darían cuenta que ya no era inmunda. También confirmaría el<br />

milagro hecho por Jesús.<br />

8:48 Y él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; vé en paz. – Obsérvese que la fe <strong>de</strong> esta mujer no<br />

era una “fe sola” (fe muerta), sino que le motivaba a hacer algo. Jesús conoce el corazón <strong>de</strong> todos;<br />

por eso, sabía que esta mujer tenía fe. Sin embargo, cuando ella solamente tenía fe, no sanó. Más<br />

bien, fue sanada cuando su fe fue manifestada en acercarse y tocar el manto <strong>de</strong> Jesús.<br />

8:49 Estaba hablando aún, cuando vino uno <strong>de</strong> casa <strong>de</strong>l principal <strong>de</strong> la sinagoga a <strong>de</strong>cirle:<br />

Tu hija ha muerto; no molestes más al Maestro – Esto indica que cuando Jairo salió <strong>de</strong> su casa<br />

su hija no estaba muerta. Obviamente la persona que trajo este mensaje no tenía fe en Jesús. El<br />

<strong>de</strong>ja la impresión que Jairo solamente estaba “molestando” a Jesús. Mar. 5:35, “Mientras él aún<br />

hablaba, vinieron <strong>de</strong> casa <strong>de</strong>l principal <strong>de</strong> la sinagoga, diciendo: Tu hija ha muerto; ¿para qué<br />

molestas más al Maestro?” Fue como si dijeran, “¿Para qué molestarle? No pue<strong>de</strong> hacer nada”.<br />

8:50 Oyéndolo Jesús, le respondió: No temas; cree solamente, y será salva. – es <strong>de</strong>cir,<br />

seguir creyendo (así el Interlineal <strong>de</strong> Lacueva lo traduce), no <strong>de</strong>je <strong>de</strong> creer. La actitud negativa <strong>de</strong> los<br />

que trajeron el mensaje triste pudiera haber <strong>de</strong>sanimado a Jairo. Hay que tener mucho cuidado <strong>de</strong> lo<br />

que otros digan cuando estamos en medio <strong>de</strong> alguna aflicción semejante. El mundo está lleno <strong>de</strong><br />

incredulidad.

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