Partain Evangelio de Lucas - David Cox
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<strong>de</strong> buena voluntad, no porque los ingratos lo merezcan, sino porque estamos sirviendo a Dios a<br />
quien amamos y a quien servimos siempre con gozo. El cristiano no <strong>de</strong>be <strong>de</strong>jar que nadie ni nada le<br />
llene <strong>de</strong> odio, resentimiento y espíritu vengativo. Nadie nos hace enojar; esto lo hacemos nosotros<br />
mismos. Cada quien tiene control sobre su corazón. El buen humor y el corazón alegre vale mil<br />
veces más que la libertad que tanto anhelaban los judíos, y vale mucho más que todas las<br />
posesiones que tan ardientemente la gente <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>.<br />
III. La aplicación <strong>de</strong> este principio.<br />
A. Hay varios textos en el Nuevo Testamento que hacen buena aplicación <strong>de</strong> esta enseñanza.<br />
Debemos tener buena voluntad todo el tiempo, porque estamos sirviendo a Dios todo el tiempo. Los<br />
textos siguientes son instrucciones para siervos (esclavos) o criados. Des<strong>de</strong> luego, los judíos no eran<br />
esclavos, pero sí eran pueblo súbdito y sujeto a muchos abusos. Los judíos eran rebel<strong>de</strong>s, y los<br />
romanos se ponían a veces tiránicos.<br />
B. Muchos cristianos eran esclavos. William Barclay <strong>de</strong>scribe en su comentario sobre Mateo la<br />
situación <strong>de</strong> los 60 millones <strong>de</strong> esclavos que había en el Imperio Romano en el primer siglo. Roma<br />
era dueña <strong>de</strong>l mundo entero y los ciudadanos romanos no trabajaban. Aun los médicos y maestros<br />
eran esclavos. (1). Había amos buenos y se formaban lazos fuertes <strong>de</strong> amistad, <strong>de</strong> afección y <strong>de</strong><br />
lealtad entre ellos y sus esclavos, pero éstos eran excepcionales. La mayoría <strong>de</strong> los amos no eran<br />
así. (2). La mayoría <strong>de</strong> los romanos consi<strong>de</strong>raban a sus siervos como herramienta viviente. La única<br />
diferencia entre los esclavos y los animales era que éstos no hablaban y aquéllos sí. Los esclavos<br />
eran como instrumentos que existían exclusivamente para el uso <strong>de</strong> los amos. (3). Los esclavos no<br />
tenían <strong>de</strong>rechos. Cuando se enfermaban (o se envejecían), se <strong>de</strong>scuidaban y se <strong>de</strong>jaban morir. El<br />
amo tenía verda<strong>de</strong>ro po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> vida y muerte sobre los esclavos. Si algún esclavo se fugaba y era<br />
capturado se le marcaba a fuego con la letra "F" para indicar que era un fugitivo.<br />
C. ¿Cómo <strong>de</strong>berían los cristianos comportarse ante esta situación? (1). No <strong>de</strong>ben rebelarse. La<br />
enseñanza <strong>de</strong> Jesús no promovió la rebelión contra la esclavitud; Jesús ni siquiera dice que es<br />
pecado tener esclavos. (2). Al contrario, les enseñaba a someterse a los amos: <strong>de</strong>berían ser obedientes,<br />
eficientes, respetuosos, honestos, y cumplidos y fieles en el trabajo. (3). Deberían obe<strong>de</strong>cer<br />
esta enseñanza, no pensando solamente en agradar al amo, sino pensando sobre todo en agradar a<br />
Dios, el verda<strong>de</strong>ro Amo. De esta manera, podían servir y aguantar las circunstancias más duras<br />
pensando que todo esto era para Dios. La carga era soportable para los que tenían esta actitud.<br />
D. Los textos sobre este tema: (1), Col. 3:22,33, "Siervos, obe<strong>de</strong>ced en todo a vuestros amos<br />
terrenales, no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón<br />
sincero, temiendo a Dios. Y todo lo que hagáis, hacedlo <strong>de</strong> corazón, como para el Señor y no para<br />
los hombres". La carga pesada <strong>de</strong>l siervo sería aligerada si se acordaba que en realidad su<br />
verda<strong>de</strong>ro Amo era Dios. El siervo había <strong>de</strong> servir todos los días con buena voluntad "como para el<br />
Señor". (2). Efes. 6:7, "sirviendo <strong>de</strong> buena voluntad, como al Señor y no a los hombres". Esta<br />
enseñanza se aplica ahora al empleo diario, porque cuando el patrón o mayordomo maltrata al<br />
cristiano, éste <strong>de</strong>be recordar siempre que su verda<strong>de</strong>ro Patrón es Dios, por lo cual, <strong>de</strong>be mantener<br />
una buena voluntad y estar alegre. (3). Tito 2:9,10, "Exhorta a los siervos a que se sujeten a sus<br />
amos, que agra<strong>de</strong>n en todo, que no sean respondones; no <strong>de</strong>fraudando, sino mostrándose fieles en<br />
todo, para que en todo adornen la doctrina <strong>de</strong> Dios". Los trabajadores no <strong>de</strong>ben ser respondones.<br />
Tampoco <strong>de</strong>ben robar herramienta <strong>de</strong>l taller, ni mercancía <strong>de</strong>l negocio (con la excusa <strong>de</strong> que "me<br />
<strong>de</strong>ben pagar mejor", etc.). Más bien, <strong>de</strong>ben ser cumplidos, trabajando bien todo el día y todos los<br />
días, <strong>de</strong> buen humor, con buena voluntad, como para Dios. (4). 1 Ped. 2:18, "Criados, estad sujetos<br />
con todo respeto a vuestros amos; no solamente a los buenos y afables, sino también a los difíciles<br />
<strong>de</strong> soportar". ¡Deberían soportar a los insoportables! (5). El "problema económico" (conflictos entre<br />
empresarios y trabajadores) no es un problema económico sino religioso. ¿Se quiere que haya<br />
buenos obreros y buenos patrones? No es solamente cuestión <strong>de</strong> incrementar salarios o mejorar las<br />
condiciones para trabajar, sino es cuestión <strong>de</strong> aplicar estas enseñanzas divinas.<br />
E. Solamente <strong>de</strong> esta manera, y en la mayoría <strong>de</strong> los casos solamente <strong>de</strong> esta manera, los amos<br />
podrían apren<strong>de</strong>r el evangelio. Lo apren<strong>de</strong>rían al observar la vida, la conducta y la actitud, <strong>de</strong> sus esclavos.<br />
Recuér<strong>de</strong>se Rom. 2:4. ¿Cómo podían los amos (y cómo pue<strong>de</strong>n los patrones ahora) conocer