Partain Evangelio de Lucas - David Cox
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III. ¿No <strong>de</strong>bemos resistir al ladrón y al asaltante?<br />
A. No parece que Jesús se refiera en este texto a los tales. El dice (Mat. 24:43) "que si el padre<br />
<strong>de</strong> familia supiese a qué hora el ladrón habría <strong>de</strong> venir, velaría, y no <strong>de</strong>jaría minar su casa". Jesús no<br />
toma el lado <strong>de</strong> los malos en contra <strong>de</strong> los justos, sino que busca el bienestar espiritual <strong>de</strong> todos. No<br />
nos ayudan espiritualmente los golpes, a menos que los suframos con paciencia, evitando los<br />
corajes y resentimientos que <strong>de</strong>struyen el carácter <strong>de</strong> cristiano. Recuér<strong>de</strong>se siempre que es mejor<br />
estar golpeado físicamente que estar golpeado espiritualmente. El alma necesita más <strong>de</strong>fensa y<br />
protección que el cuerpo.<br />
C. El cristiano <strong>de</strong>be evitar no solamente el mal<strong>de</strong>cir y el retornar golpes, sino que <strong>de</strong>be darle la<br />
otra mejilla con buena voluntad y con buen humor. Esto es para evitar los resentimientos. El<br />
discípulo <strong>de</strong> Jesús <strong>de</strong>be apren<strong>de</strong>r a soportar con buena voluntad tal trato insultante.<br />
D. Debemos evitar el espíritu vengativo. Otra vez preguntamos, ¿favorece Dios a los malos? No,<br />
Dios no favorece a los malos; El favorece a sus hijos, pero Dios sabe que si el diablo produce en<br />
nosotros espíritu vengativo, nos <strong>de</strong>struye. Ya no seremos ciudadanos <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> los cielos; más<br />
bien seremos ciudadanos <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> las tinieblas. Por eso, para nuestro propio bien espiritual, dice,<br />
"No resistáis ..." Los que resisten a los malos (volviendo mal por mal) lo hacen enojados y con<br />
espíritu <strong>de</strong> venganza. Por eso, "No resistáis..."<br />
E. Luc. 9:51-55, cuando los samaritanos no recibieron a Jacobo y Juan, estos dijeron, "Señor,<br />
¿quieres que man<strong>de</strong>mos que <strong>de</strong>scienda fuego <strong>de</strong>l cielo, como hizo Elías, y los consuma?" Jesús les<br />
contestó, "Vosotros no sabéis <strong>de</strong> qué espíritu sois". Obviamente tenían espíritu vengativo. Querían<br />
hacerles "pagar" por lo que hicieron.<br />
F. Rom. 12:18-21, "Si es posible, en cuanto <strong>de</strong>penda <strong>de</strong> vosotros, estad en paz con todos los<br />
hombres. No os venguéis vosotros mismos ..." ¿Por qué? Porque el espíritu vengativo no es cualidad<br />
<strong>de</strong>l buen carácter necesario para ser ciudadanos <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> los cielos. Los que buscan venganza<br />
personal van al infierno. "Mejor te es que se pierda uno <strong>de</strong> tus miembros, y no que todo tu cuerpo<br />
sea echado al infierno" (Mat. 5:29; 18:8). Dios se encarga <strong>de</strong> tomar venganza. "Mía es la venganza,<br />
yo pagaré, dice el Señor". Nos correspon<strong>de</strong> a nosotros volver bien por mal: "si tu enemigo tuviere<br />
hambre, dale <strong>de</strong> comer; si tuviere sed, dale <strong>de</strong> beber". ¿Para el beneficio <strong>de</strong>l enemigo? Sí, y también<br />
para el beneficio espiritual <strong>de</strong> nosotros mismos.<br />
G. Hay varios ejemplos buenos para nosotros con respecto a este tema. (1). Sobre todo, el<br />
ejemplo <strong>de</strong> Jesús. El mejor comentario sobre este texto es el ejemplo <strong>de</strong> Jesús mismo. Léanse Mat.<br />
26:67; Juan 18:22,23; 19:3; 1 Ped. 2:20-24; Luc. 23:34, "Padre, perdónalos, porque no saben lo que<br />
hacen". (2). El ejemplo <strong>de</strong> Esteban, Hech. 7:60, "Y puesto <strong>de</strong> rodillas, clamó a gran voz: Señor, no<br />
les tomes en cuenta este pecado. Y ... durmió'". (3). El ejemplo <strong>de</strong> Pablo, 2 Tim. 4:16, "En mi primera<br />
<strong>de</strong>fensa ninguna estuvo a mi lado, sino que todos me <strong>de</strong>sampararon; no les sea tomado en cuenta".<br />
IV. Dos gran<strong>de</strong>s beneficios. Si practicamos esta enseñanza habrá dos resultados muy<br />
beneficiosos.<br />
A. Nuestra salvación. Se prepara el alma para que podamos ser ciudadanos <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> los<br />
cielos y vivir con Dios para siempre.<br />
B. Trae beneficios para el ofensor. ¿Cuál es el único medio <strong>de</strong> ganarle? Si el discípulo vuelve<br />
mal por mal, insulto por insulto, y reproche por reproche, entonces los dos pier<strong>de</strong>n, pero si el<br />
discípulo obe<strong>de</strong>ce este texto, no solamente se salva él mismo, sino que también habrá esperanza <strong>de</strong><br />
que se salve a aquel que le maltrata. Rom. 2:4, "¿O menosprecias las riquezas <strong>de</strong> su benignidad,<br />
paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?" La benignidad,<br />
paciencia y longanimidad <strong>de</strong> Dios nos guía al arrepentimiento. De la misma manera, la benignidad,<br />
paciencia y longanimidad <strong>de</strong> nosotros también guía al pecador al arrepentimiento. Rom. 12:20,<br />
"pues haciendo esto ("dale <strong>de</strong> comer, dale <strong>de</strong> beber") ascuas <strong>de</strong> fuego amontonarás sobre su<br />
cabeza"; es <strong>de</strong>cir, si respon<strong>de</strong>mos con bondad y bendiciones, el enemigo se sentirá afligido en su<br />
corazón. Tal bondad produce el remordimiento. Tal conducta pue<strong>de</strong> producir corazón contrito (Sal.<br />
51:17). Las "ascuas" ("carbones encendidos", LBLA) son las llamas <strong>de</strong> vergüenza que producen los<br />
actos y palabras <strong>de</strong> benevolencia. De esta manera (al volver bien por mal), es muy posible que el<br />
enemigo se convierta en amigo (y tal vez cristiano). Esta conducta es parte <strong>de</strong>l plan <strong>de</strong> salvación.