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Partain Evangelio de Lucas - David Cox

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y Jesús estaba corrigiendo el problema <strong>de</strong> aborrecer a sus enemigos. Al momento <strong>de</strong> oír esta<br />

enseñanza, los discípulos <strong>de</strong>bían cambiar su actitud hacia todos los enemigos, no obstante lo que<br />

hubiera sido su relación con ellos en el pasado. (6). Una consecuencia innecesaria <strong>de</strong>l separatismo<br />

<strong>de</strong> los judíos era un concepto vanidoso <strong>de</strong> ser mucho más piadosos que otros hombres (Luc. 18:9-<br />

14), concepto que les hizo <strong>de</strong>spreciar y aborrecer a otros.<br />

C. Los samaritanos. "Judíos y samaritanos no se tratan entre sí" (Jn. 4:9), porque éstos no eran<br />

verda<strong>de</strong>ros judíos, sino una raza mezclada. Cuando Jeroboam se rebeló contra Roboam, llevó a diez<br />

tribus en la división, y formaron el reino <strong>de</strong>l norte, llamado Israel. La ciudad <strong>de</strong> Samaria llegó a ser la<br />

capital <strong>de</strong> esta nación rebel<strong>de</strong> que se apartó <strong>de</strong> la ley <strong>de</strong> Moisés. El pueblo <strong>de</strong> Israel se mezclaba (se<br />

casaba) con los gentiles. Por eso, los judíos los <strong>de</strong>spreciaban y no tenían nada que ver con ellos. El<br />

espíritu vengativo <strong>de</strong> Jacobo y <strong>de</strong> Juan (Luc. 9:51-56) era típico <strong>de</strong> la actitud <strong>de</strong> los judíos hacia los<br />

samaritanos.<br />

D. Los romanos. Los judíos aborrecían a los romanos porque estos eran conquistadores <strong>de</strong> su<br />

tierra y exigían impuestos.<br />

E. Los publicanos eran cobradores <strong>de</strong> los impuestos romanos, y por esta causa eran<br />

<strong>de</strong>spreciados y odiados por el pueblo. Se consi<strong>de</strong>raban traidores.<br />

F. Por lo tanto, si en la actualidad se cree que es difícil amar a los enemigos, recuér<strong>de</strong>se el<br />

problema <strong>de</strong> los judíos.<br />

II. Mateo 5:44 -- "Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos, ben<strong>de</strong>cid a los que os<br />

maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen".<br />

A. ¿Debemos amar a los enemigos como amamos a los seres queridos? A muchos les parece<br />

difícil amar a los enemigos, por no enten<strong>de</strong>r la palabra "amar". El amor por los seres queridos es un<br />

amor emocional, un afecto fuerte. El amor mandado por Jesús es <strong>de</strong> la mente y <strong>de</strong> la voluntad, y no<br />

es como el amor entre novios, un amor que "nace" en ellos por la mucha atracción que existe. Se<br />

enamoran y se aman porque se agradan el uno al otro. El hombre se enamora <strong>de</strong> una mujer que le<br />

gusta, le agrada. Pero el amor mandado por Jesús, amor <strong>de</strong> la mente y <strong>de</strong> la voluntad, busca el<br />

bienestar <strong>de</strong> la persona amada.<br />

B. Este amor significa "buena voluntad". El comentario <strong>de</strong> William Barclay explica este amor en<br />

una forma muy interesante. Significa buena voluntad. Es pura bondad y benevolencia hacia otros,<br />

una bondad que no termina, no se acaba; es <strong>de</strong>cir, no hay nada que los hombres puedan hacer para<br />

<strong>de</strong>struirlo. ¡Es invencible! Con esta actitud, esta buena voluntad invencible, no es difícil obe<strong>de</strong>cer los<br />

mandamientos <strong>de</strong> Jesús, que para los hombres carnales parecen imposibles y absurdos.<br />

C. Amar lo no amable. Considérese el amor <strong>de</strong> Dios (ver. 45; Luc. 6:35; Rom. 5:8). Así <strong>de</strong>be ser<br />

nuestro amor para con todos, aun para los enemigos. Debemos amar a los que no merecen nuestro<br />

amor. Debemos amar a los que no son amables, porque es lo que Dios hace. No es amor <strong>de</strong><br />

sentimiento sino <strong>de</strong> acción, <strong>de</strong> conducta, como expresión <strong>de</strong> un espíritu bueno y compasivo. Luc.<br />

6:35, "El es benigno para con los ingratos y malos".<br />

D. Debemos ben<strong>de</strong>cir al enemigo, como lo hizo Jesús, 1 Ped. 2:23. No <strong>de</strong>bemos usar lenguaje<br />

abusivo (5:22), sino más bien palabras <strong>de</strong> cortesía, amistad y amabilidad. El habla nuestra no <strong>de</strong>be<br />

ser controlada por las malas circunstancias causadas por el enemigo, sino por Dios. 1 Cor. 13:4-7<br />

dice que "el amor es sufrido, es benigno, el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se<br />

envanece; no hace nada in<strong>de</strong>bido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza <strong>de</strong> la<br />

injusticia, mas se goza <strong>de</strong> la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta".<br />

E. El amor hace bien. En esto se ve la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> la palabra "amar". El verda<strong>de</strong>ro amor no se<br />

ve en palabras, sino en hechos (Sant. 2:16; 1 Jn. 3:18). Como Jesús dice (Luc. 6:27,35), "Amad a<br />

vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen". Esta es la expresión <strong>de</strong> buena voluntad que<br />

sinceramente <strong>de</strong>sea el bienestar <strong>de</strong> otros, aun el <strong>de</strong> los enemigos. <strong>David</strong> era ejemplo <strong>de</strong> volver bien<br />

por mal (1 Sam. 24:10; 26:9). El buen samaritano es un ejemplo hermoso <strong>de</strong> esto, y es el héroe <strong>de</strong> la<br />

parábola <strong>de</strong> Jesús (Luc. 10:25-37).<br />

F. No po<strong>de</strong>mos seguir odiando a otros si oramos por ellos. Al orar por otros los llevamos <strong>de</strong>lante<br />

<strong>de</strong>l trono <strong>de</strong> Dios, y seguramente no nos atrevemos a odiar a nadie en la presencia <strong>de</strong> Dios. Es el<br />

medio seguro <strong>de</strong> acabar con la amargura y los resentimientos. Nuestro Señor Jesucristo oró por sus

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