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Ruidos y susurros de las vanguardias - Medialab Prado

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auhaus (alemania 1919-1933)<br />

Oskar Schlemmer Diario. Febrero <strong>de</strong> 1929.<br />

Extraído <strong>de</strong> SCHLEMMER, Oskar: Escritos sobre arte: Pintura, Teatro, Danza, Cartas y Diarios. Paidós estética, Barcelona, 1987. Pág. 107-110.<br />

Por fin hubo <strong>de</strong> nuevo una fiesta en la Bauhaus, no hostigada por el odio ni la privanza partidistas y fue sin ninguna duda incomparable. Las sa<strong>las</strong><br />

luminosas <strong>de</strong> este edificio, ya <strong>de</strong> por sí tese vas incluso <strong>de</strong>masiado festivas para e quehacer cotidiano que habían contenido hasta el presente obligan a<br />

un estilo <strong>de</strong>terminado, que surge <strong>de</strong> forma inevitable, sea cual sea el título que se quiera dar a la fiesta. ¡No es un «estilo Bauhaus», como se llama ya el<br />

vocablo obligado que los imitadores saben aprovechar tan estupendamente! El estilo Bauhaus que se ha <strong>de</strong>slizado ya incluso en la ropa interior <strong>de</strong> <strong>las</strong><br />

señoras; el estilo Bauhaus como «<strong>de</strong>coración mo<strong>de</strong>rna», como pasaporte que permite a lo <strong>de</strong> ayer tomar <strong>las</strong> formas «<strong>de</strong> hoy» a no importa qué precio,<br />

este estío Bauhaus don<strong>de</strong> menos existe es en la misma Bauhaus. Una evolución es, <strong>de</strong>be y <strong>de</strong>bería ser siempre anticipada hasta tal punto que los<br />

futuros sucesores sufran un «shock» <strong>de</strong> la sorpresa. ¡Forzosamente!<br />

Las fiestas prece<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> Weimar, en <strong>las</strong> que el expresionismo dio sus frutos más fantásticos y maravillosos, la Weisse Fesf (Fiesta Blanca) <strong>de</strong> Dessau<br />

(todavía no contábamos con los nuevos edificios), en la cual aparte <strong>de</strong>l blanco dominante se permitió la utilización <strong>de</strong> sólo los colores rojo, azul y amarillo<br />

y éstos solamente «en trazos, franjas o dados»; y ahora la fiesta «metálica», <strong>de</strong>signando todas el<strong>las</strong> <strong>las</strong> fases festivas <strong>de</strong> este instituto en su caminar no<br />

exento en absoluto <strong>de</strong> penas. Dime cómo celebras tus fiestas y te diré quién eres. O bien: cada generación, cada capa social tiene la fiesta que se<br />

merece. Cuando los jóvenes ponen en escena una fiesta, <strong>de</strong> ella se pue<strong>de</strong>n sacar conclusiones acerca <strong>de</strong> la manera <strong>de</strong> ser <strong>de</strong> esta juventud, y la<br />

Bauhaus representa una juventud que esperamos un día llegue a ser importante. Se pudo constatar con satisfacción que los alumnos <strong>de</strong> la Bauhaus<br />

colaboraron con entusiasmo y sentido altruista, para poner en movimiento una cosa ¡y <strong>de</strong> veras que se movió! La i<strong>de</strong>a primitiva fue una «Fiesta <strong>de</strong><br />

campanas, campanil<strong>las</strong> y cascabeles», en la cual uno ya no comprendía mentalmente el verda<strong>de</strong>ro significado <strong>de</strong> los pensamientos o <strong>de</strong> los bramidos:<br />

con la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> los cencerros y <strong>de</strong> armazón soporte <strong>de</strong> <strong>las</strong> campanas, árboles adornados con cascabeles, la bolsa para recoger limosnas en la iglesia,<br />

resonantes, tintineantes, matraqueantes; se quería evitar el peligro <strong>de</strong> lo <strong>de</strong>masiado estri<strong>de</strong>nte, <strong>de</strong> lo <strong>de</strong>masiado ruidoso., y ello mediante la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> lo<br />

metálico en general, y el cambio fue para bien. En a<strong>de</strong>lante la fantasía <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nada trasladó por arte <strong>de</strong> magia cosas maravillosas. Una pista <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>slizamiento recubierta con hojalata conducía por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> innumerables esferas <strong>de</strong> plata alineadas, <strong>de</strong>slumbrantes en la luz <strong>de</strong> los focos, hacia el<br />

interior <strong>de</strong> la fiesta, pero pasando previamente por <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> la «tienda <strong>de</strong>l hojalatero». En ella se podía abastecer cualquier <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> hojalata y <strong>de</strong><br />

metales algo más nobles en todas <strong>las</strong> variantes imaginables. En ella se encontraban llaves <strong>de</strong> tuercas, tijeras para cortar hojalata, abrelatas, todo se<br />

podía adquirir. Una escalera en la que cada peldaño tenía un sonido diferente, un auténtico «chiste <strong>de</strong> escalera» (¡surgieron también los virtuosos que en<br />

saltos arriba y abajo le arrancaron sus ruidos y tonos!), conducía a la tómbola (en la que no se podía ganar ciertamente casas metálicas plegables ni<br />

máquinas-vivienda, pero sí los elementos previos a el<strong>las</strong>: sil<strong>las</strong> <strong>de</strong> acero, tazas <strong>de</strong> níquel, lámparas <strong>de</strong> aluminio, y también fantásticos pasteles con<br />

polvillo metálico, y también arte natural y no natural. Luego en <strong>las</strong> sa<strong>las</strong> propiamente dichas había el goce metálico. Hojalata doblada, arqueada, relucía y<br />

reflejaba a los bailarines en imágenes <strong>de</strong>formadas parecidas a <strong>las</strong> que dan los espejos lacados, <strong>las</strong> pare<strong>de</strong>s lucían máscaras plateadas y daban unas<br />

sombras divertidas, techo artesonado provisto <strong>de</strong> cascaras <strong>de</strong> fruta hechas en latón brillante, y por doquier papeles metalizados <strong>de</strong> mil colores y <strong>las</strong><br />

hermosas bo<strong>las</strong> <strong>de</strong> Navidad, algunas <strong>de</strong> tamaño <strong>de</strong>smesurado. La orquesta <strong>de</strong> la Bauhaus se había ataviado con todas <strong>las</strong> ga<strong>las</strong>, con coquetones<br />

sombreros <strong>de</strong> copa plateados, y se llevó la palma en lo musical, por su empuje, por su ritmo, por su vitalidad. En el escenario con lengua bronceada se<br />

soltaron muchos disparates: una divertida «danza <strong>de</strong> mujeres» interpretada por hombres y un número corto en el que el metal no estuvo representado<br />

más que por la punta <strong>de</strong> un yelmo, ambas cosas dieron satisfacción a la curiosidad y a <strong>las</strong> ansias <strong>de</strong> reír <strong>de</strong> los espectadores. Recor<strong>de</strong>mos también la<br />

mejor máscara <strong>de</strong> la fiesta: la calavera <strong>de</strong> un húsar en negro, con un pote <strong>de</strong> aluminio y una espuma<strong>de</strong>ra por yelmo, el pecho adornado con cucharas <strong>de</strong><br />

hojalata dorada: la señora con traje a base <strong>de</strong> discos <strong>de</strong> hojalata que llevaba con coquetería la llave <strong>de</strong> tuercas colgando <strong>de</strong> su brazalete, llave que<br />

utilizaba para apretar los tornillos que se le habían aflojado al caballero correspondiente; una pareja <strong>de</strong> hermanos con barbas <strong>de</strong> pelo suelto, hecho todo<br />

con virutas bronceadas, llevaban embudos <strong>de</strong> latón sobre Ia cabeza, en cuya punta estaba metido un cigarro puro, ¡y mediante un tubito metálico que les<br />

llegaba hasta la boca, fumaban! A <strong>las</strong> doce en punto hizo su entrada el «equipo férreo <strong>de</strong> la Bauhaus»: los doce caballeros sin miedo, etcétera, con pasos<br />

tintineantes y apisonantes.<br />

También era fantástico el aspecto <strong>de</strong> la Bauhaus vista <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el exterior, su brillo en la noche <strong>de</strong> invierno. Las ventanas estaban adornadas con papeles<br />

metalizados pegados en la cara interior, <strong>las</strong> bombil<strong>las</strong> blancas y coloreadas fueron or<strong>de</strong>nadas por sa<strong>las</strong>, la perspectiva que daba el gran bloque <strong>de</strong> cristal<br />

cambió totalmente por una noche el aspecto <strong>de</strong>l edificio <strong>de</strong> la «Escuela Superior <strong>de</strong> Diseño», <strong>de</strong> este centro <strong>de</strong> trabajo.<br />

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