08.05.2013 Views

Ruidos y susurros de las vanguardias - Medialab Prado

Ruidos y susurros de las vanguardias - Medialab Prado

Ruidos y susurros de las vanguardias - Medialab Prado

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

También encontré otros términos musicales en otros contextos <strong>de</strong> la gente <strong>de</strong> la Bauhaus. Gertrud Grunow, una pedagoga algo mayor, muy amiga <strong>de</strong><br />

Johannes Itten, había abandonado la Bauhaus poco <strong>de</strong>spués que él. Pero su método educativo, que ella resumía como “enseñanza armonizadora”,<br />

seguía repercutiendo. En un artículo básico, “Der Aufbau <strong>de</strong>r lebendigen Form durch Farbe, Form, Ton” (La construcción <strong>de</strong> la forma viva a través <strong>de</strong>l<br />

color, la forma y el tono), hace hincapié en la fuerza <strong>de</strong>l oído, que <strong>de</strong>termina el sentido <strong>de</strong>l equilibrio. Para ella, los tonos y el color forman una unidad.<br />

Hasta el momento, ni físicos ni psicólogos habían conseguido a<strong>de</strong>ntrarse hasta <strong>las</strong> leyes fundamentales que evocan en los hombres reminiscencias <strong>de</strong><br />

tonos y colores. También <strong>de</strong>scribe la doble percepción, conocida como “sinestética” <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la Edad Media, y que, hacia 1920, tantos ánimos cautivaba.<br />

En el círculo <strong>de</strong> los dadaístas berlineses, Raoul Hausmann investigó, con el nombre <strong>de</strong> “optofonética”, <strong>las</strong> relaciones matemáticas entre los tonos y <strong>las</strong><br />

formas visibles. En Weimar no sólo se interesaron Itten y la señora Grunow por estas relaciones. Ludwig Hirschfeld-Mack también realizó pruebas en<br />

este campo, <strong>de</strong> <strong>las</strong> que obtuvo resultados con éxito. Sus pelícu<strong>las</strong> en color con fondo musical así como la película reflexiva sin música <strong>de</strong> Kurt<br />

Schwerdtfeger causaron sensación <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1923 en Weimar, más tar<strong>de</strong> también en Berlín y Viena. Los primeros intentos <strong>de</strong> tales experimentos en el<br />

marco <strong>de</strong> la música mo<strong>de</strong>rna partieron <strong>de</strong>l compositor ruso Alexan<strong>de</strong>r Skrjabin, que ya en 1911 representaba su sinfonía “Prometeo” con proyecciones<br />

<strong>de</strong> colores. Yo vi el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> todas estas cosas cuando llegué a Weimar en 1923. Pero ahora <strong>de</strong>bo contar cómo ocurrió. En Worpswe<strong>de</strong> conocí, a<br />

través <strong>de</strong> mi amigo Kart Jakob Hirsch, Toni Benario, a la mujer <strong>de</strong> Hugo Benario, el rico industrial textil berlinés. Ambos estaban interesados en el arte<br />

mo<strong>de</strong>rno y habían acumulado una importante colección <strong>de</strong> cuadros. En la primavera <strong>de</strong> 1923 yo estaba en Berlín. Los Benario nos invitaron a Hirsch y a<br />

mí a cenar en su casa palaciega en Berlin-Dahlem, Max-Eyth-Strasse. Había inflación; el viaje a la estación <strong>de</strong> metro Podbielski Allee costaba una<br />

fortuna. Toni Benario nos saludó y dijo: “Hoy vienen invitados interesantes”. Llegaron poco <strong>de</strong>spués que nosotros, primero Herbert Jehring, por aquel<br />

entonces, junto con Alfred Kerr, el más influyente crítico teatral, <strong>de</strong>spués el pedagogo musical Heinrich Jacoby y, finalmente, un hombre <strong>de</strong> cabello<br />

oscuro, con gafas, cuyo nombre escuché por primera vez: Lazlo Moholy-Nagy. Gropius lo había llevado a Weimar hacía poco tiempo y era el sucesor <strong>de</strong><br />

Johannes Itten. La señora <strong>de</strong> la casa nos enseñó una obra suya, que colgaba en la biblioteca, geométrica, incorpórea, <strong>de</strong> colores fuertes.<br />

Después <strong>de</strong> la cena, Moholy-Nagy me apartó un poco. Me habló <strong>de</strong> <strong>las</strong> nuevas i<strong>de</strong>as <strong>de</strong>l Instituto<br />

<strong>de</strong> Weimar. Más allá <strong>de</strong> los artículos <strong>de</strong> los estatutos, se quería llegar a la cooperación <strong>de</strong> todas<br />

<strong>las</strong> artes, don<strong>de</strong> el teatro y la música serían indispensables. Para el verano había planeada una<br />

exposición, en la que también tendrían lugar conciertos y representaciones teatrales. Él,<br />

Moholy-Nagy, conocía mi nombre por amigos <strong>de</strong>l círculo <strong>de</strong> los dadaístas berlineses. Que si<br />

tendría ganas <strong>de</strong> ir en verano a Weimar y trabajar en una representación <strong>de</strong> ballet. Por supuesto,<br />

no eran ballets convencionales, sino experimentos con muñecos y máscaras. Yo había hecho<br />

algo parecido en Hamburgo. Los dos bailarines <strong>de</strong> máscaras Walter Holdt y Lavinia Schulz<br />

trabajaban conmigo y generalmente con música que yo había escrito para ellos. La invitación <strong>de</strong><br />

Moholy-Nagy me resultaba electrizante. Acepté <strong>de</strong> inmediato. Pero Moholy-Nagy me advirtió: lo<br />

que había propuesto era improvisado. No sabía si habría dinero para ello.<br />

Seguro que no me podría pagar, pero sí mantenerme en Weimar. Todavía tendría que hablarlo todo con Gropius. Ya me diría algo entonces. Tras un par<br />

<strong>de</strong> semanas llegó la carta. Me invitaba a ayudar en los preparativos <strong>de</strong> la semana <strong>de</strong> la Bauhaus y a escribir la música para representaciones <strong>de</strong> danza.<br />

En julio fui allí, en cuarta c<strong>las</strong>e, con una diminuta maletita en la mano. La primera persona a la que vi en la Bauhaus fue al secretario <strong>de</strong> Gropius y Adolf<br />

Meyer. Se llamaba Edwin Ratz y se presentó, para mi sorpresa, como alumno <strong>de</strong> Arnold Schönberg. Ratz vivió hasta 1973, llegó a ser profesor <strong>de</strong> la<br />

Aca<strong>de</strong>mia <strong>de</strong> Música <strong>de</strong> Viena y ha publicado un libro sobre la forma musical que se encuentra entre los mejores trabajos teóricos <strong>de</strong>l círculo <strong>de</strong><br />

Schönberg. No sé cómo llegó a Weimar. Seguramente por recomendación <strong>de</strong> Schönberg y Alma Mahler. Pero pronto comprendí la causa. Ratz era<br />

amigo <strong>de</strong> Lonny Ribbentrop, que vivía en Weimar, era una buena violinista y actuó también en la representación <strong>de</strong> mi música para danza.<br />

Ratz me dio unos cientos <strong>de</strong> marcos para los gastos <strong>de</strong>l viaje había inflación -, vales <strong>de</strong> comida para la cantina <strong>de</strong> la Bauhaus y la dirección <strong>de</strong> una<br />

habitación amueblada don<strong>de</strong> <strong>de</strong>jé mi pequeña maleta. A mediodía fui a la cantina. Moholy-Nagy ya estaba allí y me presentó a Kurtschmidt, un oficial <strong>de</strong><br />

la Bauhaus que preparaba, para la semana <strong>de</strong> fiestas, un ballet mecánico y que necesitaba mi colaboración. Poco a poco se fue llenando la cantina.<br />

Schmidt me señaló a los maestros, que fueron tomando asiento a izquierda y <strong>de</strong>recha. Ahí estaban el esbelto Lyonel Feininger; Paul Klee y su mujer<br />

llegaron algo <strong>de</strong>spués. El último en aparecer fue Kandinsky con su mujer. Era el que más me interesaba. Yo no sólo poseía “El Jinete Azul”, sino el libro<br />

“Sobre lo espiritual <strong>de</strong>l arte” y el libro <strong>de</strong> poemas “Sonidos”. A<strong>de</strong>más sabía que era amigo <strong>de</strong> Arnold Schönberg.<br />

- 67 -<br />

Kurt Schmidt, Entwurf für das Mechanische Ballet, 1923.<br />

Témpera sobre papel, 33 x 48,5 cm.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!