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Ruidos y susurros de las vanguardias - Medialab Prado

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futurismo italiano (1904-1944)<br />

Pilar Crespo Ricart<br />

Un jardín en primavera: Los ruidos <strong>de</strong> la naturaleza y <strong>de</strong> la vida.<br />

Obra realizada a partir <strong>de</strong> Fiore magico transformabile motorumorista, 1915, <strong>de</strong> Giacomo Balla y Fortunato Depero.<br />

Intuir “La flor mágica transformable motorruidosa” ha sido la propuesta <strong>de</strong> este trabajo. No es una interpretación, no es una versión, no es una<br />

reconstrucción, es una intuición que parte <strong>de</strong> <strong>las</strong> propuestas <strong>de</strong> Balla y Depero <strong>de</strong> su Reconstrucción Futurista <strong>de</strong>l Universo en Milán, el 11 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong><br />

1915 y <strong>de</strong> <strong>las</strong> sensaciones <strong>de</strong> la propia experiencia en Valencia, durante la primavera <strong>de</strong> 2004.<br />

Balla y Depero en su manifiesto Futurista hablan <strong>de</strong> conjuntos Plásticos dinámicos, con su <strong>de</strong>finición y su construcción material, con los medios y sus<br />

formas. Y exponen su metodología creativa y dicen: “El <strong>de</strong>scubrimiento invención sistemático infinito mediante el abstractismo conjunto constructivo<br />

auditivo, esto es, mediante el estilo futurista. Cada acción que se <strong>de</strong>sarrolla en el espacio, cada emoción experimentada, será para nosotros la intuición<br />

<strong>de</strong> un <strong>de</strong>scubrimiento. Ejemplo: Un jardín en primavera bajo el viento nos permitió intuir la Flor mágica transformable motorruidosa.”<br />

Pero al leer esta propuesta no po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> recordar a Russolo con su manifiesto El arte <strong>de</strong> los ruidos <strong>de</strong> 1913 y sus reflexiones sobre “Los ruidos<br />

<strong>de</strong> la naturaleza y <strong>de</strong> la vida” en su libro <strong>de</strong> 1916 también titulado El arte <strong>de</strong> los ruidos. Distingue los ruidos <strong>de</strong> la naturaleza y los <strong>de</strong> una ciudad mo<strong>de</strong>rna<br />

para hacernos enten<strong>de</strong>r que en ambos casos po<strong>de</strong>mos encontrar ruidos complejos, rítmicos.<br />

La naturaleza sin los ruidos sería una tumba, y menciona al trueno; al viento con sus silbidos y aullidos; la lluvia, tranquila y perpendicular con su ritmo<br />

monótono con sus crescendo y disminuendo <strong>de</strong> intensidad por el crecimiento o disminución <strong>de</strong> la cantidad <strong>de</strong> agua que cae, o cuando acompañada por el<br />

viento éste dirige, domina y da su ritmo al caer <strong>de</strong>l agua empujándola con violencia contra los muros, <strong>las</strong> ventanas, los cristales; el agua que representa<br />

en la naturaleza la causa más frecuente, más variada y más rica <strong>de</strong> ruidos con <strong>las</strong> sinfonías <strong>de</strong>l mar, <strong>las</strong> cascadas con sus ruidos profundos, un manantial<br />

y un riachuelo con sus ruidos pequeños y diversos; en el bosque, <strong>las</strong> hojas con los ruidos diferentes que se distinguen en el modo <strong>de</strong> agitarse <strong>de</strong> un árbol<br />

a otro, el chopo con su eterno moto perpetuo, el sauce llorón con sus fremidos largos y <strong>de</strong>licados, el ciprés vibra y canta, la encina y el plátano tienen<br />

agitaciones bruscas y violentas seguidas <strong>de</strong> calmas imprevistas; no sólo dan timbres diferentes árboles diferentes, éstos timbres son diferentes según<br />

<strong>las</strong> estaciones, así, en primavera murmullos tenues <strong>de</strong>licadísimos, en verano crujidos más fuertes, embrollados, complejos, en otoño ruidos secos,<br />

crepitantes y metálicos.<br />

Y una ruidosa ciudad mo<strong>de</strong>rna en la que oír <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la mañana hasta por la noche ruidos y más ruidos, en la que dice Russolo, el oído necesita momentos<br />

<strong>de</strong> reposo y <strong>de</strong> silencio. Menciona los coches como la más inmensa, la más variada fuente <strong>de</strong> ruido; y aña<strong>de</strong> que generalmente en los lugares don<strong>de</strong> se<br />

producen los ruidos continuos (calles, oficinas) existe un ruido <strong>de</strong> fondo bajo, continuo, in<strong>de</strong>pendiente hasta cierto punto <strong>de</strong> los variados ruidos rítmicos<br />

que se producen. La calle es una fuente inacabable <strong>de</strong> ruidos: los andares rítmicos <strong>de</strong> los distintos trotes o pasos <strong>de</strong> los caballos, los arranques violentos<br />

<strong>de</strong> los motores <strong>de</strong> los coches cuando otros han alcanzado un tono <strong>de</strong> velocidad, los bamboleos rítmicos <strong>de</strong> un carro con ruedas cubiertas <strong>de</strong> hierro<br />

contrapuestos al <strong>de</strong>sliz casi líquido <strong>de</strong> los neumáticos <strong>de</strong> los automóviles. Y esto no es lo mismo oírlo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el suelo o <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un segundo o tercer piso. O<br />

escuchar por la noche la respiración amplia y solemne <strong>de</strong> una ciudad dormida. También habla <strong>de</strong> otras fuentes <strong>de</strong> ruidos como <strong>las</strong> fábricas numerosas y<br />

variadas, <strong>las</strong> máquinas con motores eléctricos silenciosos <strong>de</strong> andadura rítmica simple y regular, que emiten un ronroneo continuo bellísimo, o <strong>las</strong> <strong>de</strong><br />

movimientos complejos como <strong>las</strong> imprentas; los tranvías y los ruidos <strong>de</strong> los cables <strong>de</strong>l suministro eléctrico, <strong>las</strong> locomotoras o los ruidos complejos <strong>de</strong> un<br />

tren en marcha; los ruidos que po<strong>de</strong>mos encontrar en nuestra casa como los <strong>de</strong> <strong>las</strong> tuberías <strong>de</strong>l agua, gas, calefacción; o los ruidos pequeños como el<br />

tic-tac <strong>de</strong> un reloj.<br />

La primavera es una estación, como dice Russolo, en que los murmullos son tenues y <strong>de</strong>licados con respecto a otras estaciones, pero <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l<br />

lugar, <strong>de</strong>l día en que se produzcan. Para realizar el trabajo he procurado impregnarme <strong>de</strong> esa primavera y la mejor manera que se me ocurrió fue<br />

visitando durante los días <strong>de</strong> esta estación diferentes jardines y observar diferentes flores y percibir los ruidos que se escuchaban. Y cada día se visita un<br />

jardín y se observa una flor diferente durante un tiempo. Esto se suce<strong>de</strong> día a día, jardín a jardín, flor a flor. Ningún día es igual, ningún jardín y ninguna<br />

flor. Hay jardines en los que los ruidos <strong>de</strong> la naturaleza casi no se escuchan y son los <strong>de</strong> la vida, los <strong>de</strong> la ciudad, los que cobran protagonismo. Y en otros<br />

el silencio <strong>de</strong> la naturaleza es interrumpido por el ruido continuo <strong>de</strong>l fondo. Pero siempre, el jardín ha sonado como una partitura en la que los ruidos <strong>de</strong> la<br />

naturaleza y <strong>de</strong> la vida quedaban armonizados.<br />

El calor suave <strong>de</strong> un día soleado, el zumbido <strong>de</strong> una abeja, <strong>las</strong> escobas mecánicas <strong>de</strong> los jardineros, el chorro <strong>de</strong> la manga <strong>de</strong> riego, los gorjeos <strong>de</strong> <strong>las</strong><br />

palomas, la grúa <strong>de</strong> una obra cercana, los coches que suenan y callan al ritmo que marca el semáforo, el chirrido <strong>de</strong>l vaivén <strong>de</strong> un columpio, la lluvia<br />

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