Ruidos y susurros de las vanguardias - Medialab Prado

Un segundo aspecto importante que hemos encontrado ha sido por su relación de estas experiencias con el sonido, dado que los miembros de la Orden
salían por la noche y Toledo estaba poco iluminada y silenciosa, les llevaba a escuchar situaciones sonoras misteriosas e incongruentes, que muchos
autores lo han entroncado con situaciones surrealistas. En este sentido nuestro grupo de investigación se acercó a Toledo a recorrer su laberinto de
calles intentando grabar esos paisajes sonoros que ellos escucharon desde que Buñuel tuvo la visión de fundar la Orden oyendo miles de pájaros del
Claustro gótico de la Catedral, hasta el canto de las monjas del Convento de Santo Domingo a través de sus muros en la madrugada, o los “silencios
aterradores” de la noche toledana o del sepulcro del Cardenal Tavera. Aunque no nos podemos engañar, la situación no es la misma, Toledo ahora está
mucho más iluminado y el silencio nocturno está marcado por el cierre de bares nocturnos que se une con los camiones de la limpieza. Pero Toledo
sobrevive a ello, y pudimos escuchar las monjas en la madrugada, la polifonía de los miles de pájaros, y conseguir perdernos “andando sobre lo andado”
(como decía Alberti) sin necesidad de provocarlo. Ahora bien, no encontramos el vino blanco de Yepes del que se emborraba la Orden, este vino de uva
malvar de 14,5 º que se servía a todo el Arzobispado y la Corte de Toledo en tiempos pasados, tuvimos que investigarr llamando a la misma Cooperativa
Vinícola de Yepes para saber donde encontrarlo. En cambio, sí había sobrevivido con los tiempos la “tortilla a caballo” (o “cerdo a caballo”) de la que
hablaba Buñuel que ellos tomaban en la Venta de Aires, lugar donde se realizó la única serie de fotografías históricas que se conocen de la Orden de
Toledo, y que actualmente se encuentra reformado, que hizo que uno de los dibujos sobre la pared que realizó Dalí retratando a todos los cofrades de la
orden, se destruyera con dicha reforma.
Posada de la Hermandad, 2004.
Posada de la Hermandad, principios del siglo XX.
- 122 -
IES. Serpis, Valencia, 2004.
Se ha grabado el siguiente recuerdo sonoro nocturno de Buñuel:
“muy tarde y nevando, mientras callejeábamos, Ugarte y yo,
oímos de pronto voces de niños que cantaban las tablas de
multiplicar. De vez en cuando se interrumpían las voces y se oían
las risitas y la voz grave del maestro. Después se reanudaba el
canto…”. Y cuando intentaron ver quienes eran no pudieron “ver
mas que la oscuridad ni oír más que el silencio”.