Ruidos y susurros de las vanguardias - Medialab Prado
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El poema <strong>de</strong>struye también la distinción entre lo fundamental y lo accesorio, como la radio difumina la frontera entre el mensaje y el ruido. Es esta una<br />
poesía escrita para ser voceada en <strong>las</strong> calles, impresa en carteles, dictada a través <strong>de</strong> la radio; poesía que se transforma con el medio aceptando avant la<br />
letre la sentencia <strong>de</strong> McLuhan: el medio es el mensaje. La atracción que el poeta estri<strong>de</strong>ntista siente hacia la radio respon<strong>de</strong> pues a profundas razones<br />
estéticas y el nuevo medio señala la dirección que <strong>de</strong>be tomar la literatura. El tipo <strong>de</strong> espectador que la radio impone resulta ser el paradigma <strong>de</strong> la<br />
relación que el hombre <strong>de</strong> <strong>las</strong> ciuda<strong>de</strong>s establece con su entorno. La radio es un medio frío que no exige la atención exclusiva <strong>de</strong>l oyente, que <strong>de</strong>be estar<br />
alerta ante los múltiples estímulos que configura su entorno. Las voces y sonidos que proyecta el altavoz constituyen un habitat que envuelve al oyente y<br />
en el que <strong>de</strong>be <strong>de</strong>senvolverse. En <strong>de</strong>finitiva, al intentar reflejar <strong>las</strong> circunstancias <strong>de</strong>l hombre <strong>de</strong> <strong>las</strong> gran<strong>de</strong>s ciuda<strong>de</strong>s, al expresar esa nueva forma <strong>de</strong><br />
percepción sinestésica que caracteriza la vida <strong>de</strong> <strong>las</strong> capitales, la poesía se acerca a la radio, pues ésta constituye un ejemplo perfecto <strong>de</strong> la nueva<br />
sensibilidad. Tal como anunciaba Maples en Actual nº1, la poesía <strong>de</strong>bía ser: una explicación sucesiva <strong>de</strong> fenómenos i<strong>de</strong>ológicos por medio <strong>de</strong> imágenes<br />
equivalentistas, orquestalmente sistematizadas. Es por ello que la radio se presentaba como un referente modélico para la nueva literatura, mucho más<br />
a<strong>de</strong>cuado que los murales <strong>de</strong> los jóvenes pintores mexicanos, pues <strong>las</strong> posibilida<strong>de</strong>s que la pintura mural ofrecían para la construcción <strong>de</strong> nuevas formas<br />
<strong>de</strong> recepción estética eran limitadas y arcaicas.<br />
2.- Poesía en la radio. “T.S.H.”<br />
De <strong>las</strong> raíces en que se asentaba el interés <strong>de</strong> los estri<strong>de</strong>ntistas por la radio nacieron otros frutos concretos, entre los que <strong>de</strong>staca singularmente la<br />
lectura radiofónica <strong>de</strong> poemas. La ocasión para ello llegó a finales <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1923 con la inauguración <strong>de</strong> la emisora La Voz <strong>de</strong> América Latina, una<br />
estación creada bajo los auspicios <strong>de</strong>l periódico El Universal, cuyo suplemento semanal El Universal Ilustrado, dirigido por Carlos Noriega Hope,<br />
constituía la principal plataforma <strong>de</strong> difusión <strong>de</strong>l Estri<strong>de</strong>ntismo. La emisión inaugural incluyó la lectura <strong>de</strong>l poema <strong>de</strong> Manuel Maples Arce T.S.H. (El<br />
poema <strong>de</strong> la radiofonía), probablemente escrito para la ocasión, publicado pocos días <strong>de</strong>spués en El Universal Ilustrado (5 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1923) y recopilado<br />
en Poemas interdictos (1927). Como señaló Luis Mario Schnei<strong>de</strong>r, “T.S.H” (Telefonía sin hilos) tiene en sí el valor histórico <strong>de</strong> haber sido el primer poema<br />
transmitido radiofónicamente en México (Schnei<strong>de</strong>r, 1970, 71). “T.S.H.” constituye un homenaje poético a la radiofonía que convierte a la radio en<br />
metáfora <strong>de</strong>l i<strong>de</strong>ario estético vanguardista. Como señala también Schnei<strong>de</strong>r (1970, 190) La telefonía sin hilos es al mismo tiempo símbolo y realidad:<br />
realidad por lo que representa el a<strong>de</strong>lanto <strong>de</strong> la radiofonía y símbolo en cuanto a su po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> ligar elementos idiomas, vidas dispares a través <strong>de</strong><br />
distancias insondables. Para la vanguardia la T.S.H. es casi un equivalente concreto <strong>de</strong> la metáfora. Efectivamente, el poema convierte a la radio en<br />
metáfora cósmica, i<strong>de</strong>ntificando la antena emisora con una estrella que ilumina la oscuridad con sus palabras:<br />
Sobre el <strong>de</strong>speña<strong>de</strong>ro nocturno <strong>de</strong>l silencio<br />
<strong>las</strong> estrel<strong>las</strong> arrojan sus programas,<br />
y en el audión inverso <strong>de</strong>l ensueño,<br />
se pier<strong>de</strong>n <strong>las</strong> palabras<br />
olvidadas<br />
De la antena emisora a la receptora, la antena es, aun lado y otro <strong>de</strong>l hilo invisible <strong>de</strong> <strong>las</strong> ondas, metáfora <strong>de</strong>l anhelo por comunicarse superando la<br />
distancia y la soledad:<br />
¿En dón<strong>de</strong> está el nido<br />
<strong>de</strong> esta canción mecánica?<br />
Las antenas insomnes <strong>de</strong>l recuerdo<br />
recogen los mensajes<br />
inalámbricos<br />
<strong>de</strong> algún adiós <strong>de</strong>shilachado.<br />
Mujeres naufragadas<br />
que equivocaron <strong>las</strong> direcciones<br />
trasatlánticas;<br />
y <strong>las</strong> voces<br />
<strong>de</strong> auxilio<br />
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