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La secta de los estranguladores : radionovela

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<strong>La</strong> <strong>secta</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>estranguladores</strong><br />

Capítulo LVIII — Ligia explica que, en la oscuridad <strong>de</strong>l cuarto y semidormida,<br />

vio una sombra que avanzaba hacia ella. Con la gran agilidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>portista, se<br />

hizo a un lado, lanzando un grito <strong>de</strong> auxilio, por lo que el puñal, dirigido contra<br />

su pecho, apenas la alcanzó en el hombro. Digo que no distinguió a su atacante,<br />

quien, ante <strong>los</strong> gritos <strong>de</strong> la joven y <strong>los</strong> ruidos <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>de</strong>más habitantes <strong>de</strong> la casa,<br />

huyó por la ventana. Llevan el puñal a la policía y en el encuentran las huellas<br />

digitales… <strong>de</strong> Gonzalo, el tío <strong>de</strong> Mario.<br />

Capítulo LIX — Martín, el ayudante <strong>de</strong>l <strong>de</strong>tective esboza la teoría <strong>de</strong> que hay<br />

varios culpables: el que asesinó a ezcurdia, el que atacó a Ligia, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

ladrones que robaron el shiva. esa noche, cuando van a entrar a su habitación,<br />

en la penumbra <strong>de</strong> pasillo, Alí Ben y Cantalapiedra son abaleados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el otro<br />

extremo <strong>de</strong>l mismo, y el ayudante <strong>de</strong>l <strong>de</strong>tective cae, bañado en sangre.<br />

Capítulo LX — Cantalapiedra recibió un balazo en el pecho, pero que interesó<br />

más que <strong>los</strong> tejidos superficiales. salen a buscar al agresor: en el extremo <strong>de</strong>l<br />

pasillo, hacia la escalera, hay las huellas <strong>de</strong> unos zapatos… correspondientes a<br />

<strong>los</strong> que calza el señor Gonzalo. Alí Ben, frente a este, le indica que sus zapatos<br />

hicieron las huellas que son indudablemente <strong>de</strong>l agresor, y pi<strong>de</strong> que se explique.<br />

Capítulo LXI — Gonzalo dice que sus zapatos pudieron ser robados. Respecto<br />

al puñal que hirió a Ligia, dice que este pertenecía al museo y que todas las<br />

armas <strong>de</strong> la panoplia <strong>de</strong>ben contener sus huellas digitales, como que es él quien<br />

las cuida, guarda y limpia. Poco más tar<strong>de</strong>, fritz –el cocinero– ofrece té chino<br />

a Alí Ben. este nota un gusto raro en el té y lo envía a examinar a la policía.<br />

<strong>La</strong> respuesta <strong>de</strong>l laboratorio es <strong>de</strong>spampanante: el té estaba envenenado con<br />

láudano y tenía la cantidad suficiente para producir la muerte a varios hombres.<br />

Capítulo LXII — fritz jura no haber envenenado el té y no haber visto a<br />

nadie en la cocina, fuera <strong>de</strong> la señorita Ligia, quien preparaba una medicina<br />

para su herida. el jefe <strong>de</strong> la policía llama por teléfono y pi<strong>de</strong> a Alí Ben una<br />

explicación <strong>de</strong>l misterio, porque, <strong>de</strong> lo contrario, se verá obligado a poner en la<br />

cárcel a todos <strong>los</strong> criados <strong>de</strong> la casa. Alí Ben, solamente y <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> la señorita<br />

Ligia, jura que conoce el asesino y que está presto a <strong>de</strong>nunciarlo.<br />

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