NAVARRO-ARENDINE IRAI.pdf - RiuNet

En este capítulo se reflexiona sobre las emociones de forma fisiológica, la
asociación al alma como movimiento, pero sobre todo como fenómeno de
conciencia de nuestra existencia, reflexionando particularmente en la pérdida
o introversión de nuestras emociones por temor a la vulnerabilidad.
Vinculamos los mecanismos de defensa como medio de protección ante las
perturbaciones emocionales. Basándonos específicamente en los que
considera Anna Freud, para posteriormente relacionarlo con el mecanismo
de evasión de la libertad de Erich Fromm, hacia la pérdida de la identidad.
Recapacitamos sobre la influencia del exterior como causa fundamental de
activación de nuestros mecanismos de defensas. Ante la falta de seguridad
en nuestras ciudades caóticas y a la diversidad cultural que las habitan,
haciéndonos cada vez más lejanos y desconfiando los unos de los otros. De
tal forma que se busque ya sea aliados en un ideal de comunidad o el total
aislamiento.
Planteamos la idea del cuerpo como nuestro intermediario con el mundo,
como receptor de nuestras decisiones, reflejo de nuestros pesares, angustias
y susceptible de ser domesticado. De modo que para evitar las
consecuencias o ante esa sensación de fragilidad se vuelve un recurso
apetecible la soledad o el anhelo de lo incorpóreo, el desvanecimiento del
encierro.
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