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“Las palabras más habituales, las palabras adheridas a las realidades más<br />
comunes no pierden por eso sus posibilidades poéticas” señala Gastón<br />
Bachelard. La palabra poética para Gadamer tiene otro sentido, surge de la<br />
poesía y redescubre la magia de lo usual; la palabra se aleja de uso<br />
cotidiano y adquiere ritmo, es como si recuperara su valor original y se vuelve<br />
más diciente.<br />
El artista manifiesta un dominio a voluntad consciente de la fantasía, por ello<br />
no es una realidad ficticia y totalmente idealizada, sino coherente a pesar de<br />
su imaginería. El artista es hermeneuta por naturaleza y puede interpretar su<br />
realidad y convertirla en un mundo lleno de posibilidades y creaturas<br />
fantásticas; de la fantasía se derivan las criaturas mitológicas. El artista<br />
modifica la palabra.<br />
Con la imaginación (phantasia) se da ese modo de conocimiento que<br />
reproduce una sensación, sin necesidad de la presencia actual del objeto<br />
sensible. Es recordar mediante imágenes algo conocido sensiblemente. La<br />
imagen en la imaginación o el sueño se reproduce aún con la ausencia de la<br />
imagen.<br />
“En la fantasía la que ha construido el mundo mitológico y poético en<br />
el que vive el hombre, tanto como en el mundo real. La fantasía<br />
incluye pues la idea de un juego libre de la imaginación, para recreo<br />
del espíritu, que necesita tanto del sueño como de la realidad. La<br />
íntima operación de la fantasía escapa al conocimiento psicológico<br />
porque se produce oscuramente con la precisión e inconsciencia de<br />
un instinto”. 28<br />
28 RAMOS, Samuel. Filosofía de la vida artística. Madrid: Espasa Calpe. 1964 pág.272<br />
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