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Pero que en general debemos aclarar no pretende seguir ninguna corriente artística, esta propuesto como un gesto, como una intervención si se le quiere denominar así. Se elaboraron pruebas que son tan o más interesantes que las del día planeado específico para la acción. Sobre la prueba… Mientras la autora viaja en el bus (EMT) ruta 35 en dirección a Ruzafa, lleva consigo la misma jaula que usará de modelo para sacar medidas para una instalación; la lleva en sus piernas, la gente va subiendo y saluda mecánicamente al conductor, el cual a su vez, algunas veces regresa el saludo. El asiento en el que viaja esta justo detrás del conductor. De repente se le ocurre que sería buena idea ponerse la jaula de una vez. Frente a ella el letrero de derechos y obligaciones de los usuarios le dice: “no portar objetos de gran volumen ni que sean molestos para otros pasajeros” y piensa para sí misma en justificación “mi jaula no rebasa la superficie destinada a mi propio asiento, no voy a lado de nadie, ¡yo no molesto!” Se coloca la jaula y solo pocas personas lo notan al principio. Suben los siguientes pasajeros en las paradas, su posición es muy cercana al lugar donde se validan los viajes, así que después del sonido de la tarjeta suben la mirada y algunos abren más los ojos, otros voltean rápido la cabeza en dirección contraria. Algunos al no lograr entender que es lo que vieron, voltean de nuevo mientras avanzan al fondo del autobús. Los que van acompañados ya empiezan a cuchichear “ ¡Ya viste¡” “Lleva una jaula” “ ¿Pero qué pasa? ¿Porque lleva eso en la cabeza? Y entre desconocidos comienzan a charlar ¿Quién lleva qué cosa? ¡Hostia! ¡No la había visto!. Mientras mira por la ventana, desde las rendijas de su jaula, también logra ver algunos que se han dado cuenta desde sus autos o en la acera. Se 137
acerca la parada correspondiente y al levantarse es bastante llamativa, únicamente cuando ha solicitado la parada al conductor, éste se percata del cambio indumentario en la usuaria. Al bajar del autobús se percibe el mismo desconcierto, los que van a subir, los que no suben y los que bajan. Así se mira a lo que nos parece diferente. Antes de llegar a su destino camina entre las calles, sintiendo las miradas de la gente y se encuentra una persona conocida. Entre risas decide quedarse a tomar un chocolate caliente con ella. Al llegar al café en cuestión, la mesera le mira un poco desconcertada, pero toma su orden como lo haría con cualquier persona. Vuelve con las bebidas y se va a otra mesa. La autora empieza a pensar si podrá beberlo como lo imaginó, así que abre su puertita y bebe. Al cabo de unos minutos la mesera regresa para sorprenderle diciéndole “ten, por si lo necesitas” y le ofrece un popote (pajilla de plástico) 138
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como lo imaginó, así que abre su puertita y bebe. Al cabo de unos minutos la<br />
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