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3.3 Confinación del individuo en la ciudad
“La jaula es, al menos de Max Weber, otra figura privilegiada de la
modernidad. No el lugar donde se encierra a los que cantan, sino el
lugar del desencantamiento, donde el poderoso cosmos del orden
económico moderno determina las vidas de todos los hombres
nacidos dentro del mecanismo con una fuerza irresistible hasta que se
queme la ultima tonelada del carbón fósil. La jaula de hierro está
hecha de palabras y fuera de las palabras, más allá de la jaula no hay
nada. No hay otros. Sólo pájaros.” 84
Las ciudades son contrastantes y se hacen visibles las desigualdades como
el trazado normal de la palma de una mano, grietas que descifran la actual
situación de nuestros temores ya sean reales o imaginarios.
Los peligros a los que se temen según Bauman pueden ser de varias clases:
los que amenazan al cuerpo, a las propiedades de la persona, los que
amenazan la posición social y los de supervivencia.
¿Cómo no forjarnos una idea exagerada de nuestro entorno, si nuestro
estado natural parece estar siempre alerta? Si seguimos códigos aprendidos
como los buenos modales a la mesa, volcados a comandos como “no hables
con extraños” “vigile sus pertenecías”. Tal parece que todo fuera una
advertencia manteniéndonos en un estado de paranoia.
Las ciudades se han vuelto violentas a causa de las desigualdades
económicas y eso incrementa la desconfianza de los unos a los otros. El
trazado de la ciudad entonces comienza a tornarse como los caminos de la
84 PARDO, José Luis. “Los Pájaros de la lengua”. En el catálogo de Eva Lootz La lengua de
los pájaros, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Ministerio de educación Cultura y
Deporte 2002, pág. 22
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