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Queiroz Eca_Jose Maria-La Reliquia - Portal Educativo de Medellín

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97<br />

<strong>de</strong> católico y <strong>de</strong> doctor para tornarme un hombre <strong>de</strong> la antigüedad clásica, contemporáneo<br />

<strong>de</strong> Tiberio? Y dado aquel mirífico retroceso <strong>de</strong> los tiempos, si volviese a mi patria, ¿qué<br />

encontraría en ella?...<br />

Ciertamente encontraría una colonia romana; en la falda <strong>de</strong> la colina más fresca, una casa<br />

<strong>de</strong> piedra habitada por el procónsul; al lado, un templo pequeño <strong>de</strong> Apolo o <strong>de</strong> Marte; y en<br />

lo alto, un campo atrincherado <strong>de</strong> legionarios; en re<strong>de</strong>dor, la villa lusitana, diseminada, con<br />

sus caminos agrestes, sus cabañas <strong>de</strong> piedra sin argamasa y cobertizos para recoger el<br />

ganado. ¿Si así encontraba mi patria, qué haría allí? ¿Sería pastor en los montes? ¿Barrería<br />

el pórtico <strong>de</strong>l templo? ¿Partiría leña para las cohortes, por ganar un salario romano?...<br />

¡Miseria incomparable!<br />

Así me inquietaba cuando la litera paró. Descorrí las cortinas y vi ante mí los gran<strong>de</strong>s<br />

sillares <strong>de</strong> la muralla <strong>de</strong>l templo. Penetramos bajo la bóveda <strong>de</strong> la puerta <strong>de</strong> Huldá. En el<br />

<strong>de</strong>slumbramiento que me produjo el templo, me agarré al brazo esquelético <strong>de</strong>l historiador<br />

<strong>de</strong> los Hero<strong>de</strong>s. El oro y la nieve <strong>de</strong> los mármoles parecían vibrar en el aire tibio. Los<br />

amplios patios que por la mañana había visto <strong>de</strong>siertos, con un pavimento reluciente como<br />

el agua quieta <strong>de</strong> un lago, <strong>de</strong>saparecían ahora bajo la multitud engalanada y festiva. Los<br />

aromas mareaban, acres, emanados <strong>de</strong> las telas teñidas, <strong>de</strong> las resinas aromáticas, <strong>de</strong> las<br />

gorduras <strong>de</strong> la carne chirriando en las brasas. Sobre el <strong>de</strong>nso ruido, pasaban broncos<br />

mugidos <strong>de</strong> bueyes. Constantemente los humos votivos se unían en la refulgencia <strong>de</strong>l<br />

cielo...<br />

—¡Caramba! —murmuré asombrado—. ¡Aquí hay lujo!<br />

Fuimos penetrando bajo los pórticos <strong>de</strong> Salomón don<strong>de</strong> resonaba el profano tumulto <strong>de</strong> un<br />

mercado. Tras <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s rejas estaban los cambistas, con una moneda <strong>de</strong> oro pendiente <strong>de</strong><br />

la oreja, entre las melenas sórdidas, trocando el dinero sacerdotal <strong>de</strong>l templo por las<br />

monedas paganas <strong>de</strong> todas las religiones, <strong>de</strong> todas las eda<strong>de</strong>s, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las macizas ro<strong>de</strong>las <strong>de</strong>l<br />

viejo <strong>La</strong>cio, más pesadas que broqueles, hasta los ladrillos labrados que circulaban en las<br />

ferias <strong>de</strong> Asiria. Más allá brillaba la frescura y abundancia <strong>de</strong> un pomar; las manzanas<br />

romanas, reventando <strong>de</strong> maduras, colgaban <strong>de</strong> las ramas. Hortelanos con un ramo <strong>de</strong> mirto,<br />

preso en el turbante, pregonaban guirnaldas <strong>de</strong> anemones o hierbas amargas <strong>de</strong> pascua;<br />

jarros <strong>de</strong> leche pura brillaban colocados sobre sacos <strong>de</strong> lentejas; y los cor<strong>de</strong>ros echados en<br />

las losas, atados por las patas a las columnas, balaban tristemente <strong>de</strong> sed.<br />

Pero la multitud sobre todo se apiñaba, con suspiros <strong>de</strong> envidia, en torno <strong>de</strong> los tejidos y <strong>de</strong><br />

las joyas. Merca<strong>de</strong>res <strong>de</strong> las colonias fenicias, <strong>de</strong> las islas griegas, <strong>de</strong> Tardis, <strong>de</strong> la<br />

Mesopotamia, <strong>de</strong> Tadmor, unos con soberbias túnicas <strong>de</strong> lana bordada, otros con toscos<br />

tabardos <strong>de</strong> cuero pintado, <strong>de</strong>sdoblaban los paños azules <strong>de</strong> Tiro, que reproducían el brillo<br />

<strong>de</strong> los cielos <strong>de</strong> oriente y las sedas impúdicas <strong>de</strong> Seba, <strong>de</strong> una transparencia ver<strong>de</strong>, y las

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