08.05.2013 Views

Queiroz Eca_Jose Maria-La Reliquia - Portal Educativo de Medellín

Queiroz Eca_Jose Maria-La Reliquia - Portal Educativo de Medellín

Queiroz Eca_Jose Maria-La Reliquia - Portal Educativo de Medellín

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

95<br />

miembro <strong>de</strong>l sanedrín, tocando en el hombro a Jesús, se lo entregó al <strong>de</strong>curión; un soldado<br />

le aflojó las cuerdas, otro le estiró el albornoz <strong>de</strong> lana; yo vi al dulce rabí <strong>de</strong> Galilea dar su<br />

primer paso hacia la puerta.<br />

Apresurados, liando un cigarro, <strong>de</strong>jamos el palacio <strong>de</strong> Hero<strong>de</strong>s. Salimos a una calle<br />

sombreada por el muro <strong>de</strong> un jardín plantado <strong>de</strong> cipreses. Dos dromedarios, echados en el<br />

polvo, rumiaban sobre un haz <strong>de</strong> hierba. El alto historiador tomaba ya el camino <strong>de</strong>l templo,<br />

cuando, bajo las ruinas <strong>de</strong> un arco cubierto <strong>de</strong> hiedra vimos que alguna gente se agrupaba<br />

en torno <strong>de</strong> un esenio, cuyas mangas <strong>de</strong> albo lino batían el aire como las alas <strong>de</strong> un pájaro<br />

irritado. Era Gad, ronco <strong>de</strong> indignación, clamando contra un hombre <strong>de</strong> barba rala y rubia,<br />

con gran<strong>de</strong>s aretes <strong>de</strong> oro en las orejas; el hombre temblaba, balbuciente:<br />

—¡No fui yo! ¡No fui yo!<br />

—¡Fuiste tú! —gritaba el esenio, golpeando con la sandalia en tierra—. ¡Te conozco bien!<br />

¡Tu madre es cardadora en Cafarnaún, y maldita sea por la leche que te dio!<br />

El hombre retrocedía, bajando la cabeza como un animal acorralado.<br />

—No fui yo. Yo soy Efraín, hijo <strong>de</strong> Eliesar, <strong>de</strong> Ramá. Siempre me han conocido todos sano<br />

y fuerte como la palmera nueva.<br />

—Todo es inútil. Eres torcido, como sarmiento viejo <strong>de</strong> vid. ¡Perro, hijo <strong>de</strong> perro! Te he<br />

visto bien. Fue en Cafarnaún, en la calle don<strong>de</strong> está la fuente, al pie <strong>de</strong> la sinagoga, don<strong>de</strong><br />

te apareciste a Jesús, rabí <strong>de</strong> Nazaret. Le besabas las sandalias y <strong>de</strong>cías: "¡Rabí, cúrame;<br />

rabí, mira esta mano que no pue<strong>de</strong> trabajar!" Y le mostrabas esa mano, la <strong>de</strong>recha, seca,<br />

esmirriada y negra. Era el shabbath; (Shabbath: sábado en el calendario hebreo.) estaban<br />

los tres jefes <strong>de</strong> la sinagoga, y Elzear y Simeón. Todos miraban a Jesús para ver si osaría<br />

curar en el día <strong>de</strong>l Señor... Tú llorabas <strong>de</strong> hinojos en el suelo. ¿Y por acaso te rechazó el<br />

rabí? ¿Te mandó a buscar la raíz <strong>de</strong> baraz? ¡Ah perro, hijo <strong>de</strong> perro! El rabí, indiferente a<br />

las acusaciones <strong>de</strong> la sinagoga y sólo escuchando a su misericordia, te dijo: "¡Extien<strong>de</strong> la<br />

mano!" ¡Tocó en ella y rever<strong>de</strong>ció como la planta regalada por el rocío <strong>de</strong>l cielo! Estaba<br />

sana, fuerte, firme; y tú movías, ora un <strong>de</strong>do, ora otro, espantado y temblando.<br />

Un murmullo <strong>de</strong> arrobo corrió entre la multitud, maravillada por el dulce milagro, y el<br />

esenio exclamó con los brazos trémulos en el aire:<br />

—¡Así fue la caridad <strong>de</strong>l rabí! Y tú pudiste correr por el camino fortalecido y ágil, gritando<br />

hacia tu casa: "¡Oh madre, oh madre, estoy curado!" ¡Y fuiste tú, perro, hijo <strong>de</strong> perro, quien<br />

hace poco, en el pretorio, pedías la cruz para el rabí y gritabas por Barrabás! No lo niegues,<br />

boca inmunda...

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!