08.05.2013 Views

Queiroz Eca_Jose Maria-La Reliquia - Portal Educativo de Medellín

Queiroz Eca_Jose Maria-La Reliquia - Portal Educativo de Medellín

Queiroz Eca_Jose Maria-La Reliquia - Portal Educativo de Medellín

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

93<br />

Calló y sus manos flacas temblaban, limpiando las lágrimas que rodaban por sus mejillas.<br />

Me golpeé el pecho <strong>de</strong>sesperado. Toda mi angustia era por ignorar Jesús aquella <strong>de</strong>sgracia,<br />

que, en la violencia <strong>de</strong> su espiritualismo, habían creado sus manos misericordiosas, como la<br />

lluvia benéfica que hace crecer los sembrados mata a veces una flor aislada. Entonces, para<br />

que no hubiese nada imperfecto en la vida <strong>de</strong> Jesús, ni quedase aquella queja en la tierra,<br />

pagué su <strong>de</strong>uda, así su padre me perdone la mía, echando sobre el sayal <strong>de</strong>l viejo dracmas,<br />

crysos griegos <strong>de</strong> Filipos, áureos romanos <strong>de</strong> Augusto, hasta una gruesa pieza cirenaica que<br />

yo estimaba por tener una cabeza <strong>de</strong> Zeus Amnón que parecía mi imagen. Topsius juntó a<br />

este tesoro una lepta <strong>de</strong> cobre, que tiene en Ju<strong>de</strong>a el valor <strong>de</strong> un grano <strong>de</strong> maíz. El viejo<br />

cantero <strong>de</strong> Naín, con el dinero en un doblez <strong>de</strong> su sayo, bien apretado contra el pecho,<br />

murmuró tímida y religiosamente, alzando los ojos todavía húmedos:<br />

—¡Padre que estás en los cielos, acuérdate <strong>de</strong> la faz <strong>de</strong> este hombre, que me dio el pan <strong>de</strong><br />

largos días!<br />

Y sollozando perdióse entre la turba.<br />

Entre un brillo <strong>de</strong> armas, surgieron nuevamente las varas blancas <strong>de</strong> los lictores. Poncio,<br />

pálido y pesado, volvió a ocupar el asiento curul. Reinó silencio tan profundo, que se<br />

oyeron las bocinas que tocaban a lo lejos en la torre <strong>Maria</strong>na. Poncio Pilatos, con una<br />

dignidad indolente, alzando levemente el brazo <strong>de</strong>snudo, confirmó en nombre <strong>de</strong>l César la<br />

sentencia <strong>de</strong>l sanedrín que juzgaba en Jerusalén...<br />

Los fariseos triunfaban. Junto a nosotros, dos, muy viejos, se besaban en silencio las barbas<br />

blancas; otros agitaban en el aire los bastones, o lanzaban sarcásticamente la exclamación<br />

forense <strong>de</strong> los romanos: Bene et belle. Non potest melius!<br />

Pero <strong>de</strong> pronto el intérprete apareció encima <strong>de</strong> un escabel, ostentado sobre el pecho su<br />

papagayo flamante. <strong>La</strong> turba enmu<strong>de</strong>ció sorprendida. El fenicio, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber<br />

consultado con el escriba, sonrió y gritó en cal<strong>de</strong>o alzando los brazos cargados <strong>de</strong> pulseras<br />

<strong>de</strong> coral:<br />

—¡Escuchad! En esta vuestra fiesta <strong>de</strong> pascua, el pretor <strong>de</strong> Jerusalén acostumbraba, <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

que Valerio Grato así lo <strong>de</strong>terminó, con el beneplácito <strong>de</strong>l César, perdonar a un criminal...<br />

El pretor os propone el perdón <strong>de</strong>l rabí... ¡Escuchad todavía! Vosotros tenéis también el<br />

<strong>de</strong>recho <strong>de</strong> escoger entre los con<strong>de</strong>nados. El pretor tiene en su po<strong>de</strong>r, en los calabozos <strong>de</strong><br />

Hero<strong>de</strong>s, otro sentenciado a muerte...<br />

Dudó y <strong>de</strong> nuevo consultó con el escriba. Luego, volviéndose a la multitud, gritó con la faz<br />

risueña:

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!