Queiroz Eca_Jose Maria-La Reliquia - Portal Educativo de Medellín
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89<br />
El rabí, se alzó majestuoso como un gran Moisés. Después, con el niño <strong>de</strong> la mano, se puso<br />
a caminar en silencio: tras él la turba producía un rumor <strong>de</strong> sandalias en las losas <strong>de</strong><br />
mármol. Nos <strong>de</strong>tuvimos junto a la puerta <strong>de</strong> cedro. Los pesados goznes rechinaron: un<br />
tribuno <strong>de</strong>l palacio acudió. Nos <strong>de</strong>tuvimos todos amontonados en el umbral. En el centro <strong>de</strong><br />
la sala fría y mal iluminada, erguíase pálidamente una estatua <strong>de</strong> Augusto. Ninguno <strong>de</strong> los<br />
judíos entró, porque pisar en día pascual un suelo pagano era cosa impura ante el Señor.<br />
Sareas anunció altivamente al tribuno que algunos <strong>de</strong> la nación <strong>de</strong> Israel, ante la puerta <strong>de</strong>l<br />
palacio <strong>de</strong> sus padres, estaban esperando al pretor. Luego hubo un largo silencio lleno <strong>de</strong><br />
ansiedad. Después, dos lictores avanzaron; tras ellos, caminando a pasos largos, con la<br />
amplia toga recogida sobre el pecho, apareció Pilatos.<br />
Todos los turbantes se inclinaron, saludando al procurador <strong>de</strong> Ju<strong>de</strong>a. Pilatos habíase<br />
<strong>de</strong>tenido al pie <strong>de</strong> la estatua <strong>de</strong> Augusto; y como repitiendo el gesto noble <strong>de</strong> la figura <strong>de</strong><br />
mármol, extendió la mano:<br />
—Que la paz sea con vosotros y con vuestras palabras... Hablad.<br />
Sareas a<strong>de</strong>lantóse y <strong>de</strong>claró que sus corazones venían en verdad llenos <strong>de</strong> paz... Pero<br />
habiendo el pretor <strong>de</strong>jado el pretorio sin confirmar ni anular la sentencia <strong>de</strong>l sanedrín, ellos<br />
se hallaban como el hombre que ve suspendida la uva en la viña, sin secar ni madurar.<br />
Poncio pareció penetrado <strong>de</strong> equidad y <strong>de</strong> clemencia.<br />
—Interrogué a vuestro preso y no hallé en él culpa que <strong>de</strong>ba castigar el procurador <strong>de</strong><br />
Ju<strong>de</strong>a... Antipas Hero<strong>de</strong>s, que es pru<strong>de</strong>nte y fuerte y practica vuestra ley y ora en vuestro<br />
templo, también le interrogó y ninguna culpa halló en él... Ese hombre sólo dice cosas<br />
incoherentes, como los que hablan en sueños.<br />
Entonces, con un sombrío murmullo, todos retrocedieron, <strong>de</strong>jando al rabí Roban solo en el<br />
umbral <strong>de</strong> la sala romana. Lentamente, sereno, como si explicase la ley, el rabí alzó la mano<br />
y dijo:<br />
—¡Delegado <strong>de</strong>l César, Poncio, muy justo y muy sabio! El hombre que tú llamas<br />
visionario, hace años que ofen<strong>de</strong> nuestras leyes y blasfema <strong>de</strong> nuestro Dios. Pero ¿cuándo<br />
le hemos prendido nosotros, cuándo le hemos traído ante tí? Solamente cuando le hemos<br />
visto entrar en triunfo por la Puerta <strong>de</strong> Oro aclamado como rey <strong>de</strong> Ju<strong>de</strong>a. Porque Ju<strong>de</strong>a no<br />
tiene otro rey sino Tiberio. Apenas un sedicioso se proclama contra el César, le apresamos<br />
y le castigamos. Eso hacemos nosotros que no gobernamos por el César, ni cobramos <strong>de</strong> su<br />
erario.