08.05.2013 Views

Queiroz Eca_Jose Maria-La Reliquia - Portal Educativo de Medellín

Queiroz Eca_Jose Maria-La Reliquia - Portal Educativo de Medellín

Queiroz Eca_Jose Maria-La Reliquia - Portal Educativo de Medellín

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

31<br />

Después <strong>de</strong> lanzarle como una pedrada esta severa <strong>de</strong>spedida, <strong>de</strong>scendí la calle, muy digno<br />

y muy erguido. Pero al llegar a la esquina rompí en sollozos.<br />

Pesada, muy pesada fue, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces, para mi corazón la lenta melancolía <strong>de</strong> aquellos<br />

días veraniegos... Habiéndole dicho a la tía que estaba escribiendo dos artículos <strong>de</strong>stinados<br />

al Almanaque <strong>de</strong> la Inmaculada Concepción para 1878, me pasaba la mayor parte <strong>de</strong>l<br />

tiempo encerrado en mi cuarto. Allí, arrastrando las chinelas por el piso recién regado,<br />

removía, entre suspiros, recuerdos <strong>de</strong> A<strong>de</strong>lina.<br />

Una noche me <strong>de</strong>cidí a volver por su casa. Llegué con el corazón palpitante a la puerta que<br />

tanto conocía y llamé con una aldabada humil<strong>de</strong>. El joven A<strong>de</strong>lino asomóse a la ventana en<br />

mangas <strong>de</strong> camisa.<br />

—Soy yo, señor A<strong>de</strong>lino —murmuré abyectamente, sacándome el sombrero—. Quería<br />

hablar con A<strong>de</strong>lina.<br />

Él se volvió hacia <strong>de</strong>ntro, murmurando mi nombre. Creo que dijo el "carretón". Allá, <strong>de</strong>l<br />

fondo, entre los cortinajes don<strong>de</strong> la presentía <strong>de</strong>saliñada y hermosa, mi A<strong>de</strong>lina gritó con<br />

furor:<br />

—Desocúpale sobre la cabeza el cubo <strong>de</strong>l agua sucia. Escapé.<br />

El domingo, día en que comían en el Campo <strong>de</strong> Santa Ana los amigos predilectos <strong>de</strong> mi tía,<br />

aconteció hablar, al cocido, <strong>de</strong> un sabio, condiscípulo <strong>de</strong>l padre Casimiro, que<br />

recientemente había <strong>de</strong>jado la quietud <strong>de</strong> su celda en Varatojo para ir a ocupar entre<br />

músicas y cohetes la trabajosa se<strong>de</strong> <strong>de</strong> <strong>La</strong>mego. Nuestro mo<strong>de</strong>sto Casimiro no comprendía<br />

aquel <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> una mitra: para él el fin <strong>de</strong> una vida eclesiástica era estar a los sesenta años<br />

sano y sereno, sin apenas ni remordimientos, saboreando el arroz al horno <strong>de</strong> la señora doña<br />

Patrocinio <strong>de</strong> las Nieves...<br />

—Porque, déjeme usted que se lo diga, señora doña Patrocinio: el arroz está que se chupa<br />

uno los <strong>de</strong>dos...<br />

De esta suerte vino a discurrirse acerca <strong>de</strong> las ambiciones que, sin agravio <strong>de</strong> Dios, cada<br />

uno podía nutrir en su corazón. <strong>La</strong> <strong>de</strong> Justino era una quinta a orillas <strong>de</strong>l Minho, con rosales<br />

y parras don<strong>de</strong> pudiese pasar la vejez, tranquilo y en mangas <strong>de</strong> camisa.<br />

—Mire, Justino —dijo la tía—, yo echaría <strong>de</strong> menos una cosa: su misa en la Concepción<br />

Vieja... Cuando la gente se acostumbra a una misa, no hay otra que consuele.<br />

El padre Pinheiro reveló también su ambición. Era elevada y santa. Quería ver al papa<br />

restaurado en el trono fuerte y fecundo en que había resplan<strong>de</strong>cido León X.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!